La familia Van Strien, más precisamente, Emanuel, su hermano Alan y su padre Cornelio, han creado cerca del pueblo rural, Ochandio, en el sur de la provincia de Buenos Aires, una importante avícola, de unas 40.000 “ponedoras”. Si bien ellos son de ascendencia holandesa, a su nueva empresa le han puesto por nombre el de su abuela vasca, “Doña Tirsa”, de apellido Legarreta. Su historia es atractiva porque montaron su granja en medio de un planteo agrícola convencional y a ella llegan a estudiar muchos cuál es el planteo para agregar valor a los granos.
-¿Cómo arranca esta historia? Porque ustedes vienen del palo agricultor- le preguntamos a Emanuel.
-Sí, mi padre agricultor, mi abuelo inmigrante, también agricultor. Yo vengo de otro rubro, estudié en Buenos la carrera de Licenciado en Comercialización y Comercio Exterior. Luego de una experiencia en Estados Unidos, de trabajar y estudiar, decidí volver acá a hacer algo nuevo. Y justo había problemas con el arrendamiento de los campos.
-Ese es el atractivo de esta historia. En general, en esta zona sur de la provincia se hace cosecha de granos finos. Luego se descubrió que también podía entrar la soja y esto levantó los precios de los alquileres, empezaron a aparecer actores ajenos al negocio, amenazando a los agricultores tradicionales.
-Sí, ante esa amenaza, nos surgió la idea de hacer algo nuevo, darle valor agregado a nuestros granos.
-¿Y si no lo hacían qué pasaba? ¿Subían mucho el arrendamiento y quedaban fuera sde competencia frente a otros actores?
-Exactamente. Y como todos sabemos, al producir en menor escala te vas consumiendo. Nosotros, además, prestábamos servicios de maquinaria agrícola a terceros. Entonces seguimos haciendo lo mismo pero nos preguntamos qué podíamos agregar, aprovechando las producción que ya teníamos. Estudiamos para hacer engorde de peces en la laguna que tenemos adentro del campo.
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-¿Llegaron a sembrar peces?
-Sí, la laguna está sembrada de peces, pero no llegamos a hacer la producción. Y entonces llegamos a esto, con mucha ayuda de gente conocida y estamos muy contentos.
-Ahora tienen una producción de huevos en una escala importante para la región. Me imagino que no había muchos emprendimientos de este tipo.
-No, acá en la zona de Tres Arroyos y San Cayetano no existía. Hoy sigue siendo algo innovador, pero para la producción avícola en general no es algo muy grande.
-Implica una fuerte inversión. Hicieron grandes instalaciones para las ponedoras y todo el proceso automatizado.
-La inversión no es tan importante, pero para nosotros sí lo era. Porque gran parte del equipamiento es importado y tuvimos problemas para conseguirlo. Pero hoy ya está todo estabilizado y al estar andando, cambia todo.
-Repito que tienen una estructura automatizada. Cosechan los granos en los campos de alrededor, formulan el alimento balanceado para las gallinas y y ahí arranca todo el proceso.
-Tenemos una planta de alimento balanceado acá adentro de la granja. Mayoritariamente usamos nuestros propios granos. Hacemos expeller de girasol, nos prestan el servicio y hacemos expeller de soja con la soja nuestra. El alimento se produce acá, se deposita en los silos. Luego el proceso es automático desde que se da la comida hasta la recolección del huevo.
-¿Entonces al huevo no lo manipulan en ningún momento?
-Se recogen por cintas y van directamente a una máquina que los clasifica por peso. Y los va poniendo en maples o en estuches, de acuerdo al cliente, y luego se hace la logística. El único cambio que puede haber entre esas opciones es que se le puede poner un film contraíble para que quede como un pack de gaseosas o va en maple suelto.
-¿Pero en ningún momento hay intervención humana?
-Sí, el control humano que se hace permanentemente, pero el huevo no se toca con las manos.
-¿Cuándo empezó el proceso de convertirse en avicultores?
-En 2013 se empezó a hacer realidad cuando adquirimos un galpón usado de los tradicionales, porque la recomendación fue que no hiciéramos algo grande, porque podríamos tener una traba comercial. Y realmente, el secreto más grande de esto está en la parte comercial, y es lo más delicado. Por dos años tuvimos ese galpón donde todo era manual. Y en 2015 montamos la granja nueva. Empezamos instalando 10.000 aves. Al año siguiente ampliamos a 20.000. Y en 2020 montamos el otro galpón para 20.000 aves más.
-Alrededor de todo esto están los campos propios, que no son muchos, unas 500 hectáreas.
-Sí, lo montamos en medio del campo, como una ventaja por el hecho de contar con ciertos recursos como la instalación eléctrica, un taller por si se rompen cosas, y poder seguir estando nosotros 100%, en la explotación agrícola.
-Nunca dejaron de ser agricultores.
-Vimos los “pro y contra” y decidimos hacerlo acá. Como ves, sembramos hasta el borde de los galpones.
-¿Y qué pasa si se corta la electricidad?
-Fue cuestión de agenciarnos de grupos electrógenos para las emergencias, aunque tenemos muy buen servicio de la cooperativa eléctrica local. Tuvimos mucho apoyo de la Municipalidad de San Cayetano para que esto fuera posible en cuanto a los accesos. Porque una de las grandes trabas es no poder sacar la mercadería, cuando es un producto diario.
-¿Su mercado es regional?
-Sí, gran parte va a Tres Arroyos y el resto a San Cayetano.
-¿Y la calidad de los huevos compite con los que llegan desde Entre Ríos o de Buenos Aires?
-Sí, eso depende de la alimentación, genética, manejo, pero se puede estar a la misma altura.
-La gran diferencia es que vos no recorrés tantos kilómetros hasta llegar al mercado. Estás haciendo agregado de valor local.
-Claro, los granos no se mueven de acá. Sólo movemos los huevos, pero lo más lejos es a Tres Arroyos, que está a 50 kilómetros.
-Y eso implica una huella de carbono muy baja.
-Todos estamos tendiendo a lo sustentable, a reducir las emisiones. Estamos tratando de poner paneles solares.
-¿Y qué hacen con la famosa “cama de pollo”, que en este caso es de gallina?
-El punto era aprovechar el guano de las aves sin tener problemas con los vecinos. Cada tres días se limpian los galpones en forma automática, se carga el guano en una estiercolera y salimos a distribuirlo en los diferentes lotes para fertilizar toda la superficie.
-¿Qué aporta a los cultivos?
-Básicamente el guano de gallina es fósoforo, en su mayoría, además de otros nutrientes y micronutrientes.
-¿Es provechoso para la agricultura?
-Sí, demuestra año a año cómo va a evolucionando, a pesar de que seguimos usando fertilizantes químicos, pero en menor cantidad.
-¿Y qué dice tu viejo, que tenía solo 20 gallinas para autoconsumo, cuando ve que su tradicional explotación agrícola se convirtió en algo que ya incluso compite son los ingresos de la agricultura?
–Obviamente que cuando le trajimos la idea de hacerlo acá no estaba muy convencido y nosotros no estábamos tan seguros, pero por suerte resultó positivo y hoy está convencido.
-¿En función de la experiencia acumulada en estos casi 10 años, qué enseñanza sacás?
-Yo creo que lo importante es que ante una amenaza hay que buscar algo positivo, sin apurarse. No digo de tener el mercado resuelto, pero al menos muy claro. Una vez que está en marcha, no podés salir del sistema y algo puede resultarte un elefante blanco. Como a nosotros, que el primer galpón que hicimos tiene dimensiones más altas, porque pensamos que si nos iba mal, lo aprovecharíamos para guardar la maquinaria agrícola. Nunca sabés, en el Excel te da todo positivo y después todo va cambiando. Por suerte, no hubo que usarlo para eso.
-Ahora tienen las cosechadoras y las ponedoras, que les dan unos 38.000 huevos por día. Antes tenías un negocio y ahora tenés dos. ¿Cambia mucho la lógica de manejo?
-Sí, el cambio es muy grande y muchas veces las limitaciones están dadas por eso. Porque uno tiene la mentalidad armada. Como agropecuario, con ciclos más marcados, pero más espaciados, con tiempos muertos. En cambio, esto es el lunes una historia, y pasado otra y traspasado otra. Tenés que planificar y anticiparte. Un corte de luz te puede producir una gran mortandad. Es minuto a minuto. Y el mercado, si no valora tu producto, por más que vos digas que es superior, tiene la última palabra. Hay que cambiar el chip mental.
-¿Pudieron generar trabajo genuino para la zona?
-Nos planteamos un proyecto que no sólo fuera productivo para nosotros, sino también para la sociedad. Ya tenemos tres empleados, egresados del colegio de Ochandio, que apenas tiene 70 habitantes, y nos aporta mano de obra de chicos cuya salida laboral sólo iba a ser manejar un tractor o hacienda. Acá consiguen un trabajo un poco más industrializado.
40000 ponedoras te ponen solo 100 cajones por día???
Más o menos cual sería el monto de la inversión?
Donde dice film contraible debieran haber escrito, termocobtrible.
Hace unos 10 años las posturas eran 0, 75 por día por gallina, como lograron incrementar?
Se hace replume y cómo?
Una ponedora lo hace por 18 meses y después se mandan a faena?
Las condiciones de medio ambiente en que consisten, incluyendo techos y cortinas, en EEUU había cortinas térmicas.
Afortunadamente cada vez más personas consumimos huevos de gallinas en libertad. Este sistema de producción es tortura animal y todo para enriquecerse. Les gustaría vivir así, no verdad?. Este sistema de producción atroz tiene los días contados, al menos en Europa.