Los Obstrovsky son pioneros en el engorde a corral y además lo desarrollaron en una zona hostil para la producción agropecuaria.
El abuelo de Diego, quien fue el que contó la historia de la familia y de la empresa a Bichos de Campo, fue un inmigrante que era talabartero, se instaló en Villarino, y con los ahorros que iba juntando fue comprando algunos campos que no estaban en producción, en una época en la cual era muy difícil allí incluso hacer ganadería.
Pero con el paso de los años llegaron las nuevas generaciones, la mejora tecnológica y el avance del área agrícola y ganadera.
El abuelo Obstroivsky pudo darle educación universitaria a su hijo, quien una vez recibido de contador volvió a Villarino y a inicios de los años 80 armó un plantel de cría en un campo donde el monte ocupaba la mayor parte de la superficie.
“Mi papá siempre fue muy inquieto, se alimenta de los proyectos” contó Diego, ahora refiriéndose a la segunda generación. Ahora él comparte la dirección de la empresa también con su hermano. Con los años, el tridente padre-hijos logró transformar la empresa Chosoico SA de pecuaria a agroindustrial.
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El campo de Villarino primero pasó de criar a recriar animales, hasta que a mediados de los 90 les surgió la inquietud de mejorar la forma de terminar la hacienda y eso los llevó a probar diferentes alternativas como la alimentación con granos en comederos de lona al pie de un molino.
Vieron que funcionaba y así fueron armando uno de los primeros feedlots profesionales del país. Al mismo tiempo comenzaron a participar de la Cámara Argentina del Feedlot. Ese establecimiento comenzó a operar a mediados de los 90 y se dedica a engordar animales para el consumo.
Pero no conformes con eso, los Obstroivsky fueron por mucho más.
“Mi papá empezó a buscar algo en la industria para darle valor a producciones de la zona. En una época se hacía mucho trigo y entonces hizo un molino harinero en Algarrobo. Esto fue en el 95. Del molino quedaba el afrechillo, una parte se usaba para el engorde y posteriormente se buscó pelletizarlo. Entonces se armó una planta de alimentos balanceados también en Algarrobo”, contó Diego
Para fines de los 90 la firma contaba con animales de cría, engorde a corral, molino harinero y planta de balanceados.
Pero, y no podía ser de otro modo, fueron todavía más lejos. En el arranque del nuevo milenio y con los hijos sumándose a la empresa se conformó un equipo que sumó esfuerzos, conocimiento y desarrollo empresario. “Desde 2010 nos fuimos a zona de riego en Villarino por inundación por manto. A la región de Pedro Luro y Ascasubi donde se riega a través del Río Colorado. Allí instalamos otra planta de alimento balanceado, desde la cual vendemos hasta Ushuaia y desde la costa hasta la cordillera”, relató el empresario.
En la zona lo que se buscó fue desarrollar más también la ganadería y minimizar el riesgo climático, ya que el régimen de lluvias es escaso y variable.
“En esta zona de riego encontramos buena complementación porque hay pasturas y maíz, lo que nos permitió terminar hacienda a campo y en el feedldot. El engorde Algarrobo se dedicó a la producción de animales para el mercado interno y este segundo feedlot a hacienda es para la exportación”.
De eso engorde a corral salen novillos de 450/500 kilos y vaquillonas de 400/450 kilos. Lo que se busca es abastecer a la Cuota 481, aunque como los frigoríficos tienen abastecimiento propio en muchos casos ese ganado termina también en las góndolas de los supermercados.
Más allá del destino final de la carne, Diego contó que la mayor fortaleza de la empresa está en que se construyó de manera sólida y “no por lo económico sino por los vínculos. Mi papá sigue y lo alimentan los proyectos y tiene dos hijos que están en la empresa y a los que les encanta lo que se hace. Es una bendición trabajar en lo que te gusta. Genera satisfacción y encima con un lindo equipo de trabajo que suma 80 personas. Si la Argentina fuera más estable sería demasiado lindo”, finalizó.