Los precios de la leche al productor vienen estancados desde hace meses, mientras que los costos en pesos y en dólares no paran de subir. Eso genera claros problemas de rentabilidad en los tambos, que suelen ser la primera variable de ajuste. Figurita repetida. Una historia de nunca acabar.
Marcelo Aimaro integra la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe). Está convencido que esos problemas podrían resolverse modificando el sistema comercial, aunque para eso “los funcionarios deben tener la voluntad política de cambiar y reordenar la cadena”, aclara.
Solo con reglas de juego para transparentar los precios al productor éste dejaría de ser “el pato de la boda”. Lo que sucede ahora es bien diferente: “Aquí cada uno pone sus costos, su ganancia y con lo que le sobra le paga al productor, que es el que más capital arriesga, cuando cada uno tendría que llevarse lo que corresponde”, afirmó Aimaro.
Mirá la entrevista a Marcelo Aimaro:
La propuesta de Meprolsafe, en concreto, significa trabajar en dos puntos fundamentales: uno es tener un precio justo y el otro contar con previsibilidad.
Para llegar a lo que este dirigente considera un precio justo se debería comenzar a cobrar en función del contenido o calidad de la leche, mieiendo parámetros como proteína, grasa y su condición higiénico-sanitaria.
En tanto, para tener previsibilidad se requiere saber cómo se forma el precio., Según Aimaro, debería surgir de un cálculo que tome como eje el precio que paga el consumo interno, donde se destina el 80% de la leche que se produce.
“Todos sabemos cuántos litros van a queso, a manteca, a dulce de leche. Durante años desde Meprolsafe relevamos los precios de góndola de diferentes ciudades y de ahí sacamos un estimativo de cuánto podría cobrar el productor. Algún día empecemos a hacer algo distinto y veamos de donde sale el precio al productor”, imploró Marcelo.
Aimaro sostuvo además que se requiere de un rol activo del Estado como ordenador de las fuerzas del mercado y de los eslabones de la cadena: “no creo en la libertad total, no se puede regular el mercado como con el cereal o el novillo, la leche la debo entregar todos los días y por eso debe haber un mecanismo de formación del precio al productor, saber además qué hacemos con los excedentes, qué exportamos y por qué. Todo eso debe cambiar para que tenga precio justo y previsibilidad, lo que no significa que siempre vayamos a ganar dinero siempre”.
Estos cambios en cuánto a la formación del precio y a la previsibilidad del ingreso del tambero ayudarían que los tambos más chicos sean viables y no que vayan quedando fuera de carrera, como sucede desde hace años en nuestro país donde cerca del 70% de los establecimientos lecheros son chicos.
“El Estado debe ser el árbitro que nos permita encontrar esas herramientas para que no desaparezcan esos productores que son los que dan arraigo. ¿A dónde van a ir, a las grandes ciudades?”, se preguntó el dirigente.
Finalmente Aimaro cuestionó a los que sostienen que la cuestión se resuelve con eficiencia.
“Da bronca cuando se dice que ese es el problema cuando hay instituciones del Estado que han fracaso totalmente, porque no han sabido llegarle al productor para que haga el cambio. El productor chico no tiene espaldas ni acceso al crédito privado. Además tenemos problemas con la infraestructura, con los caminos, con la energía, hay que ayudar y asesorar a ese productor”, indicó el dirigente lechero.