La agricultura patagónica es en esencia una que se desarrolla principalmente en los valles cordilleranos y precordilleranos, en las estaciones de primavera y verano, no con un objetivo comercial sino meramente de sustento para la actividad ganadera. Si bien hay comercialización de fardos y rollos, sobre todo cuando la temporada acompaña y hay excedentes productivos, lo cierto es que en líneas generales el productor consume casi todo lo que produce.
Así es como la caracteriza Leonardo Jones, ingeniero agrónomo y asesor agrícola del establecimiento El Maitén, uno de los planteos productivos que la empresa Compañías de Tierras Sud Argentino posee entre las provincias de Chubut y Río Negro.
“Todo lo que se produce en nuestra región se destina al consumo de vacas, ovejas y caballos. La ganadería está pensada para que se desarrolle íntegramente durante todo el año en condiciones de pastoreo en campo natural. Lo que nosotros producimos es un recurso para usar de manera estratégica en determinados casos. Hacemos rollos, fardos, granos de cebada, silaje de planta entera en silobolsa, para consumo directo, de avena, vicia y cebada. Tanto la cebada como el silaje lo hacemos en años de buena cosecha donde hay excedentes. Eso se destina a los años de inviernos más complejos. Los rollos y fardos se utilizan para las recrías de las borregas y vacas”, explicó Jones a Bichos de Campo.
Dado que esa región no tiene una ventana libre de heladas, la agricultura de la zona escapa a la producción de cualquier cultivo de gruesa como el maíz, el girasol e incluso el sorgo. En el planteo de El Maitén se realizan cultivos anuales como la cebada, la avena y la vicia, además de perennes como la alfalfa, el agropiro, la festuca y los tréboles rojo y blanco.
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-¿Cómo caracterizarías al sistema de esta zona?
-No son sistemas muy frágiles, son estables en determinada medida. Estamos en un lugar donde llueven entre 300 y 400 milímetros por año, 80% de los cuales ocurren entre mayo y agosto, es decir fuera del momento en que a nosotros nos interesa. Entonces nosotros acá prácticamente no podemos contar con lluvia para todo lo que hacemos en las chacras, por lo que dependemos de sistemas de riego para garantizar una estabilidad en la producción y con el riego que tenemos.
-¿Cómo manejan el riego en este planteo?
-Nosotros con el sistema dimensionado como lo tenemos, no podemos obtener rindes del potencial que nos podrían dar los cultivos. Ese gap ocurre cuando el año nos acompaña con algunas lluvias de verano. Solo con el riego garantizamos cubrir los costos y dar con un piso productivo. Si no necesitaríamos tener el doble de inversión por hectárea en riego para llevarlo al tope de producción. Los años que son buenos nosotros podemos cosechar acá la misma cantidad que se puede cosechar en cualquier lugar del país de estos mismo cultivo. Por eso el riego es fundamental.
-¿Qué sistema utilizan?
-Nosotros tenemos un sistema que toma agua por gravedad del río Chubut, en la provincia Río Negro ya que estamos en el límite, y después lo traemos por canales hasta las chacras. Tenemos sistemas de bombeo con equipos de cuatro cilindros que toman el agua, la meten a presión a una tubería enterrada y cada 75 metros están los hidrantes que toman el agua y la llevan al ala de riego. No podemos usar un cañón ya que con el viento caería en cualquier lado. Entonces tenemos esto que es más caro, pero nos garantiza que el agua se distribuye a lo largo de los 72 metros de ancho que tiene el ala de avance.
Actualmente la empresa maneja 176 hectáreas con este sistema de riego. El resto de la actividad agrícola se desenvuelve en secano, que luego es aprovechada a través de pastoreo directo.
Pero así como el clima muestra algunas desventajas en comparación a otras zonas productivas, también ofrece ciertas ventajas, en especial relacionado a las aplicaciones de insumos.
-¿Qué esquema fitosanitario mantienen?
-Nuestra zona goza de una salud envidiable, tanto para la actividad ganadera como la agrícola. Acá no tenemos problemas de hongos. No sabemos lo que es aplicar un fungicida. Con insectos prácticamente nunca tuvimos problema. Hace diez años que no hago una aplicación para pulgón en alfalfa. Lo que sí aplicamos son herbicidas para el control de malezas. Dado que en nuestra provincia el uso de glifosato está prohibido desde hace dos o tres años, debemos utilizar combinación de otros productos que no tienen la misma efectividad. Pero es lo único que aplicamos. Hacemos una sola entrada en los cultivos al año en barbecho y nada más.
-¿Y con respecto a la fertilización?
-Al igual que la mayor parte de Argentina, los suelos son muy escasos, muy pobres en fósforo y en nitrógeno. Estos suelos en particular no son de origen eólico, como los de la Pampa Húmeda, sino de origen volcánico, por lo que tiene determinadas arcillas llamadas alófanas que retienen el fósforo y no lo dejan disponible para las plantas. Eso por eso que debemos modificar el PH del suelo, que por lo general es ácido, usando cal agrícola o yeso granulado. Se aplica a principio del invierno y se va desintegrando con todo el con la humedad del invierno y eso genera ese efecto.
-Además entiendo que el agua es limpia durante casi todo el año, excepto en los momentos de crecida. Eso ayuda a evitar desbalances.
-Efectivamente, el agua es muy pura. Es agua proveniente de la nieve de la cordillera, que no tiene sales, sodio ni ningún problema químico. Los problemas que sí podemos tener son durante las crecidas de los ríos, que traen fundamentalmente arena. La arena no genera problemas en el suelo ni en los cultivos sino en las turbinas del sistema de riego.
-¿Qué plantean a futuro respecto al planteo agrícola? ¿Buscan consolidar el modelo actual o tienen interés en hacer cambios?
-Nosotros estamos ahora en el proceso de darle más estabilidad al sistema, y ese proceso incluye la incorporación de más cultivos perennes que le dan estabilidad a la producción y generan un producto que tiene menor costo. Por otro lado, estamos en una región en donde no se riega y hemos hecho nuestro propio camino al andar. Eso hace que hayamos cometido errores y pagado los costos. Pero ya tenemos diez años de experiencia y es momento de afinar el lápiz y la estrategia. Yo pretendo no garantizar siempre el piso de producción.
A continuación Jones agregó: “Los cultivos en líneas generales los logramos. Les tenemos que dar las condiciones para que se expresen al 100% y nos den los rollos y los fardos que necesitamos, y que sabemos que nos pueden dar. Nos falta terminar de dar los últimos pasos en la estrategia del riego. Ahí es donde nosotros estamos poniendo el foco. Después está aumentar la superficie de riego. Eso ya depende de una estrategia empresarial que defina hacer inversión en ese sentido. Pero tenemos mucho para crecer todavía donde estamos ahora”.