Los administradores de fondos especulativos que negocian contratos agrícolas el CME Group (“Chicago”) están ahora más “vendidos” (bajistas) en soja que en maíz.
La última vez que había ocurrido algo así fue en mayo de este año, cuando temores sobre la evolución de la producción de trigo en Rusia, junto con inundaciones catastróficas en el sur de Brasil y un sorpresivo ataque de Spiroplasma en la Argentina, generaron una enorme incertidumbre sobre el devenir de la oferta global de cereales.
El martes pasado –según publicó este viernes la Commodity Futures Trading Commission– los fondos agrícolas (hedge funds) redujeron las posiciones “vendidas” en maíz, mientras que las mantuvieron prácticamente constantes en futuros y opciones de soja del CME Group.
Las posiciones netas surgen de la diferencia entre las posiciones compradas (“long”, que fijan un precio techo y por ende apuestan a un mercado alcista) y las posiciones vendidas (“short”, que fijan un precio piso y por lo tanto apuestan a un mercado bajista). Tales registros se difunden con algunos días de retraso para evitar que tal información impacte en las cotizaciones de granos.
Mientras que los precios de la soja están registrando una recuperación en línea con un factor geopolítico de corto plazo –la necesidad de China de recomponer reservas del poroto–, lo que sucede con el maíz tiene un carácter más estructural.
Mientras que el último informe oficial del USDA proyectó una cosecha de maíz 2024/25 de 27,2 millones de toneladas por parte de Ucrania, esta semana la consultora Argus redujo su proyección de maíz ucraniano a 22,9 millones, lo que implica que la oferta exportable de ese país clave será sustancialmente menor.
En la Argentina, que según el informe oficial de oferta y demanda mundial del USDA en 2024/25 debería cosechar 51 millones de toneladas de maíz para generar una oferta exportable de 36 millones, el cereal viene sumando factores negativos a montones.
Además del temor generado por la expansión de la “chicharrita” del maíz (Dalbulus maidis), insecto vector del Spiroplasma –entre otras enfermedades que integran el complejo del “achaparramiento” del maíz–, en gran parte de las regiones argentinas se están agotando las reservas de humedad.
Las lluvias que están ocurriendo en estos momentos beneficiaron a algunas zonas agrícolas, pero otras –localizadas en el sector oeste del país– siguen esperando aportes de precipitaciones abundantes que no llegan.
La mala noticia es que los pronósticos climáticos de largo plazo mencionan una alta probabilidad de lluvias menores a las normales en el período de siembra de granos gruesos.
Por otra parte, debido a la distorsiones macroeconómicas presentes en la Argentina, la competitividad relativa del maíz frente a la soja se encuentra muy deteriorada.
Es decir: Argentina, que en condiciones “normales” tendría que llegar a ser el tercer exportador mundial de maíz en 2024/25 –por detrás de EE.UU. y Brasil– es muy probable que tenga bastante menos para ofrecer en la nueva campaña.