Esta semana el gobierno nacional decidió “tomarle el pelo” a la cadena del maní al establecer una reducción de los derechos de exportación a productos de ese sector que casi no se exportan, pero sin alterar las alícuotas de aquellos que sí se venden en el exterior.
Desde la Cámara del Maní aclararon que “la medida reduce las retenciones de maní únicamente en el caso de envases inferiores a 2,0 kilos de productos de maní elaborados (tostados, fritos y pasta), afectando el 0,63% de las exportaciones”.
Ivana Cavigliasso es la presidenta de la Cámara del Maní y, si bien destacó el trabajo conjunto y el buen diálogo con los funcionarios nacionales y de la provincia de Córdoba para resolver esta cuestión que afecta la competitividad de las empresas maniceras, destacó el sector requiere otro tipo de medidas
“Lo que venimos pidiendo hace tiempo es la diferenciación entre un producto crudo y uno terminado como el blancheado”, explicó Cavigliasso a Bichos de Campo en referencia al maní crudo respecto del blancheado, que se obtiene a través de un proceso industrial que separa el tegumento que recubre al grano de maní. Ambos –crudo y blancheado– están gravados con un derecho del 7,0% del valor FOB.
“Veníamos trabajando en tener una diferenciación para que se promueva el valor agregado y solicitamos que sea cero en productos terminados como fritos o tostados, que no son grandes volúmenes, pero que de todos modos se exportan”, dijo Cavigliasso.
La dirigente de la cadena del maní dijo que tuvieron una reunión con los funcionarios nacionales, quienes comentaron que su intención de reducir las retenciones de los productos de mayor valor agregado, aunque al final eso se terminó aplicando al maní blancheado en envases de hasta 2,0 kilogramos, cuando se exporta en bolsa de 50 kilos.
Lo que pretende el sector manicero es que, si se lo va a castigar con un impuesto a la exportación que desalienta a la producción restando ingresos a la cadena, que por los menos eso se haga en función de una escala progresiva ajustada al agregado de valor y sobre lo que verdaderamente exporta el sector.
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“Sabemos que todos estos productos terminados en la zona generan mucha mano de obra y el beneficio que puede generar una baja de retenciones (en los productos solicitados) lo veremos reflejado en productividad, porque esto nos lleva a perder competitividad con otros países, como es el caso de Brasil, que viene creciendo fuerte y nos gana mercados que tenemos, como Rusia o Argelia y luego es difícil remontar”, advirtió Cavigliasso.
En la campaña 2020/21 Brasil produjo 674.999 toneladas de maní y para el ciclo 2021/22 se proyecta una cosecha de 700.000 toneladas, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. “Si bien es la mitad lo que produce la Argentina, el ritmo es ascendente, cuando acá todo conspira contra el crecimiento”, dijo Cavigliasso.
Según apuntó la presidenta de la Cámara del Maní, la falta de competitividad por la elevada presión fiscal, la inflación de costos y la tentación de irse a cultivos más baratos de producir como la soja o el maíz, podría reducir el área de siembra de maní en la Argentina el año próximo.
“En esta campaña que fue buena se sembraron 350.000 hectáreas y con la cosecha casi terminada se calcula que la producción sería de 1,4 millones de toneladas, pero en este contexto creemos que para el año que viene bajará la superficie con maní”, concluyó.