Que apenas 10% de los productores haga análisis del suelo es un dato al que hay que prestar atención. Se desprende del Censo Nacional Agropecuario (CNA 2018) y denota un interés muy pequeño en velar por la salud del principal recurso de la agricultura local. Otor indicador es que se analiza solamente el 15% del área agrícola total. Según Martín Díaz Zorita, especialista en nutrición de cultivos y asesor independiente en DZD Agro, no se trata de una razón de costos.
“El costo expresado en superficie está en el rango de 1 a 2 dólares por hectárea. Es decir que son valores que se diluyen en la decisión de inversión de nutrición y más aún en la decisión de producción del cultivo”, explicó el experto a Bichos de Campo.
Un análisis de suelo implica, según Díaz Zorita, “tener una herramienta complementaria y básica para diagnosticar dónde está parado ese aliado productivo que tiene cualquier cultivo y que son los suelos”.
“Al igual que hacemos con nuestra salud para prevenir males, el análisis de suelo tendría que ser una rutina que nos permita una radiografía y un conocimiento más profundo para saber hasta dónde nuestro aliado nos puede aportar nutrientes, nos puede contribuir a sostener la producción, o si nos está pidiendo ayuda para seguir funcionando y acompañando”, añadió.
Escuchá el reportaje completo realizado a Martín Díaz Zorita:
¿Y por qué razón tan pocos lo hacen? El coordinador del comité técnico de Fertilizar Asociación Civil, manifestó que “es porque, en parte, siempre produjimos tanto agricultura como ganadería en suelos muy fértiles. Por ende el análisis de suelo, aunque era obvio, no era definitorio de una mejora de la inversión”.
Pero con el tiempo, según Diaz Zorita, “el cambio en las condiciones de producción, la intensificación y las mayores tasas de extracción de nutrientes condujeron a que la oferta en la gran mayoría de los lotes agrícolas del país pasara a ser un factor limitante al logro de la alta producción, y entonces hoy se ha vuelto algo más valioso. Hoy es de importancia estratégica saber cuándo el suelo nos acompaña y cuándo el suelo nos pide”.
La decisión de analizar los suelos puede ser de gran utilidad para “casos en que se deba ajustar la dosis de fertilizantes, o bien en aquellos casos en que no sea necesario fertilizar porque el suelo acompaña de forma adecuada, o también para corregir la dosis y que haya un retorno económico a la práctica. El gran beneficio de este análisis es que nos permitirá identificar dónde vamos a tener mejores respuestas y mejores retornos de la decisión de manejo de la nutrición, y dónde deberá ser perfeccionado”, explicó el especialista.
“Un ejemplo muy simple cuando hablamos de que sólo el 15% del área agrícola recibe análisis de suelo: hoy producir soja sin conocer dónde estamos parados implica perder la oportunidad de ganar. Sabemos por los ensayos de Fertilizar, que el manejo de la fertilización de fósforo es insuficiente en cultivos de soja”, agregó Díaz Zorita.