El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) viene recibiendo críticas de operadores del consumo interno, particularmente de los matarifes que faenan en empresas de terceros la hacienda y luego venden la carne. Ellos no se sienten integrados a las políticas que desarrolla el ente público de gestión privada.
Los matarifes son claves en el negocio de la carne, porque capitalizan con el ganado a los frigoríficos que les dan el servicio de faena. Dicen no sentirse representados por el IPCVA y reclaman que el aporte que deben hacer por cabeza faenada no sea compulsivo. Por la ley de creación del Instituto, los productores aportan el 70% y los frigorícos deben poner el 30% restante por cada animal procesado.
En rigor no son los matarifes los que hacen este aporte directo sino los frigoríficos. Pero esa contribución al funcionamiento del IPCVA se transforma en un costo más para los operadores del mercado doméstico.
En medio de este debate, hay quienes señalan que el reclamo de los matarifes tiene que ver con una deuda acumulada, que se hizo una bola tan grande que para muchos sería muy complicado saldarla.
Lo cierto es que, al no pagar se incurre en la ilegalidad ya que el IPCVA y su forma de financiamientos fueron fijados por ley.
Mario Ravettino, vicepresidente del IPCVA y titular del Consorcio de Exportadores ABC, dijo en la feria Anuga a Bichos de Campo que iniciaron acciones legales contra las empresas deudoras para forzar una negociación.
“Como dirigentes del IPCVA tenemos la obligatoriedad de actuar legalmente, porque los productores y frigoríficos que aporta podrían decir por qué no hacen nada por lo que no aportan. Estamos actuando legalmente”, dijo Ravettino.
Luego indicó que hay empresas que acumulan deudas por 50 millones de pesos.
Para revertir la situación Ravettino contó a Bichos de Campo: “Hemos iniciado acciones legales con el objetivo de cobrar y gracias a Dios han comprendido, le hemos explicado lo que está haciendo el instituto, y estamos celebrando acuerdos de pago con los principales frigoríficos del consumo”.
Respecto de las críticas de los matarifes indicó: “Nosotros con los usuarios no tenemos nada que hablar, pero con los frigoríficos del consumo sí, tenemos que acercarlos al instituto, tenemos que buscar una metodología, un plan de pago para que puedan cumplir y que se integren, porque ellos sí son los que contribuyen”.
Ravettino también se refirió a la feria Anuga y a las presentaciones que el IPCVA y los exportadores de carne hicieron en la muestra ante los importadores y autoridades alemanas.
“Estamos en condiciones de cumplir con el reglamento antideforestación, que ahora se ha prorrogado un año. Se les mostró en forma detallada el sistema Visec, que en este caso aplica para carnes, con una prueba piloto. La carne que estamos degustando en este momento es ‘libre de deforestación’. Les explicamos todas las garantías que le da el sistema”.
El directivo empresario también se mostró disconforme con la categorización que hicieron las autoridades europeas de Argentina. “Los funcionarios argentinos les expresaron que rechazamos y no estamos de acuerdo con el sistema que ellos nos catalogaron de estándar medio. Argentina, por todo lo que se ha demostrado y que hoy también demostramos tiene riesgo casi nulo de deforestación”.