Hay buenas noticias para la exportación de carne vacuna, que son aprovechadas de forma parcial. Tras la recuperación de precios que se dio en el mercado chino, ahora se afirman los valores de la cuota Hilton.
Los importadores europeos están pagando 16.000 dólares la tonelada, integrada por cortes como lomo, cuadril y bifes. Es el precio más alto del año.
Eso, lamentablemente, es consecuencia de la falta de mercadería, es decir, de la poca producción de novillos para cubrir ese cupo que ingresa a la Unión Europea, con aranceles inferiores respecto de los que se pagan por la carne que no entra por ese canal.
“El precio sube porque el novillo de exportación, y sobre todo el tipo Hilton, es un animal en extinción”, dijo un consignatario de hacienda a Bichos de Campo.
En 2007, según la estadística oficial, había en Argentina 4,7 millones de novillos. En 2023 se contabilizaron poco menos de la mitad: 2,3 millones.
Desde el 2006, cuando el gobierno de Néstor Kirchner decidió cerrar las exportaciones de carne vacuna, el desaliento a la producción de novillos por las políticas anti ganaderas fue continuo.
La caída en esa categoría y su reemplazo por otras menores, como novillitos y terneros, implica una menor productividad del rodeo. Esto se debe a que los ganaderos fueron empujados a producir durante años con la mira puesta, prácticamente, sólo en el mercado interno, que prefiere cortes más chicos.
Eso limita el aprovechamiento de la mencionada cuota, que el año pasado quedó incompleta a pesar de ser el negocio más suculento de la industria, y el objetivo deseado de la cadena: producir novillos y carne de la máxima calidad posible, que es la que se despacha en ese contingente y sobre todo en ese cupo.
Además, en los últimos años se hicieron controles más intensos en los campos habilitados para abastecer a la industria con novillos que cumplieran con los requerimientos de la cuota Hilton, aceptados en su momento por las autoridades locales. Eso refiere principalmente a que deben ser animales terminados sólo a pasto, modelo productivo también en extinción en la ganadería argentina.
A eso hay que agregar los continuos problemas de competitividad que tuvo (y tiene) el sector y la economía en general a causa de los atrasos cambiarios, que encarecen la materia prima y el famoso costo argentino compuesto por inflación, fletes caros, trabas comerciales y burocráticas.
Por caso, el kilo de novillo en Argentina vale 3900 pesos el kilo en gancho, que significan más de 4 dólares tomando como referencia el tipo de cambio oficial, al que hay que restar los derechos de exportación. Ese valor es superior al de Uruguay, 27% más alto que el de Paraguay y 40% mayor al de Brasil, lo que vuelve poco competitiva a las exportaciones locales.