El gobierno cerró parcialmente las exportaciones de carne vacuna con el argumento de que por esa vía se iba al exterior un volumen tan importante del alimento que hacía subir los precios internos. También prometió que si bajaba o dejaba de subir, se iba a flexibilizar el cepo del 50% a los embarques.
Pues bien, en función de los datos relevados en julio por el Instituto de Promoción de la carne Vacuna (IPCVA), las autoridades deberían estar reviendo la medida, que en principio -al menos en los cepos- tiene fecha de vencimiento el 31 de agosto.
Resulta que el informe de precios mensual del IPCVA indica que el valor promedio de los cortes de carne vacuna bajaron por primera vez en muchos años, al menos en la Ciudad de Buenos Aires y su conurbano, el mayor centro de consumo del país.
“Los precios de la carne vacuna tuvieron caídas leves, del 0,9%, en julio de 2021, con respecto a junio”, señaló el informe.
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Respecto de los valores de junio, que habían subido casi 8% en relación a mayo, el mes pasado la baja de la carne fue de 0,8% en los sectores de nivel socio económico alto y medio, mientras que en aquellos que atienden al nivel socioeconómico bajo los precios mostraron caídas de mayor magnitud, que resultaron de un 1,1%”, indica el documento.
La pregunta que se impone es si esto puede ser considerado como un resultado de la decisión oficial de restringir exportaciones, lo que finalmente actuó volcando un mayor volumen de carne sobre el mercado doméstico, o si en realidad da cuenta del recorte en el poder de compra de la población. Es decir, si es fruto de la malaria que hay en la calle.
En rigor, que haya bajado la carne casi 1% significa muy poco frente a la suba acumulada. El IPCVA precisó que “con respecto a los valores de julio de 2020, los precios promedio de la carne vacuna del sexto mes del corriente año se ubican un 84,4% por encima”.
El cepo exportador, a priori, significa que el mercado interno debería recibir unas 30 mil toneladas mensuales de cortes vacunos, que ya no van a la exportación. De todos modos, gran parte de esa carne sería de vaca tipo conserva o manufactura, que no tiene aceptación en el mercado local, aunque, de todos modos es un agregado a la oferta. Eso también puede definir una presión bajista sobre los valores.
Esa mayor oferta teórica se compensa con la reducción de la faena de bovinos, que fue del 14% en los meses de mayo a julio y de 18% en las categorías de vacas, lo que por otra parte lleva a una reducción de la oferta de carne vacuna.
El otro dato a considerar es la pérdida en el poder de compra del salario. En los últimos 5 años las paritarias fueron inferiores a una inflación que viene escalando sin pausa y con prisa y que acumula 50% en los últimos 12 meses.
El jueves próximo, el INDEC dará a conocer el índice de inflación y lo que pasó con la carne vacuna. Si reflejan la baja informada por el IPCVA podrían llevar a las autoridades a presentar eso como el resultado exitoso de su política, cuando en realidad no hacen más que disimular el empobrecimiento de la población que -aun teniendo gran parte de su vida subsidiada- le cuesta llegar a fin de mes y poner u bife en la mesa.