Imagínese el césped de los estadios de fútbol. O el verde pasto de las más paquetas canchas de golf. Quizás la semilla para crear esa cobertura vegetal haya salido de la Argentina. Más precisamente de Coronel Suárez, donde funciona un semillero especializado en césped que se llama Criadero El Cencerro. Es el único lugar en la Argentina donde se investiga, se mejoran y se seleccionan variedades de césped, que luego se venden a distintos mercados de todo el mundo.
Así como lo lee: El Cencerro es la única empresa de la Argentina donde se lleva adelante un programa de mejoramiento de césped. Y no es algo nuevo: desde los años 80 que se investiga sobre pastos adecuados para actividades recreativas.
Todo comenzó con una visión del agrónomo Enrique Ducos, que en 1975 inició un semillero especializado en girasol y forrajeras y luego descubrió el potencial que tenía el césped. Comenzó a investigarlo en 1981. Hoy El Cencerro es una empresa completamente integrada que realiza desde el desarrollo genético hasta la comercialización, y en la que trabajan todos los integrantes de la familia de ese pionero. Sus hijos y también sus nietos. Ignacio Ducos es uno de esa tercera generación y es quien se ocupa hoy de la tarea de mejoramiento que inició su abuelo.
Mirá la entrevista completa con Ignacio Ducos:
“Mi abuelo fue siempre una persona muy innovadora, un emprendedor y soñador”, dice un Ignacio orgulloso de Don Enrique, a quien finalmente “los años le dieron la razón”. Desde esta empresa de Coronel Suárez se exporta a todo el mundo variedades de césped que se producen en campos cercanos a la planta, ubicada en el parque industrial de Coronel Suárez.
En uno de esos establecimientos, Ignacio continúa con los ensayos de su abuelo en pequeñas parcelas. Verlas es comprobar que existen diversos tipos de pastos, que no era todo igual, como nos parecía. “Uno va realizando evaluaciones de cada tipo de planta para luego ir siempre cruzando las mejores, y así obtener un producto diferencial. Es un proceso largo que lleva aproximadamente 10 años desde que el inicio hasta que está lista comercialmente una variedad”, nos explica.
En el negocio de las semillas para césped corren las generales de la ley: las nuevas variedades deben atravesar el filtro del INASE (Instituto Nacional de Semillas) para ser inscriptas en el Registro de Variedades.
“Para llegar a eso, que significa que podemos salir comercialmente con una nueva variedad, podemos decir que son 8,10 o 12 años de trabajo”, indicó el joven Ducos, que a este ritmo no descarta ser quien esté investigando en este momento el césped que podría engalanar las canchas de fútbol del Mundial 2030, que posiblemente se juegue en la Argentina.
Por ahora, el 50% de las exportaciones de este semillero de Coronel Suárez son de césped (también produce y exporta variedades forrajeras) y van destinadas a mercados exigentes como Alemania y China. Allí compiten contra empresas de países que tienen muchas más posibilidades de desarrollar este tipo de investigaciones, como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelandia.