Marisa Boschetti tiene un tambo chico, muy chico, en Alicia, al sur de Córdoba. Además se las ingenia para estar al pie del cañón representando a otros productores también chicos desde la Federación Agraria, donde es referente en el tema lechería. Tres son sus pasiones: la producción, la representación gremial y su familia.
En los últimos años acompañó bien de cerca a Carlos Achetoni, el ex presidente de FAA que falleció hace poco en un accidente automovilístico volviendo a Mendoza, donde residía. Carlos no tenía chofer, ni siquiera un auto moderno u ostentoso. Recorría la ruta 7 en un Palio todas las semanas para estar presente en las sedes de la entidad en Rosario o en Buenos Aires. Murió regresando a su pago.
La pérdida de Achetoni, dicen Marisa, “realmente fue un golpe muy fuerte del que todavía no nos terminamos de recuperar. Yo tenía una relación muy cercana y mucha conexión. Era muy compañero, siempre buscaba consensuar, dialogar. Era un ser muy especial”.
En septiembre se termina el mandato de la gestión que arrancó Achetoni y que está completando su vicepresidente Elbio Guía: “estamos haciendo las cosas de la mejor manera posible, teniendo siempre en alto las mismas banderas que él tenía. Porque yo digo que él literalmente dio su vida por los pequeños y medianos productores. Pasaba noches en vela tratando de generarle nuevas posibilidades y nuevas herramientas. Para que esos pequeños productores se siguieran quedando en esas pequeñas producciones en el interior del país. Así que lo que nos queda desde acá es honrar su vida y su legado”.
El recuerdo de Carlos nos permitió hablar con Boschetti sobre el gremialismo rural. “El gremialismo que imponía Carlos era por y para los productores y no para el bien personal de algún dirigente o para que le sirva como trampolín a la política. Nosotros somos el gremialismo que defiende a la producción”, señaló en referencia a la Federación Agraria.
Años atrás el gobierno de Cristina Kirchner le pegó duro en la línea de flotación de la financiación de la entidad. El sector agropecuario estaba enfrentado el gobierno nacional tras la puesta en vigencia de la Resolución 125, que establecía retenciones móviles que congelaban el precio al productor. Fue entonces cuando se decidió quitarle a la FAA la posibilidad de vender las cartas de porte con las que se financiaba una parte del funcionamiento de la entidad.
“Hoy todo parte del esfuerzo propio. Muchas veces ponemos plata de nuestro bolsillo porque necesitamos estar, participar y seguir gestionando. Bueno, se hace, así sea con el dinero que muchas veces no destinamos a nuestras producciones o a nuestras familias. Pero hay que seguir sosteniendo las banderas en alto, que es lo que más nos importa” dijo la dirigente lechera.
Boschetti también reflexionó sobre la participación de los productores en las entidades y las críticas que muchas veces reciben quienes decidan formar parte de etas instituciones que desde 2008 decidieron unirse en la Mesa de Enlace.
“Creo que si no nos involucramos nadie va a cambiar esta historia. Nosotros, o por lo menos yo, lo que apunto es que a nuestros hijos, a nuestros jóvenes, el futuro no les sea tan incierto por las medidas y con las políticas que se toman. Mi intención es trabajar para generar herramientas, con trabajo y con mucho esfuerzo, pero generar herramientas para que ellos tengan la posibilidad primero de generarse el arraigo dentro de sus campos, dentro de sus zonas, de sus pueblos. Después para que la parte productiva les sea mucho más fácil. No vivir con tanta incertidumbre y no tener siempre los riesgos que conlleva la producción en Argentina”, definió la dirigente.
Boschetti también se refirió a la mirada que tienen los demás productores de quienes participan de las entidades que los representan.
“Que el productor no participe no es solamente porque no encuentra respuesta en el gremio. Yo creo comienzan a alejarse cuando ven que se usan a las entidades para catapultarse a cargos políticos o públicos, donde ya hay beneficio propio y no hay bien de todos. Entonces empieza a generar esa desconfianza”.
“También nos pasa que algunos dicen ‘para que voy participar si luego el beneficio que se obtiene es para todos’. Pero nosotros no podemos gestionar solo para los que están afiliados. Creo que son varios los factores que generan esta situación pero las gremiales estarían mucho más fortalecidas si muchos más pertenecieran”, agregó.
Marisa sabe de lo que habla porque es madre de tres varones, esposa y productora de leche, una actividad que demanda atención las 24 horas los 7 días de la semana.
“Muchas veces estoy reunida y me llaman de urgencia porque surgieron problemas que requieren de una solución en el momento: se cortó la luz, si se rompió el tractor, algo le pasó al mixer. Y bueno, hay que estar, hay que tratar de estar en todos lados y a su vez también hacerse el ratito para compartir con la familia, que por lo general es el sábado y el domingo. En las semanas, por lo general, estoy en Rosario y me voy al campo el fin de semana”, contó.
El tambo de Boschetti sufrió mucho con la seca del año pasado: “Cuando terminó teníamos una producción diaria de solo 600 litros por vaca. Tenía el rodeo encerrado pero lo tuve que largar al campo porque si no me tenía que endeudar y no podía financieramente hacer eso. Resistimos y arrancamos en enero-febrero ya con otro panorama, había alimento, forraje y hoy la producción se recompuso bastante”, comentó.
En ese momento tenía 60 vacas en ordeñe y se quedó con 20 vaquillonas que estaba por parir y que actualmente están en producción, pero los animales de categorías más chicas los tuvo que vender para poder gestionar mejor el poco alimento disponible.
“Nadie quería caer en la producción, que nadie quería vender vientres, pero no se pueden evitar esas decisiones ante semejante inclemencia climática. Son las medidas que hacen la diferencia entre poder intentar salvarse en la producción o tener que terminar de formar todos los rodeos y vendiendo todo”, evaluó.
Este año la producción viene en caída por los efectos remanentes de esa gran seca, aunque en el último mes algo se fue recomponiendo y se espera que siga creciendo en lo que queda del año.
Ese es el dato duro, la cuestión es que mientras tanto el tambero la pelea contra el clima, las economía y la falta de un mercado que dé certezas sobre el precio a cobrar, por eso esta productora dice que los tamberos necesitan que el Estado y la banca privada los asista con financiación acorde a lo que genera el negocio, para “poder pensar en lo que se viene en el futuro”.
Las ventas de Cartas de Porte que se hacían desde la FAA era un carnaval.
Cualquiera se llevaba 10 o 20 talonarios. Un desastre. La digitalización además de ahorrarle costo al productor, vino a poner un poco en orden a marginalidad en las operaciones.
Quienes hacen éstas notas no preguntan ni repreguntan nada