Lucrecia Schenck es tercera generación de alemanes que llegaron a la Argentina, y “segunda argentinidad”, porque ella nació en Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires. Fue su abuelo quien llegó en 1922 y comenzó como empleado rural en la zona de San Mayol, entre San Cayetano y Tres Arroyos, donde fue socio fundador de la Cooperativa Agrícola de ese pueblo. Más tarde logró comprar su tierra cerca de allí, en el kilómetro 60 de la Ruta 75.
-¿Es tu lugar en el mundo?
-Sí, yo nací acá, en el Establecimiento La Unión, que fundó mi abuelo, donde viví hasta mis 8 años y fui a la hermosa escuelita rural “El lucero”, que aún funciona, ahora también con secundaria. Me tuve que ir a vivir a Tres Arroyos, pero siempre pasé las vacaciones y los fines de semana acá. Después me casé, tuve hijos. Y un día me hice cargo del campo y empecé a venir todos los días o día por medio.
-¿Hacerte cargo del campo quiere decir que los hombres de la familia te fueron cediendo la posibilidad de hacer cosas propias?
-Sí, mi papá Norberto fue un avanzado porque al tener una hija mujer no dudó en ir cediéndome de a poco las partes del campo, monitoréandome, hasta que me dijo: “Hacete cargo, no te cobro arrendamiento, pero me tenés que mantener”. Eso hasta significó que viniera un día y me dijera: “Quiero camioneta nueva”. Pero fue muy llevadero.
-¿El campo es agrícola y ganadero?
-Es agrícola en un 90% y yo lo hice además ganadero. Como en un campo agrícola uno compite con los valores de los cereales, la ganadería tiene que ser intensiva. Por eso implementamos algo de tecnología. Tenemos un mixer, suplementamos. Bueno, este año no nos quedó reserva, pero se usan rollos, bolsones de pasto picado, maíz, se prepara una dieta y por la carga animal que tenemos por hectárea, tenemos que suplementar, más que nada en época de parición.
-Tu padre venía del palo agrícola y te dijo: “Hacete cargo de una porción”. ¿Qué empezaste a hacer primero? ¿Agricultura como él?
-Agricultura y ganadería. Lo trabajamos a porcentaje y cuando ya estuve a cargo de toda la superficie, le dije: “Bueno, ahora yo le voy a dar mi forma”. Y me dijo: “Hacé lo que a vos te parezca”
-¿Y qué hiciste?
-Pura y exclusivamente ganadería. Y en el año 2008 vendí todas las vacas y me pasé a ovinos, empecé a comprar ovejas.
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-¿Qué te decidió a pasarte a los ovinos? ¿Fue un análisis económico o fue impulsivo?
-Justo surgió un negocio y la forma de pagar era vendiendo las vacas. Lo que sí siembro todos los años es un poco de alpiste, porque se puede guardar 4 o 5 años y es una caja de ahorro. Vendí las vacas y el alpiste y me pasé a ovinos. Porque en ese momento con el ovino en 6 meses recuperabas el valor del vientre. Dije: “Acá pasa algo raro”. Y me pasé a ovejas.
-¿Ovejas para carne supongo? Porque en este zona del sur bonaerense no hay condiciones para producir buena lana.
-Yo no sabía nada de ovinos. Lo único que sabía era de un cordero al asador. Entré en un grupo de ovinos de Cambio Rural del INTA. Fui aprendiendo de carne, de razas, de la forma de alimentarlos. En la cría, una es madre y es lo mismo.
-Pero imagino que de entrada lo habrás orientado hacia carne, por la zona.
-Sí, primero hacia carne, empecé a aprender y es cuando me propuse establecer un objetivo. Y dije: “Vamos al doble propósito que es carne y lana”. Empecé a implementar genética con carneros Merino y empecé a afinar la lana.
-Los productores de Buenos Aires suelen obtener una lana gruesa que se paga muy poco respecto de la lana patagónica que se hace básicamente con la raza Merino.
-La lana del Sur es de 17, 18 o 20 micras, así es que empecé a traer ovejas del Sur. Después empecé a comprar carneros acá en la zona. Empecé a afinar la lana, que se mide en micras. La raza Texel es muy buena como carnicera, pero da una lana gruesa de 30 micras, que creo sirve para alfombras pero es muy difícil venderla. Yo en este momento estoy en 26 micras, en el medio, ni muy gruesa ni muy fina.
-¿Y tenés que pagar para que te vengan, esquilen los animales y se lleven la lana?
-Entre el costo de la esquila y lo que sacás en el valor de la lana, cambiás la plata. La idea es que me quede algo. Por eso la afiné con Merino. Hoy tengo bastante buena calidad de lana y es vendible. Se hace esquila con el programa ProLana, va todo enfardado, prolijo, se guarda en un galpón. Y cada 2 o 3 años, cuando tengo más o menos un camión, entre 18.000 o 20.000 kilos, entro en una licitación y trato de vender. Además, con otros productores creamos la empresa Los Mayines, de la que soy presidente, y nos unimos para completar una jaula o un camión de lana.
-La lana entonces es una salida gracias a este trabajo de cruzamiento hacia Merino. ¿Pero la carne sigue siendo la opción central?
-Yo fui cruzando, porque los carneros que me afinan la lana son Merino, pero las madres son Corriedale y Texel, que son carniceras y no pierden la calidad carnicera, porque el cordero que vos ves es hijo de un carnero Merino pero pinta para Texel. Tiene la carita bien despejada, las patitas peladas y mantiene las características de la Texel, que es muy fuerte, pero con lana de mejor calidad.
-¿Vendés el animal chiquito o más crecido?
-Yo trato de vender cordero, porque tengo mucha carga animal por hectárea y cuando el cordero está en los 12 kilos al gancho, que es el cordero de asador, de peñas, ahí trato de vender. Después, lo que va quedando, trato de hacer un cordero más pesado, que sirve para trozar, que va para supermercados de Buenos Aires o va para exportación, que es lo que ahora estamos evaluando.
-¿Cuando decís “una carga demasiado elevada”, cuántas hectáreas tenés para los ovinos y cuántos animales viven ahí adentro?
-En este momento tengo 1300 madres en 170 hectáreas. Pero en este momento hay 1000 corderos también, así es que estoy con 10 o 12 animales por hectárea.
-¿Es lo que te obliga a suplementar?
-Sí, me obliga a suplementar. Pero lo que generalmente se trabaja es 5 o 6 ovejas por hectárea.
-¿Y cómo te las ingenias para suplementar?
-Se siembran verdeos de invierno y de verano, que son avena con vicia para invierno. Trato de sembrar unas hectáreas más para que me sobre y hacer rollos, aunque este año no alcanzó nada y tuve que salir a comprar rollos. Después en los verdeos de verano, que es el sorgo, se trata de hacer bolsones de cortapicado y ahí se trabaja con el tractor, con la pala y un mixer, se pone sorgo, se pone maíz, uno hace una dieta con lo que tiene.
-Tenés una gran cantidad de ovinos para esta zona. En general los rodeos suelen ser más pequeños.
-Las majadas normales están entre 250 y 300, que son las de consumo. Yo siempre traté de aumentar la cantidad de madres por hectárea, pero por los 3 años de sequía, este año se terminaron las reservas y tuve que sacrificar un cultivo de alpiste, les hicimos parcelas. Y por la sequía hay un exceso de oferta, que hace que no podamos vender o al menos a mi no me cierra el valor. Voy a esperar al verano, a que vendan todos los que tienen majadas chicas, y en ese momento saldré a vender yo.
-¿Qué esperás de los gobiernos?
-Políticas claras, que reabran la exportación, sin tantos protocolos porque estamos intentando exportar con un grupo de Buenos Aires, y se complica.
-La carne ovina solo se exporta desde Santa Cruz. ¿Hay demanda en el mundo de carne ovina?
-A la carne ovina la comen todas las religiones, porque algunos además no comen cerdos o vacunos. ¿Por qué no podemos exportar? Ahora tengo corderos de 20 kilos al gancho y no puedo vender con la sobreoferta (de carne vacuna) que hay, pero si hubiera exportación, con otros valores…
-Levantarías los precios del productor…
-Claro, porque el frigorífico te puede pagar lo que le convenga al productor. Y además blanquearíamos las majadas, porque hay muchas majadas pequeñas en los campos, sin registrar, que se carnean debajo de un árbol en pleno verano y se venden. Nosotros cargamos un camión, pagamos flete, llevamos a un frigorífico, volvemos al parque industrial, almacenamos en cámara, trozamos y envasamos al vacío. Y después escuchamos a algunos decir que desde que llegamos nosotros, la carne ovina es más cara. La gente reniega, pero después todo se ordena y funciona mejor.
-¿El ovino requiere mucha presencia en el campo?
-Requiere más trabajo que el vacuno porque tenés más cantidad de animales. Más que nada en época de pariciones hay que estar recorriendo, por los zorros, los perros cimarrones, los caranchos, que esperan comerle la placenta a la madre o los ojos al corderito. Yo tengo llamas para proteger a las majadas y no tengo problemas ni con los pumas, como sí tienen mis vecinos. Y además tiene una salida artesanal: me compré una cardadora para peinar la lana de llama. Hilo y hago prendas a mis hijas.
-¿Vivís en el establecimiento?
-Hace 4 años cerré mi casa de Tres Arroyos y me vine a vivir a acá porque me apasiona vivir en el campo. Tengo internet, corriente eléctrica, me siento segura, hago jardín, huerta y vivo relajada, tomo mis mates escuchando los pajaritos. Es mi lugar en el mundo.
-Volvamos a la historia: ¿Lograste mantener a tu viejo con el ovino?
-Sí, él ya no vive, pero sí, vivimos todos bien, porque somos una familia muy chiquita.
Me interesa saber como es la cargadora.
Gracias Saludos
Bendiciones