Sabrina Ortiz nació y se crío en Pergamino. Tiene 34 años y dos hijos. Vivía en Villa Alicia (ahora se mudó por recomendación médica), sobre una calle lindera a una zona donde, según denunció, “se fumigaba a diez metros de las casas de los vecinos”, violando una ordenanza que en ese partido fija una distancia precautoria de al menos 100 metros para el uso de agroquímicos. Por eso Sabrina presentó una denuncia ante la justicia federal, que decidió intervenir prohibiendo las aplicaciones en algunas zonas de ese enclave agrícola icónico de la pampa húmeda.
Bichos de Campo fue a Pergamino y habló con todos los sectores envueltos en este conflicto. Aquí el testimonio completo de Sabrina:
Según la resolución vigente en Pergamino, la aplicación de agroquímicos (cualquiera sea su toxicidad) está totalmente prohibida hasta 100 metros de distancia de las zonas urbanizadas y además debe se fija una zona de amortiguamiento (donde la aplicación debe ceñirse a reglas muy estrictas) de 500 metros. “Esto no se ha cumplido. Y no se ha cumplido tampoco el sistema de vigilancia que tiene que tener el municipio”, dice Sabrina, quien trabaja en los servicios de salud de la ciudad.
Según este testimonio, en la Villa Alicia no solo era común ver mosquitos fumigando sino también avionetas. “A raíz de esto comenzamos a hacer denuncias, no solo yo sino también otros vecinos de la zona, porque venimos teniendo problemas de salud desde hace mucho tiempo. Concretamente en el cuerpo de mis hijos y en el mío han encontrado altos niveles de glifosato y AMPA”, afirma Ortiz.
“Mi nené de 6 años tiene 120 veces más de lo que su cuerpo tolera. Y mi hija tiene 100 veces más, y yo tengo 58 veces más. Y ls tres tenemos problemas de salud muy fuertes”, denuncia luego. Todos son tratados en el Hospital Austral.
Los análisis médicos que presentó Ortiz fueron suficientes para que el juez de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, decidiera prohibir el uso de agroquímicos en áreas rurales vecinas a esas barriadas e imputara a cuatro productores. Mientras la causa judicial prosigue y se realizan nuevas averiguaciones, Pergamino ha estallado en una polémica mucho más integral, donde incluso se cuestiona el nivel de contaminación del agua potable que se bebe en la ciudad.
Sabrina dice que hubo ocasiones donde “se respiraba veneno, el olor fuerte se sentía adentro de su casa. Abría las ventanas y se seguía metiendo”. Con los productores era imposible hablar. Y ante las denuncias al Municipio, la denunciante dice que “no hizo nada y por eso terminamos de esta manera”.
–¿Cuánto hay de ideología en tu denuncia?- le preguntamos a Sabrina.
-Nosotros fuimos descalificados mucho por esta denuncia en el Partido de Pergamino, donde son pocas las personas que se preocupan. Yo particularmente soy docente en salud y también como abogada también me interioricé mucho. Estoy viendo la división que existe y la falta de conocimiento de la gente. Pero nosotros llegamos a esto a través de los análisis de salud de mis hijos. No es algo que yo digo. Lo dice la ciencia.