El negocio de la lana en Argentina no escapa a la generalidad de problemas que afrontan muchas actividades agropecuarias: los volúmenes exportados se han reducido a la mitad en las últimas décadas. Pero así y todo resiste de pie, por la calidad de la lana producida en la Patagonia, que es valorada a nivel mundial.
“El 70% de la lana que se produce en Argentina se exporta con un grado de industrialización, y no se usan agroquímicos ni fertilizantes. Por todo eso es muy aceptada en el mundo”, dijo a Bichos de Campo Marco Gallia, presidente de Federación Lanera Argentina (FLA).
“La lana patagónica es la más valorada en el mundo, porque el concepto de lujo no está asociado sólo a la calidad del producto, sino a un concepto ético de bienestar animal, del suelo y de las personas”, agregó Gallia, que es tercera generación de productor de lana en Trelew, Chubut.
Según el presidente de FLA, “la lana argentina tiene atributos excepcionales que nunca pudieron igualarse con otro material: mantiene la humedad y la va liberando, es ignífuga, no toma olor, y es biodegradable. Todos los conceptos de sustentabilidad y de ciclo de vida del producto y de balance de carbono, relanzaron a la lana a la esfera mundial y la hicieron redescubrirse como fibra insuperable en sus atributos”.
Gallia enunció que “la lana venía de pasar un ciclo de precios máximos históricos que duró hasta mediados de 2019, donde se vio una batida de récords durante más de un año, todos los días, en los mercados en Australia, gracias a un redescubrimiento que hubo de la fibra de la lana en el mundo, y por una cuestión de escasez de oferta mundial”.
Pero al mismo tiempo, el presidente de FLA advirtió que “luego ese ciclo se cortó. Hubo una corrección con una baja importante del mercado, y sumado a eso la coyuntura argentina, que nos atraviesa en lo económico”.
Desde este año, Gallia declaró que “vemos estabilidad por ahora en el mercado lanero, y en paralelo, el sistema crediticio argentino encontró un poco de paz. Los exportadores de lana necesitamos un flujo de dinero importante, porque de lo contrario este negocio se traba. Pero creemos que eso ya se ha normalizado”, señaló en referencia a las trabas que tenían para exportar por ciertas restricciones del Banco Central en lo peor de la crisis.
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La lana argentina reúne, según Gallia, “a una de las cadenas de mayor integración. Que el 70% de la lana producida en Argentina se exporte con algún grado de industrialización es algo bueno, y no pasa con ningún otro producto del agro. Además tiene una fuerte connotación regional, ya que las fábricas están en Trelew, donde yo vivo, con lo cual hay una marcada territorialidad”.
Escuchá el reportaje completo realizado a Marco Gallia:
-¿Cuánto se paga por la lana?
-Los precios internacionales dependen mucho del tipo de lana. Las hay finas de 17 micrones, y las hay cruza de 30 micras. Por ende, son mercados distintos. Para que se den una idea, por una lana Merino de buena calidad el productor percibe entre 4,50 y 6 dólares por kilo, valor puesto barrer en el campo. Todo depende del rinde. Pero como esta lana se industrializa y se exporta lavada y peinada, su valor asciende un 30%.
“Es un precio del promedio para arriba. La lana patagónica argentina está, desde hace 5 años, al nivel de la lana de Australia, que es de las lanas más valoradas del mundo”, manifestó orgulloso.
Una adversidad marcada por Gallia en cuanto al negocio de la lana, es que “este encontró una competencia fuerte con las fibras sintéticas, que tuvieron su auge en los ´70. De hecho, por este tema, la producción de lana en el mundo cayó de modo drástico. Australia producía más de 1000 millones de kilos y hoy produce menos de 300 millones de kilos. Argentina producía 100 millones de kilos y hoy produce 45 millones de kilos”.