La devaluación instrumentada esta semana no logró hasta el momento incentivar el apetito de ventas de granos por parte de la mayor parte de los empresarios agrícolas argentino.
En el caso del trigo, el producto que debería presentar la dinámica comercial más fluida por estar en pleno período de cosecha, el ritmo promedio de ventas durante los dos primeros días del “dólar exportador” con un precio de referencia de 840 $/u$s se encuentra en un nivel similar al registrado durante el anterior régimen del “dólar exportador” (640 $/u$s).
En lo que respecta a maíz y soja, en cambio, el ritmo de comercialización lejos de incrementarse, descendió en las dos primeras jornadas del régimen cambiario.
Entre las razones detrás de ese fenómeno puede encontrarse la discriminación que experimentan los productores con forwards pendientes de fijación, quienes descubrieron que, lejos de sincerar el mercado cambiario, el ministro de Economía Luis Caputo optó por mantener el régimen del “dólar exportador” creado durante la gestión de su antecesor Sergio Massa.
Por otra parte, a esta altura del año ya están resueltas en la gran mayoría de los casos las compras de insumos relativas a la campaña gruesa 2023/24, lo que implica que no existe necesidad de instrumentar ventas para ese propósito.
La comercialización –tal como ocurra en las últimas semanas– sigue manteniendo un estado “vegetativo”, es decir, se lleva a cabo con el propósito de generar liquidez para solventar gastos corrientes o compromisos asumidos.
En el actual escenario, donde la aceleración inflacionaria va camino a licuar la competitividad del tipo de cambio en apenas dos meses, la decisión general sigue siendo retener granos para conservar el capital de trabajo, el cual resultará indispensable para financiar la siembra de trigo y cebada en el segundo trimestre de 2024.
La cuestión es que el plan de estabilización diseñado por Caputo requiere un acumulación inicial extraordinaria de divisas para poder afrontar el año que viene la regularización del mercado cambiario, algo que, en caso de no poder concretare vía exportaciones, deberá instrumentarse por medio de deuda o “swaps” de divisas.
Cuenta regresiva: En apenas dos meses se licuaría por completo la actual competitividad cambiaria
Miley le toca el culo a las empresas agricolas, lo votaron, ahi lo tienen