En el sur de nuestro país se extiende una buena cantidad de las hectáreas que la Compañía de Tierras Sud Argentino, perteneciente al grupo Benetton, posee y administra productivamente. Una porción de ellas es administrada por Vivian Hughes, descendiente genuino de los galeses que llegaron allí hace casi 150 años y colonizaron varias regiones de la provincia de Chubut.
Vivian es un hombre robusto, alto, de voz gruesa. Habla pausado y tranquilo, como si no tuviese apuro en contar su historia y la de su familia. También de esa forma recibe a Bichos de Campo en su trabajo, en la estancia el Maitén, en la zona cordillerana de Chubut, a pocos kilómetros del límite con Río Negro.
Es quizá esa cálida presencia la que hace que el diálogo con Vivian sea más intimista, y haya lugar a preguntas más personales, como la del origen de su nombre. Cuenta que no es muy común ese nombre en Argentina, pero si popular en la tierra natal de sus antepasados. Esa forma de nombrarlo a él, también explica parte de la migración europea en la Patagonia: “Los galeses en el afán de continuar siendo galeses a pesar de estar en territorio argentino, les pusieron a sus hijos nombres galeses, o británicos. Bueno, a mí me tocó ese. Mi hermano mayor se llamó Vernon, por ejemplo. Mi papá se llamaba Ivor, pero todos somos argentinos nacidos acá”.
Esa explicación sobre su nombre de pila lleva a la historia migratoria europea, de la que Vivian sabe mucho, ya que fueron sus bisabuelos los que llegaron por primera vez a suelo argentino, y a través de las generaciones el relato cobró vida: “Yo soy descendiente de galeses, de los que llegaron en 1865, cuando vino la primera inmigración galesa a Argentina, concretamente a Chubut. Y si bien mi familia no vino en el primer barco que era el Mimosa, vino en barcos posteriores. A pesar de eso, mis cuatro abuelos ya eran argentinos”.
Mirá la entrevista completa con Vivian Hughes:
De acuerdo con la historia que atravesó esas 4 generaciones y hoy se mantiene viva en Vivian, “hubo una fuerte opresión para los galeses por parte de los ingleses. Entonces se generó un movimiento, una corriente de pensamiento, en la que muchos galeses decidieron irse de Gales a cualquier parte del mundo. Eligieron Argentina para vivir porque el gobierno argentino les garantizó que podían formar una colonia donde pudieran seguir con su sus costumbres, su religión, su forma de vida y mantener el idioma”.
Esto resume la buena cantidad de descendientes galeses en la Patagonia, quizá siendo Gaiman el refugio más popular, con raíces diversas: además de Argentina, los galeses buscaron su libertad en destinos como Estados Unidos o Australia, pero decidieron finalmente establecerse en nuestro país. “No se sintieron a gusto ahí, acá sí”, resume Vivian.
Como dijimos, el apellido de Vivian es Hughes, y le gusta presentarse así: “Me llamo Vivian y mi apellido es Hughes, como el pueblo de Santa Fe”.
Trabaja de mayordomo en una de las estancias que la familia Benetton posee en nuestro país, pero explica que ser mayordomo no es como el trabajo doméstico. Tampoco es el habitual asesino de las películas de antaño. Vivian dice que ser mayordomo de estancia “es, digamos, similar a lo que sería el administrador de la estancia”.
“Yo soy en este caso el administrador o mayordomo, y dependo de una administración general. La función es la de manejar la estancia de acuerdo a lineamientos o parámetros que establece la administración Central y sobre continuar con los trabajos que debe hacerse rutinariamente en una estancia, como la esquila, marcación, señalada, esquila de ojos, etc. Yo me encargo solamente de la parte ganadera”.
Al tener una responsabilidad tan grande, los desafíos no son pocos y deben ser afrontados con hidalguía. “Es un desafío bastante complejo, por la zona, por la topografía, por la cercanía de los pueblos, de los robos. Hay mucha ruta interna. Tenemos 165 kilómetros de ruta interna, porque es una distancia grande de 120 mil hectáreas con los problemas que eso trae. Las comunicaciones, por ejemplo, como el uso del celular, donde hay señal ayuda muchísimo, tanto para hacer el bien, como para hacer el mal. Hay mucho abigeato, robos diversos. Hacemos lo posible para que las pérdidas sean lo menor posible, porque como toda empresa debe dar dividendos”.
A la otra cuestión que tiene que atender Vivian es a la coexistencia y convivencia (o no) con los pueblos originarios y los grupos que reivindican reclamos de forma más radical: “Bueno, es un tema complejo, pero nosotros con gente nativa no tenemos problemas. De hecho, el 80% de los empleados de las estancias tienen padre o madre nativa, con apellido nativo y realmente no tenemos problema”, afirma.
“Yo me crié en un campo familiar, en la zona de Tecka, 100 kilómetros al sur de Esquel, en un campo que inicialmente era de mi bisabuelo y siempre hubo personal nativo o paisano, sin ser peyorativo. Siempre hubo convivencia y respeto mutuo, cada cual en su lugar y cumpliendo su función. Así que no podemos decir que tenemos problema con la gente nativa”, insistió.
Pero aclaró: “Si tenemos problema con un minúsculo grupo de encapuchados, porque no conocemos la identidad de las personas, porque los atentados siempre han sido de la forma más cobarde: Encapuchados, de noche y en banda. Con ellos si tenemos problemas, que son los autodenominados Resistencia Ancestral Mapuche, que nos quemado en esta estancia cuatro puestos, e innumerables corte de alambrado y abigeato. Todo está comprobado. No podemos generalizar que es con toda la gente de origen mapuche”.
Vivían un abrazo grande desde Rada Tilly. Orlando Rossi
Hola! qué lindo sería trabajar allí!!! saludos