El agrónomo Ramiro Oviedo Bustos se dedica, como todos sus pares nucleados en la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE), al monitoreo de las plagas y enfermedades que atacan los lotes agrícolas. Y eso implica que está en contacto cotidiano con los agroquímicos y otros insumos destinados a evitar daños sobre los cultivos. De todos modos, es quien dentro de esa asociación más machaca con la necesidad de hacer todo bajo el paraguas de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y de ser posible con una mirada holística, que tenga la sustentabilidad siempre presente.
“Nosotros hemos tenido una educación formal que estaba dirigida hacia esa manera de producir. Hoy hay un requerimiento de la sociedad, un cambio realmente muy importante, en relación a la necesidad de generar alimentos sanos en un ambiente sano también, sin toxicidad. Y esto ha determinado que nosotros nos tengamos que formar en esta nueva forma de ver la actividad”, contó Oviedo Bustos en su diálogo con Bichos de Campo, mostrando que esta búsqueda cruza transversalmente a la agronomía.
Oviedo Bustos ha sido, doce años atrás, uno de los fundadores de AAPPCE, una entidad que agrupa a decenas de empresas y asesores especializados en el monitoreo de cultivos. Ellos descubrieron que en lugar de competir entre sí, sería más efectivo trabajar de forma conjunta en la busca de soluciones agronómicas que les sirvan al conjunto. Por eso armaron una red que genera gran cantidad de datos y los transforma en conocimiento colectivo, imprescindible para anticiparse a situaciones de plagas y enfermedades que luego puedan desencadenar en un prejuicio económico o ambiental importante.
En conjunto, los miembros de la asociación tienen bajo su custodia 1 millón de hectáreas productivas distribuidas por todo el país. Y aunque podrían ser considerados como grandes usuarios de agroquímicos, lo cierto es que han ido modificando muchas de sus formas de hacer, en función de las exigencias sociales de consumir alimentos más saludables.
Oviedo Bustos, en particular, coordina una de las redes de AAPPCE especializada en el intercambio de datos e información sobre buenas prácticas y bioinsumos que puedan reemplazar paulatinamente los insumos de raíz química. Dice que es una demanda social pero también una necesidad que surge de la propia comunidad agronómica, que lamentablemente no fue capacitada sobre estos aspectos en las diferentes facultades de Agronomía del país, donde en cambio se les enseñaba a utilizar las recetas clásicas y la aplicación directa de los insumos.
“Antes teníamos un problema de plagas, entonces se tenía que aplicar tal producto. Teníamos un problema de enfermedades y teníamos que ir a la aplicación de un producto. Ahora lo tenemos que ver más como un sistema y tener en cuenta que lo que nosotros hacemos genera un desequilibrio en el sistema y hay que trabajar más para volver a equilibrarlo”, señaló.
Mirá la entrevista completa a Ramiro Oviedo Bustos:
-¿Entonces se apuesta por hacer una agronomía preventiva y más holística?
–Exactamente. Es ese es el concepto, que sea una cuestión más holística. En un organismo sano no hay enfermedades y esa es la tendencia en la cual nosotros estamos trabajando. Yo creo que no se debe renegar del camino recorrido y el hecho de haber trabajado con insumos y demás nos ha llevado a esta situación donde tenemos que replantearnos la manera de trabajar. Entonces creemos que en la manera creemos en la que estamos trabajando y la que estamos proyectando hacia el futuro, es mucho mejor y ese es el camino que estamos recorriendo.
-¿Hay armas novedosas para que sea mejor el futuro en materia de sustentabilidad ambiental y sin descuidar la parte económica ni el aspecto social?
–Sí, absolutamente. Hoy por suerte tenemos la posibilidad de determinar distintos ambientes en un lote en los cuales el equilibrio, los rindes de indiferencia, están por debajo de lo esperado. Es decir en un lote tenés distintas situaciones. Una situación donde rinde 5 quintales y en otra rinde 15. Donde el rinde son 5 quintales, probablemente no se alcancen los costos de producción. Esas zonas se utilizan para hacer corredores de biodiversidad que lo que hacen es permitir la presencia de predadores, de polinizadores que van a incrementar el rinde en el resto del lote. Y aparte se genera un activo ambiental que las empresas están dispuestos a pagar. Por ejemplo, hoy la Comunidad Económica Europea paga por granos producidos de esa manera con un sobreprecio.
-¿Entonces la agricultura digital permite racionalizar el uso de insumos?
–Es totalmente así. Nosotros cada vez que hacemos una aplicación generamos una huella de carbono. En la medida que la cantidad de producto que apliquemos sea adecuado a cada ambiente, disminuimos la huella de carbono. Al hacerlo por ambiente esa huella disminuye notablemente. Por otra parte, trabajando en la agricultura, por ambiente y lo que hacemos es generar mayor cantidad de materia orgánica en el suelo que se puede traducir en un secuestro de carbono. O sea, el suelo toma dióxido de carbono de la atmósfera y lo mantiene dentro del suelo, y con eso está mostrando de alguna manera disminuyendo el impacto humano sobre el cambio climático.
-En definitivas estas son las nuevas armas o nuevas prácticas en la agricultura moderna para intentar compensar el daño ambiental. ¿Los ingenieros agrónomos las están incorporando?
–Bueno, ese es el gran desafío que tenemos. En realidad, yo creo que la sociedad en su conjunto siempre se enfrenta a desafíos que antes no existían. Por ejemplo cómo manejar la inteligencia artificial dentro de todo este esquema y cuál es el rol que nosotros vamos a tener dentro de todo esto. Además de pensar quien va a pagar por estos activos ambientales que nosotros estamos generando. Como ingenieros agrónomos también nos planteamos cuál va a ser nuestra función: si es producir alimentos o si será producir energía. Entonces tenemos que tener todos los instrumentos a disposición, que pueden ser la agricultura satelital, las aplicaciones selectivas entre otras.
– ¿Entonces acá en AAPPCE no es solamente avisar sobre la plaga o las enfermedades sino también tratar de incorporar esta mirada más holística?
–Absolutamente, y esto es motivo de discusión permanente, porque nosotros solo somos un instrumento pero quien finalmente pasa a tomar la decisión es el productor agropecuario. Nosotros somos asesores. Pero igualmente está en nosotros generar el cambio en la manera de ver el negocio de nuestros asesorados. Tenemos discusiones internas sobre cómo llevarlo adelante, tenemos mucha capacitación sobre el tema de la comunicación. Estamos en ese camino, creemos que es la manera.
En esta misma línea siguió diciendo. “El 60% de la agricultura en Argentina se hace por arrendamiento y de repente lo que estamos tratando de hacer es convencer a los dueños de campo, no a los productores. Entonces cuando hablamos con los dueños de campo y les decimos que van a hacer una agricultura sustentable, con menor impacto ambiental, más respetuosa, que vamos a generar servicios ecosistémicos, los dueños, muchas veces acceden a una reducción en los arrendamientos en virtud de que hay una conservación de recursos”.
-Todavía estamos en el principio de una reconversión hacia esa agricultura a la que aspirás, en un proceso embrionario ¿Pero crees es que la Argentina está en un buen camino?
-Depende del contexto en que uno analice las cosas. Si uno analiza a nivel global, Argentina es muy eficiente. Nosotros producimos con retenciones y Europa produce con subsidios. Entonces la lógica es absolutamente distinta. Nosotros tenemos que ser muy eficientes en el uso de recursos y eso hace que, por ejemplo, apliquemos menos cantidad de nitrógeno que genera gases de efecto invernadero, una de las condicionantes del cambio climático. Entonces al tener el número tan justo, somos muy eficientes. El tema de la siembra directa en Europa no se utiliza y es una gran generadora de contaminación, porque al mover la tierra se producen gases de efecto invernadero y demás. Entonces desde lo conceptual partimos de un lugar muy importante. Nosotros tenemos la tendencia a minimizar lo que hacemos, pero cuando nos comparamos con el resto de los países productores estamos muy bien.
Todo en los manuales, en la practica nada, cero.
Verso para pagar menos de alquiler
Los extremos son malos, negarse a las cosas no nos suma; soy agrónomo y me preocupa el desmonte y la pérdida de biodiversidad; al planeta hay que cuidarlo si queremos seguir produciendo y estando todas las espdcies como corresponderia; el agro ya tomamos demasiado del medio ambiente, ahora viene otra etapa, no seamos necios, saludos
Este año me puse a extraer los montes de especies exoticas introducidas (eucaliptu, acacia negra) y a plantar especies nativas, armé unos montes mas grandes y de especies consociadas, no me cuesta nada poner mejorar el campo en todo sentido y colaborar con el medio ambiente de verdad, es un placer ver bichos nuevos y preservarlos, saludos
Dos grandes Agrónomos y Personas Ramiro y Carlos tuve la fortuna de trabajar con ellos. Muy buena nota los felicito.