Uno de los temas que viene denunciando la dirigencia rural es la caída sistemática en los últimos años de los pequeños productores. Son los que, más afectados por la suba de costos o la falta de infraestructura y competitividad, terminan forzados a dar un paso al costado, incrementando la cantidad de desocupados sobre todo en ciudades chicas y pueblos.
La producción de vinos no escapa a esa realidad, y por eso desde la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) desarrollaron un programa para sostener a los viñateros más pequeños. En esa actividad hay 25 mil productores y el 68% de ese total, unos 17 mil, manejan menos de 30 hectáreas. “Su principal ingreso es la vitivinicultura”, explicó a Bichos de Campo Mauricio Ortíz, el secretario de la Coviar.
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Ortíz explicó los lineamientos del proyecto que desarrolla esa entidad para sostener a los productores. “Trabajamos en dos líneas. Una es integrarlos al negocio, porque si no se quedan colgados de las tendencias de consumo con variedades obsoletas. La segunda es la transferencia de tecnología adecuada a la producción primaria. Es necesario adoptar la tecnología de las grandes explotaciones a esas realidades vitivinícolas y eso lo trabajamos coordinadamente con el INTA”, indicó.
La Corporación Vitivinícola Argentina es un organismo público-privado que gestiona y articula las acciones necesarias para cumplir con los objetivos del Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020 (PEVI), asumiendo el desafío de transformar el sector vitivinícola y potenciar, con visión estratégica, sus fortalezas y oportunidades. Se trata de una entidad con jurisdicción nacional, encargada de administrar los recursos que, mediante la contribución establecida en la Ley 25.849, las empresas vitivinícolas financian las acciones necesarias para concretar los objetivos fijados en el Plan Estratégico.
Al explicar cómo funcionan, el directivo de la Coviar explicó que desarrollaron “13 centros de desarrollos vitícolas, tenemos consejos locales asesores y eso nos da una impronta local, ya que ahí se decide cómo implementar la asistencia técnica”.
“Además tenemos un convenio interesante con el Banco Nación, con créditos cuyas tasas lamentablemente se dispararon”, indicó. En tal sentido, Ortiz destacó la importancia de que mejore la financiación: “El productor quiere invertir pero no tiene acceso al crédito por la falta de los papeles necesarios en su finca o porque las tasas están altas. Sin financiamiento es dificil que el campo crezca”.
Ortìz agregó que otros dos problemas que tiene la producción tienen que ver con la edad y el recambio generacional, por un lado, y además con la necesidad de lograr la integración al sistema cooperativo.
En el primer caso indicó que “tenemos una población envejecida. Ese es un tema del campo a nivel mundial, ya que tenemos productores de más de 60 años. Es un tema a trabajar”.
Con respecto al segundo tema consideró fundamental la integración de los pequeños productores de vid a través de cooperativas.
“Tenemos gran parte de la vitivinicultura que no está integrada”, dijo el ejecutivo, que razonó: “El productor que no se une no reduce costos y no mejora productividad. Eso se puede hace solo juntándose para acceder a tecnología. Lamentablemente ese productor tiende a desaparecer y eso es un tema prioritario que estamos trabajando”