Luciano Zarich, contador gris que es tristemente empleado de carrera del Estado, fue designado como director nacional de Control Comercial Agropecuario en marzo de 2021. Para ese momento, el gobierno híbrido de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ya tenía decidido volver a intervenir sobre las exportaciones de carne vacuna, como antaño. Quizás alguno de esos dos comandos añoraba los tiempos de Ricardo Echegaray y Guillermo Moreno, entre 2007 y 2015, cuando los frigoríficos andaban mendigando algún ROE Rojo para poder exportar y todos los viernes llegaban a Olivos, dentro de un maletín, los resultados de esas políticas restrictivas.
Zarich ya sabía lo que tenía que hacer y había mostrado suficiente fidelidad a la causa, cuando unos meses antes había sido designado como vice-interventor de la aceitera Vicentin, e incluso viajó a Avellaneda (en el norte de Santa Fe) para poner la cara frente a los reproches sociales ante esa estatización fallida. El contador mostró que había sido formado en una buena escuela: Como Echegaray y Moreno, ni se inmutó frente a los insultos de la gente.
Premiado con la codiciada ex ONCCA, lo primero que hizo este funcionario en abril de 2021 fue instrumentar el sistema que luego utilizaría el gobierno para administrar los embarques de carne. Nacieron así las Declaraciones Juradas de Exportaciones de Carne (DJEC), en reemplazo de los ROE. Obviamente primero se anunciaron solo a los fines estadísticos y para todas las producciones (incluyendo las carnes avícolas y porcinas), pero luego se utilizaron para regular las exportaciones solo de la vacuna.
Esta simulación se puso en acción luego de una reunión supuestamente dramática y tensa entre el presidente Alberto Fernández y Mario Ravettino, el titular del Consorcio ABC, de frigoríficos exportadores. Allí se resolvió volver a un esquema de cupos de exportación. Y como el macrismo había eliminado los ROE, la herramienta serían estas nuevas DJEC que administraría Zarich. El sistema era sencillo: antes de requerir permisos a la Aduana, las empresas debían tramitar este documento en la ex ONCCA, que a su vez haría copartícipe del permiso a la Secretaría de Comercio Interior.
Eso sí, Zarich, finalmente un buen administrador de las malas causas, prometió que las DJEC serían contestadas en un plazo no mayor a los cinco días. Aleluya.
Lo que nunca hizo Zarich, como Moreno y Echegaray, fue informar qué empresas frigoríficas recibían esos permisos de exportación durante estos dos años de duración de las restricciones exportadoras. Porque se supone que todo terminó ahora que comenzó 2024, y que el nuevo gobierno de Javier Milei liberó por completo los embarques de carne.
Era insólito, pero esto sucedió en la Argentina contemporánea dos veces. Con los ROE, el Estado cuotificaba un millonario negocio de exportación, que repartía en secreto, sin dar a conocer los beneficiarios de esos permisos. Con Zarich, buen alumno, contador aplicado, sucedió lo mismo: nunca se conoció quién recibió las DJEC, ni cuando, ni cuanto.
La colonización cultural de los dirigentes agropecuarios y empresarios es pasmosa, pues ese llamativo secreto de Estado ha sido el que escondía todas las llaves posibles de la corrupción. Y sin embargo, durante todo este tiempo (tampoco sucedió con Moreno y Echegaray) hubo alguna entidad que reclamase transparencia en la asignación de esos cupos de exportación.
La excepción, honrosa pero desubicada, fuimos nosotros: en noviembre de 2021 Bichos de Campo presentó un pedido de acceso a la información pública para saber qué frigoríficos habían recibido las DJEC. Zarich, expuesto, la contestó de muy mala gana, con una extensísima lista encriptada que era imposible de traducir y mucho menos servía para sacar conclusiones. Claramente pretendía reírse de nosotros.
Nunca hubo otra había razón para el secretismo salvo ocultar la discrecionalidad en la asignación de estos permisos de exportación. En un sector que mueve muchísimo más dinero que la carne vacuna, la exportación de granos y subproductos, las reglas son bien distintas porque la cámara que agrupa a esas empresas -que son en su mayor parte multinacionales expuestas en todo el planeta- no aceptaron las oscuras reglas de juego que les proponían Moreno y Echegaray.
En 2008, cuando implementaron los ROE Verde, estos ex funcionarios también pensaron en guardar secreto con esos permisos de embarques agrícolas. Pero un recordado escándalo sucedido con la asignación de ROE por 1 millón de tonelada de trigo a una empresa directamente vinculada con el poder de Santa Cruz provocó que Ciara-CEC exigiera que todas las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) se dieran a conocer diariamente.
Todos los días se puede saber así la lista de empresas exportadoras de productos agrícolas, con volúmenes y todo, bien determinados. Se puede saber que Cargill pidió exportar tanto, que Dreyfus salió a vender maíz, que Molino Cañuelas exportará esto y aquello. Incluso con negocios “menores”, como las especialidades. Esta información pública -como debe ser- fue la que permitió reconstruir al menos parte de los inmensos delitos cometidos por Moreno y su delfín empresario, Íder Peretti, con la asignación de ROE Verde a empresas sospechosas.
Con la carne vacuna, en cambio, nada. Y esta oscuridad fue tolerada tanto por el Consorcio ABC como por el resto de las cámaras que agrupan a frigoríficos exportadores, UNICA o FIFRA. Ya sea en los mandatos de Luis Basterra, de Julián Domínguez o del propio Sergio Massa, que incluso lo ascendió a subsecretario de Mercados Agropecuarios, Zarich se escudó siempre en esta complicidad empresaria para manejar discrecionalmente los permisos de exportación de carne.
Ahora se fue, dejó su cargo, aunque seguramente encuentre conchabo en otro sector para seguir cobrando su sueldo dentro del Estado. Las exportaciones de carne se han liberado por completo y se supone (todavía falta una reglamentación al respecto) que las DJEC no servirán más a los fines de autorizar o denegar un embarque determinado de carne sino solo a los fines estadísticos, para que el gobierno siga teniendo registro de los volúmenes que se van exportando.
Buenísimo, final de la historia. ¿Final de la historia?
No, el final de la historia llegará cuando la transparencia ocupe finalmente todo el territorio que hasta aquí ha sido cubierto por la oscuridad. Una oscuridad provocada por funcionarios pero consentida por los empresarios que dan cuerpo a aquello de que se necesitan dos para bailar un tango. Y un tongo también.
Si las DJEC se mantienen a los fines estadísticos, sería muy bueno ahora que la gestión de Fernando Vilella -que está demoliendo todas las restricciones exportadoras y también con ello la posibilidad de que se generen bolsones para la corrupción-, comience a informar diariamente qué frigoríficos o empresas solicitan permisos de exportación de carnes, como sucede desde hace años con las DJVE agrícolas.
No tiene nada de malo, no lo tiene. Será muy sano para el funcionamiento claro de los mercados agropecuarios.
Co.o siempre mintiendo al pueblo onejig dicho solo hablan para su tribuna, no tuvieron ni tienen los huevos otra debatir con Moreno, sobre la política de exportación. Antes comíamos carne hoy es impafable y funciona los cortes populares lovenden al extranjero y nosotros tenemos que pagar a precio de exportación, son unos sinvergüenzas, encima lo escriben como si fuera que huelen razón. Caraduras, les importa un cuerno el pueblo y cuando se movilizan saben con ka bandera Argentina y xantan el himno como si fueran patriotas.
Yo podría debatir con Moreno sobre la política de exportación. No hay drama. Pero no sé como reaccionará él cuando a los 30 segundos le recuerde como se choreaba a manos llenas en su gestión.
Capaz un Alfredo coto será uno de tantos beneficiario
Hou sory!
Ze dobadon todo… Hombre grande, responda bien… Y si sabe que hubo delito, porqué no denuncia? Tiene millones de jueces amigos a su causa. Es usted cómplice si no lo hace, o habla para su tribuna?
PEOR ES EL CONTADOR QUE MANEJA LA CONTABILIDAD DE LOS CUEVEROS CUYO CAPITALISTA ES EL PERRERO
Me encanta bichos de mala entraña que no hable porque en este bendito país no pueda ser nortcomo en EEUU o Europa que todos calladitos la boca pagan y mantienen los precios para la gente que vive en sus paises, si se pone límites a la exportación es porque quieren que los argentinos no comamos carne cuando el suelo es el componente de la república. Vayan y hagan todas estas maniobras en países serios y vemos como les va, la premier Alemana Angela Merkel dijo una vez ” es barato ser rico en Argentina” .
Me encanta bichos de mala entraña que no hable porque en este bendito país no pueda ser como en EEUU o Europa que todos calladitos la boca pagan y mantienen los precios para la gente que vive en sus paises, si se pone límites a la exportación es porque quieren que los argentinos no comamos carne cuando el suelo es el componente de la república. Vayan y hagan todas estas maniobras en países serios y vemos como les va, la premier Alemana Angela Merkel dijo una vez ” es barato ser rico en Argentina” .