En los papeles, en los últimos meses la Argentina viene exportando a Chile, bajo la posición arancelaria 3823.12.00.000N una creciente cantidad de ácido oleico u oleína, un subproducto del refinado del aceite de soja que suele utilizarse para la alimentación animal y por eso tiene buena demanda en aquel país. En rigor, históricamente han funcionado una serie de empresas que hacen ese proceso industrial y exportan ese producto.
Pero detrás de los papeles, entre bambalinas, existe la sospecha de que muchos de esos cargamentos supuestamente legales de oleína esconden casos de contrabando, subfacturación y triangulación, de esos que a los funcionarios de Alberto Fernández tanto les gusta denunciar en los medios de prensa pero que pocas veces -o mejor dicho, casi nunca- denuncian ante la justicia.
Bichos de Campo alertó de la situación a las autoridades de la Aduana local a principios de la semana pasada, pero no obtuvo respuesta: ni confirmación ni desmentida. Por eso decidimos la publicación de este caso.
La maniobra, según sospechan empresarios afectados que ya la denunciaron ante la Aduana de Chile, podría contar con la complicidad de sectores de la propia aduana argentina. En rigor, estos cargamentos de oleína sospechosos tienen como puerta de salida la Aduana de Campana, en el norte de Buenos Aires.
La suposición de estos empresarios es que en vez de estas cargas de oleína, que se declaran a un valor FOB de menos de 300 dólares por tonelada, se estaría enviando a Chile en realidad aceite de soja, que cotiza a 880 dólares. Es decir que habría una evidente subfacturación, que permitiría reducir la carga de retenciones y otros tributos. Además en varios casos la mercadería aparece tercerizada a nombre de empresas registradas en los Estados Unidos, lo que evitaría a sus vendedores reales tener que ingresar los dólares liquidados a la Argentina.
Según datos del INDEC, el volumen histórico de exportación de ácido oleico ha mostrado algún crecimiento desde 2018, cuando se exportaron 17 mil toneladas. Luego, en 2019 se registran operaciones por casi 19 mil toneladas; en 2020 llegan a 22 mil toneladas, y ahora vamos 14,4 mil toneladas hasta junio pasado. Es decir que a este ritmo se llegaría a casi 29 mil toneladas a fines de año.
A la par, en la que va de 2021 han crecido las operaciones concretadas por operadores no reconocidos en el mercado. Varios de esos exportadores son posiblemente insolventes o de otros rubros.
Por ejemplo, un joven de 23 años llamado Alejandro Luis Arévalos operó fuerte entre el 8 de marzo y el 7 de abril de 2021. Exportó supuestamente la oleína a un valor FOB de 280 dólares. Envió 1.304 toneladas por un total de 365 mil dólares y luego desapareció. El joven tiene domicilio en San Francisco Solano, que no parece ser la oficina de un exportador de esa talla.
Otro monotributista de 41 años llamado Claudio Daniel Antúnez hizo dos envíos de oleína a Chile el 21 de enero, por 138 toneladas, a 238 dólares FOB. En la AFIP ese hombre está inscripto como vendedor mayorista de diferentes alimentos. Y recién tramitó su matrícula como exportador en mayo de 2020.
Una empresa de Rosario norte llamada ARPYLT SA realizó 18 envíos de ese derivado del aceite de soja entre el 8 de enero y el 22 de febrero. Exportó en total 1.053 toneladas a un valor FOB de entre 230 y 280 dólares, lo cual supuestamente le permitió facturar 279.500 dólares. Esta firma renovó su directorio en noviembre de 2020. Su presidente es Tulio Jorge Solías, quien tiene domicilio en Rosario y se define comerciante. Tampoco parece esa vivienda la de una pujante firma exportadora.
Pero el caso más llamativo es el de una firma llamada Madel SA, que fue creada en 2014 aunque recién en 2018 se inscribió en AFIP para realiza la “venta al por mayor de alimentos balanceados para animales”, lo que podría incluir sus negocios con la mencionada oleína. En ese mismo momento cambiaba sus accionistas y se designaba presidenta a Carolina Mabel Geier, con domicilio en Urdinarrain, Entre Ríos. Como vice aparece uno de los hermanos Tommasi, reconocidos productores agropecuarios de esa zona y dueños de una aceitera en esa localidad.
En enero de 2021, la firma modificó su estatuto para incorporar entre sus posibles negocios la “Importación y exportación de sus productos o de terceros, en especial de cereales, legumbres y oleaginosas”. Su sede social está ubicada en una vivienda ubicada en un barrio de calles de tierra de esa ciudad entrerriana.
Esta empresa Madel SA realizó más de 70 envíos de ácido oleico a Chile entre febrero y mayo de 2021, a un valor FOB de 280 a 285 dólares. Hasta el quinto mes de 2021 acumulaba exportaciones (en junio y julio habrían continuado) por 3.268 toneladas (un tercio del total nacional) por 924.500 dólares. En junio, según datos de la Aduana Chilena, Madel SA exportó otras 1.800 toneladas aproximadamente bajo esa posición arancelaria. Es decir que superaba las 5.000 toneladas en el primer semestre.
Las posibles irregularidades aparecen a la vista cuando se comparan los envíos de esa empresa registrados en la Aduana de Argentina con los datos recabados por la Aduana de Chile. Hay similitudes en los envíos registrados por ambas, pero existe una evidente diferencia entre los valores FOB de la mercadería registrados por uno y otro organismo. Veamos esta serie de envíos de fines de mayo.
En la denuncia a la que accedió Bichos de Campo se observa una comparación entre los envíos de la supuesta oleína realizados por Madel SA del 18 al 20 de mayo: Varios envíos con salida aduanera desde Campana sumaron unas 448 toneladas que, al valor FOB declarado de 285 dólares por tonelada, implican una suma de 127 mil dólares.
Esas cargas, ahora según los registros de la Aduana de Chile, ingresaron a ese país unos días después, pero en la mayoría de los casos con valores FOB de 880 dólares. Por eso la cifra final (sobre la cual habría que declarar impuestos e ingresas divisas) es mucho más elevada aunque la cantidad de oleína exportada sea la misma. Para la aduana de Chile, ya se habla de unos 310 mil dólares.
En las ocasiones en que el valor FOB declarado aumenta sospechosamente a 880 dólares por toneladas (es decir, dos veces y media más que el original), aparece mencionada en los registros de la Aduana de Chile un dato curioso: se reconoce que la mercadería tenía origen en Argentina, pero a la vez se consigna que ha sido supuestamente comercializada desde los Estados Unidos.
Por esa razón en esos casilleros donde se registra un valor FOB notablemente más elevado para la misma mercadería la firma Madel deja su lugar a otra sociedad llamada M Chas Group. Todo parece indicar que se trataría de la empresa M CHAS GROUP INC, registrada el 5 de febrero de 2021 en el estado de Florida bajo el número P21000013818 y con domicilio en 8450 NW 102 AVENIDA, DORAL, FL 33178. Tiene, según los registros de sociedades de ese país, dos socios argentinos llamados Gustavo Matías Chas y María B Gálvez.
En junio, como se dijo, Madel SA siguió exportando activamente ese producto, que en muchas ocasiones volvía a ser tercerizado vía Estados Unidos por la flamante sociedad M Chas Group a valores cercanos a los 900 dólares. La sospechas son que en esos casos lo que carga el camión -en vehículos pertenecientes casi siempre a la empresa de Transportes Don Alberto- no sería ácido oleico, como figura en los papeles, sino aceite de soja. Por eso finalmente los valores FOB se acercan a los vigentes para dicho producto.
En los registros aduaneros chilenos de junio han aparecido además dos empresas nuevas en el candelero que desde Estados Unidos venderían “oleína” originada en la Argentina. Una de ellas es Samsapple INC, creada en 2017 en Florida a nombre de dos directores llamados Gabriel Salazar Sánchez y Cristian Pinto. La segunda es Modo Domo LCC, también con sede en Florida y creada en 2019. Su única directora se llama Susana Georges.
Según una fuente, esta maniobra permitiría obtener suculencias ganancias a los organizadores de la maniobra. “Declaran una venta de oleína a 285 dólares, pero compran aceite de soja en Argentina a 550 dólares billete y lo venden en Chile a 880 dólares FOB (equivalentes a 970 CIF). Descontando los 90 dólares de flete, les quedan 330 dólares limpios por tonelada. A esa cifra hay que multiplicarlo por la carga de cada camión”, calculó el empresario pidiendo el anonimato.
Como sea, todo esto sucede frente a las narices de los servicios aduaneros de la Argentina y Chile, que evidentemente no se toman el trabajo de comparar sus respectivos registros de operaciones entre ambas naciones para detectar a tiempos este tipo de extrañas operatorias.
Vean también en Uruguay , soja y expeler Argentino a precios como los de la nota y pagos cash !