Tal como anticipó Bichos de Campo, hay rebelión entre los molinos harineros que se niegan a ingresar al fideicomiso creado por el secretario de Comercio, Roberto Feletti, para desviar 400 millones de dólares de las retenciones a la soja hacia subsidios a la harina, con el supuesto objetivo de bajar el precio del pan que consumen las capas más empobrecidas de la población.
La rebeldía comenzó a hacerse explícita con un comunicado de Apymimra (la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Molineras de la República Argentina), en el que esa entidad anuncia que “no será parte del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino”. Es decir, las empresas más pequeñas del rubro renuncian a recibir dinero oficial, aún a riesgo de desaparecer del mapa, pues competirán contra empresas más grandes que subsidiadas podrían vender la bolsa de harina más barata que ellas.
De todos modos, la entidad que representa a cerca de dos docenas de empresas, esgrime argumentos de peso: “En reuniones con el secretario de Comercio Interior le recordamos nuestra experiencia en este tipo de intervenciones: no cumplen con los objetivos y nos ponen en riesgo. Así sucedió con la ONCCA, que dilapidó grandes sumas de dinero de los argentinos. Estas políticas generaron un efecto contrario al anunciado. No sólo el precio del pan no se redujo, sino que tampoco la totalidad de las compensaciones acordadas se abonaron en tiempo y en forma. Esto favoreció la concentración del sector”.
El temor a no cobrar en tiempo y forma es uno de los argumentos de los molinos para rechazar los subsidios, además de ciertas sospechas que indican que el fideicomiso parece haber sido reglamentado para favorecer a Molinos Cañuelas, una empresa que está concursada pero sigue siendo la líder del mercado, con más del 20% de la molienda total. Por este mismo tema hubo serias disidencias en la FAIM (Federación de la Industria Molinera), que agrupa a las principales firmas del sector.
Apymimra tomó la delantera en el rechazo formal a la propuesta de Feletti. “Los mecanismos de reintegros y los requisitos exigidos para participar del Fideicomiso que se pretende son de imposible cumplimiento para las PyMEs. El régimen nuevamente. propone vender la harina a precio subsidiado (por debajo del costo de fabricación), para luego recibir una compensación por parte del Estado sin considerar que el trigo es la variable con mayor riesgo de predictibilidad en el mundo de hoy”, argumentó la entidad.
En el mismo sentido, enfatizó que “ninguna Pyme puede vender por debajo de sus costos de producción y aguardar el pago incierto de los desembolsos”.
Desde el vamos, en diciembre pasado, cuando el secretario de Comercio comenzó a insinuar este proyecto de fideicomiso con el argumento de bajar el precio del pan común (que se hace con la harina triple cero), los molinos desaconsejaron ese camino elegido y sugirieron otras fórmulas para ayudar a la población de bajos recursos. Las Pymes ahora insisten en que le dijeron a Feletti que “hay métodos más eficaces para ayudar a los sectores más vulnerables, como la Tarjeta Alimentar, que asegura la llegada directa al necesitado”.
Sin embargo, y con la excusa de que la guerra había incrementado fuerte los precios del trigo, el funcionario kirchnerista insistió y consiguió que el presidente Alberto Fernández firme la suba de dos puntos en las retenciones cobradas a los derivados de la soja, el aceite y la harina, lo que le asegura un fondo de 400 millones de dólares (siempre que el Tesoro se los gire) para el funcionamiento del Fondo estabilizador. Con ese dinero el fideicomiso debería pagar a los molinos la diferencia entre el trigo de pre guerra, que valía 25.000 pesos por tonelada, y el que tenemos ahora, que toca los 40.000 pesos.
Para Apymimra, tanta insistencia es sospechosa. “El Fideicomiso se ha convertido en un extraño mecanismo elaborado para solventar otros fines. Este instrumento no solo subsidiaría la harina para el pan de consumo de la familia vulnerable, además propone subsidiar especialidades como harinas 0000 y tapera, semolín, premezclas y harinas integrales, que se vinculan a panificados más refinados, consumidos por sectores de alto poder adquisitivo, o son utilizados por los mismos grandes molinos que elaboren ese tipo de productos o especialidades”.
Con este modificación en el objetivo original del fideicomiso, se sospecha que Feletti intenta beneficiar a los sectores que tienen más injerencia en el mercado de productos elaborados, a la cabeza Molinos Cañuelas, que es hasta aquí el único molino que ha dicho que aceptaba sumarse a la operatoria.
“Se beneficia a los de posición más acomodada o las empresas que reciben estas transferencias”, acusó la entidad molinera, que comparó: “La molinería Pyme, para acceder al sistema, debe satisfacer innumerables, engorrosos e inexplicables requisitos. Para cumplir estas peticiones son imprescindibles estructuras técnico-administrativas sistematizadas que los molinos pymes no tenemos. Las pymes es su mayoría son administradas por sus propios dueños”.
“El sistema propuesto, favorece a las grandes empresas del sector y perjudica seriamente los intereses de las empresas pequeñas y medianas, que dicen promover”, insistió la organización, que pidió a Feletti que de marcha atrás y escuché realmente a los molineros.