Por Nicolás Razzetti.-
El 31 de octubre es el día internacional del arroz pero los productores argentinos tuvieron poco que festejar este año.
El arroz es una de las producciones regionales que dan vida a la Mesopotamia argentina, ya que el 75% del área implantada se concentra en Corrientes y Entre Ríos. En general los productores son de baja escala: el 43% tiene menos de 200 hectáreas y el 62% menos de 500.
Esos datos se desprenden de un informe sobre el sector que elaboraron los economistas de Coninagro. Allí se explica que la inversión para producir arroz es muy alta: se necesitan entre 1200 y 1400 dólares para sembrar una hectárea con el cereal. A los mayores costos se agrega otros problemas como los bajos precios y la falta de competitividad cambiaria.
Al respecto, Pablo Linares Luque, de la Asociación de Plantadores de Arroz, dijo que “las perspectivas de exportación no son buenas porque a raíz de la falta de competitividad local los negocios se los llevaron países como Uruguay o Estados Unidos”, que tienen actualmente mejores condiciones de negociación para su mercadería.
La consecuencia inevitable de la falta de negocios es el achique del área. Para esta campaña 2017/18 se prevé una reducción del 6% en la siembra, que ya debería haber finalizado pero que -por los excesos hídricos- todavía tiene cuadros por cubrir.
Con respecto al ingreso que perciben los productores, desde Coninagro señalaron que el precio promedio por tonelada de arroz este año fue de 226 dólares. En tanto el promedio de rinde por hectárea del país es de 6.500 kilos, por lo que el ingreso bruto por hectárea sería de unos 1.450 dólares, lo que casi empata el costo de producción y deja un margen bruto muy chico.
Desde Coninagro analizaron diferentes modelos productivos y en el caso de los que siembran el arroz en campo alquilado y bombean el agua con motores que funcionan a gasoil el margen bruto es extremadamente bajo, de apenas 20 dólares por hectárea al año.
Con respecto al resultado económico Linares Luque dijo: “La inversión es alta y el resultado económico reducido, lo que afecta la intención de siembra de los productores y expulsa del sistema a los más chicos, que son los que a su vez tienen la estructura de costos más alta y que además se concentran en la provincia de Entre Ríos”.
El dirigente agregó que según los modelos que maneja su entidad, en campo alquilado y con uso del gasoil para el bombeo “el margen bruto es cero o negativo”- Pero aclaró que aún si la cuenta diera positiva, hay otros gastos que enfrentar, como los de comercialización, además de tener que bancar el costo de vida de esas familias.
Se trata de productores que desde hace años vienen pidiendo a los políticos de turno por obras de infraestructura, en especial de electrificación, que reducirían los costos y que les permitiría seguir en carrera.
Para Coninagro hay otros modelos que sí arrojan resultados positivos. Los que bombean agua de pozo con electricidad tienen un margen bruto de 350 dólares y los que tienen represa y usan gasoil obtienen un margen bruto de 375 dólares. En general se trata de empresas grandes, que manejan superficies mayores, tienen diversificación productiva y otra espalda financiera.