La región productora de maní argentino se concentra en un triángulo ubicado en el sur de Córdoba, entre La Carlota, Villa María y Río Cuarto. En el medio, en la pujante ciudad de General Deheza, se ubica la planta de Gastaldi Hnos, que además de tener molino y fabricar harinas es productora y exportadora de maní.
“Por suelos y climas, se ve una mejor aptitud agrícola para el maní en la zona. En la década del ´70, cuando no existía la soja en la zona, el maní era uno de los principales cultivos. En General Deheza, incluso, hay varias aceiteras en las que se elabora aceite de maní, ya que el cultivo contiene más del 44% de aceite”, contó a Bichos de Campo Luis Macario, director de la empresa y ex presidente de la Bolsa de Cereales de Córdoba.
El empresario explicó que a lo largo de su relativamente breve historia el maní fue variando de destino industrial, pasando del aceite a otras formas de desarrollo. “Algunos de los pioneros de la zona manisera argentina, viajaron en los ´70 a Estados Unidos, y se dieron cuenta de la posibilidad de desarrollar un negocio que no estaba basado sólo en el aceite. Así fue como, a partir de un viaje a Georgia, pudimos desarrollar en Argentina el maní confitería”.
Mirá el reportaje completo a Luis Macario:
Macario explicó que hasta ese momento “nosotros sembrábamos la variedad de maní colorado, muy rico en sabor, que es el que se servía en las cervecerías y confiterías. Pero Estados Unidos, que estaba más avanzado con una industria de más de 100 años, sembraba una variedad distinta, el maíz Runner. Es el que finalmente se siembra hoy en Argentina”.
Acerca de esa variedad traída de los Estados Unidos, Macario destacó que “tiene resistencia a la aflatoxina, un hongo muy nocivo para la salud, y tiene un potencial de rendimiento mucho mayor al colorado, lo que hizo que esta última variedad fuera desplazada. En el cambio del maní colorado por el Runner es donde empieza la verdadera revolución” en el sector, destacó.
El ex presidente de la Bolsa de Córdoba describió que “hay toda una tecnología en torno al proceso industrial del maní. Se lo selecciona, se calibra por tamaño y tiene un destino distinto. El maní confitería, por ejemplo, es exportado a los principales mercados ‘premium’, como el europeo, en donde va como un producto de snack, ya sea salado o frito y salado, aunque también se lo destina a fabricación de manteca de maní”.
Holanda, según Macario, “es el principal destino del maní argentino, en donde lo utilizan para elaborar la salsa satay, la cual es mezclada con comidas no habituales en Argentina. Y también se destina como confitura, lo que vendría a ser el clásico maní con chocolate, muy consumido en Europa”.
En referencia a la influencia del maní en el mercado interno, Macario expresó que “no mueve el amperímetro en cuanto al volumen de lo cosechado a campo. Argentina produce 1,2 a 1,4 millones de toneladas (con cváscara), exporta cerca de 600.000 toneladas, el consumo interno está entre 40.000 y 60.000 toneladas y la producción restante va destinada a elaboración de aceite de maní y aprovechamiento de desechos industriales como generación de biomasa”.
China, que es el principal productor mundial de maní, produce 17 millones de toneladas, 10 veces lo que produce Argentina, seguida por Estados Unidos, con una producción de 3,5 millones de toneladas.
Eso sí, aclaró Macario, “en el podio de las exportaciones, Argentina lidera y pelea cabeza a cabeza con los grandes productores, porque desarrolló alta tecnología, desde la siembra hasta la exportación. Esto hace que el sector esté altamente tecnificado y profesionalizado. Pensemos que todos los procesos están mecanizados y automatizados, y tenemos desarrollo de sistemas de calidad muy sofisticados”.