Llegó enero de 2022, pero las pérdidas en el negocio del engorde de bovinos a corral se siguen acumulando. De acuerdo con las cuentas que sacan en la Cámara de Feedlot, incluso son mayores a las que hubo el mes pasado. Aun así se está dando un pequeño repunte en el nivel de encierre.
Según el habitual informe de la CAF, a inicios de enero por cada animal engordado el margen bruto fue negativo en 4.600 pesos, contra los 2.500 pesos de diciembre de 2021.
De acuerdo a sus cuentas, vendiendo el gordo a un precio de 264 pesos por kilo vivo, que es de los precios más altos en el Mercado de Liniers y al que solo acceden en algunas ocasiones los lotes de excelente calidad, los engordes deberían pagar la invernada 275 pesos por kilo vivo. Pero los terneros para engordar cotizan en el orden de los 340 pesos.
Lo que sigue sucediendo entonces es una clara y continua descapitalización de los engordadores.
Pero incluso en este contexto, el nivel de encierre tuvo a principios de 2022 registraba un leve repunte: pasó del 56% de enero del año pasado al 58% este mes. Así el índice de reposición que elabora la cámara de los feedloteros fue de 1,05. Es decir, entró más hacienda de la que salió.
Según Juan Eiras ese aumento en el encierre tiene que ver con la sequía, pero sobre todo con compras vinculadas a la necesidad de postergar cuestiones impositivas vinculadas al cambio de ejercicio.
Esa tendencia se supone se debería sostener en los próximos meses, ya que la sequía está haciendo estragos no sólo en los cultivos comerciales sino también en las pasturas implantadas y los pastizales naturales. En este contexto, el ingreso al otoño-invierno encontraría a los campos ganaderos con niveles de forrajes muy bajos.
Eso debería llevar a una menor demanda de parte de los recriadores y por lo tanto se supone que en esta zafra los precios de la invernada podrían moderarse o al menos no continuar con la tendencia alcista de los últimos años.
Sin esa competencia por la falta de pasturas los engordadores deberían recibir más ganado este año, lo que los ayudará a licuar costos fijos.
De todos modos si se diera un mayor nivel de actividad eso no significará necesariamente que el resultado del sistema sea positivo. Para que eso suceda además tiene que haber un repunte del precio del gordo, lo que siempre es un reflejo del poder de compra del ciudadano y lo que a su vez está atado a las intervenciones posibles de parte del gobierno.
Por eso Eiras puso en dudas la posibilidad de que en febrero-marzo, con el regreso de la gente a los grandes centros urbanos luego de los vacaciones, se produzca un incremento en la demanda de carne que ayude a recomponer los valores del animal gordo y que eso permita achicar las pérdidas del feedlot.