Con vistas a potenciar la producción de trucha arcoíris a nivel local, en 2017 dos familias de productores decidieron desembarcar en el embalse Alicurá con Salmon Trout, una firma que ya ha logrado posicionarse en mercados de interés como Japón y Estados Unidos. Su producción, que se incrementó en forma considerable desde el ingreso de Newsan Food como nuevo socio en 2021, apunta a mantenerse 100% sustentable.
“Lo que tenemos acá son aguas de una calidad reconocida a nivel mundial, monitoreadas todo el tiempo por organismos nacionales e internacionales. Esto lo sabemos por renovación del recurso, por el cuidado que se le ha dado a lo largo del tiempo. Nosotros estamos certificados como libres de antibióticos desde hace dos años. Eso ya a uno le da una base de trabajo importantísima”, dijo a Bichos de Campo Juan Manuel Licastro, gerente de Salmon Trout.
Un factor clave para escalar la producción, que ya ronda las 3.600 toneladas al año, fue sumar el expertise chileno, que por su escala se posicionan como el segundo productor de salmónidos a nivel mundial.
“Para poder aprovechar toda la experiencia que tiene Chile en todo sentido, en las cosas que están muy bien hechas y en las que uno ya sabe que no, lo que se ha requerido es profesionales que vienen de muchísimos años de trabajo en esa industria. Eso nos permitió desarrollar mucho más rápido el proyecto, y tomar decisiones estratégicas en cuanto al cuidado de la genética local. Obviamente es un desafío, tienen también que lidiar con una industria que no tiene toda la periferia de servicios y de insumos, pero saben con lo que nos estamos encontrando”, relató Licastro.
Mirá la nota completa acá:
Y sabiendo que llegar a esa escala es casi imposible, el foco está puesto en potenciar la calidad, a partir del no uso de antibióticos, el cuidado del ambiente y el trabajo con genética seleccionada.
“La genética local es muy importante, tiene mucho potencial. Lo venimos trabajando y nos lo vienen comentando tanto nuestro personal que se ha sumado desde Chile, como las visitas que tenemos de diferentes países y delegaciones”, señaló el gerente.
En este contexto, la solidaridad entre empresas –teniendo en cuenta que el espejo de agua es compartido- también se vuelve clave para mantener el estatus de la zona.
“Nosotros trabajamos en lo que llamamos un programa de buenos vecinos o de trabajo mancomunado, con el resto de los productores, en torno a diferentes temas. Esto incluye infraestructura, comunicación, recursos compartidos. Pero por sobre todas las cosas el trabajo también es de una conversación, de cómo cuidamos todos el ambiente y de que todos trabajemos en la misma sintonía. Acá no sirve que nosotros estemos libres de antibióticos y otro productor cercano esté utilizándolos. Realmente sería una complejidad. El tema de las importaciones es también un tema complejo”, afirmó Licastro.
-¿La importación de ovas representa para ustedes un peligro? ¿Creen que pueden entrar enfermedades por esa vía?- le preguntamos
-Es un potencial peligro, sí. Todo el tiempo está latente y la realidad es que venimos trabajando también en el desarrollo de un criadero zonal acá. Creo que eso se derramará también en el resto de los productores, que por ahí podrán acceder a esa producción de ovas y de alevines local. De esa manera mantenemos lo más lejos posible esa posibilidad de ingreso de enfermedades.
-¿Qué vislumbrás para el futuro de Salmón Trour?
-Creo que la empresa está muy bien encaminada. Obviamente hay que seguir trabajando y desarrollando todo lo que son los servicios y la periferia de ayuda local en todo sentido. Me parece que también está bueno a nivel autoridades, ya sea de las provincias u organismos de de nación, tener apoyo o visualización de la acuicultura. Contra otras industrias, esta es una que viene corriendo un poco más atrás. Tiene un potencial enorme, no sólo en la cuenca de Alicurá y Piedra del Águila, sino en otros lugares. Mientras más herramientas haya, las empresas van a poder ayudar también con su expertirse. Esta industria tiene mucho futuro en Argentina.