La eterna pelea por las aplicaciones de agroquímicos podría saldarse desde el punto de vista tecnológico. Al menos eso es lo que cree Esteban Bilbao, cofundador junto a su hermano Agustín de la empresa Agroestudio Viento Sur, especializada en las aplicaciones selectivas o dirigidas, una tecnología que cada vez parece cobrar más fuerza en la Argentina, aunque debería crecer mucho más a futuro.
Las aplicaciones selectivas, dirigidas, inteligentes o precisas –los adjetivos son múltiples-, suponen un cambio en la forma en que se trabaja actualmente con los herbicidas. Si ahora la pulverizadora ingresa a un lote y aplica herbicidas sobre el 100% de la superficie del lote agrícola, con esa nueva tecnología solo se realizarían aplicaciones en los lugares en donde se identifique puntualmente a la maleza que se queire combatir.
“Lo que se hace es poner sensores de verde al pulverizador, al famoso mosquito que fumiga. Arriba del ala se colocan sensores conectados a los picos y uno recorre el lote sin aplicar. Donde el pico detecta la maleza, se da la orden de aplicar”, explicó a Bichos de Campo Bilbao.
Las marcas de sensores disponibles en la actualidad son dos: una mide el índice verde, es decir que funciona por colorometría, y el otro mide el nivel de clorofila de la maleza a remover. En paralelo, distintas empresas se encuentran desarrollando la identificación por cámaras, que a futuro podrían sumarse a las maquinarias.
“Apuntamos a mejorar la eficiencia, y eso lo mejoramos poniendo el herbicida en donde tiene que estar. Con esto venimos midiendo ahorros del 78% en barbechos. Aplicamos entre el 20% y el 30% del lote nada más”, aseguró Bilbao.
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Según las estimaciones de Viento Sur, se puede llegar a un ahorro económico de 29 dólares por hectárea por año, además de una reducción en el impacto ambiental que esta empresa mide utilizando el índice EIQ de Estados Unidos.
Bilbao cree que esta tecnología será clave para comenzar a saldar la polémica por las aplicaciones, pero a la vez sabe que no alcanzará solo con esto. “Esto es biología y es evolución. Si hacemos siempre lo mismo las malezas se adaptarán. La idea es ir haciendo un manejo integrado de malezas, ir rotando en las distintas formas de manejarlas, a eso sumarle los cultivos de servicio y la rotación. Y esto, las aplicaciones dirigidas nos dan un aire muy grande para hacer un mejor uso de los herbicidas”, sostuvo el especialista.
Bilbao consideró además que esta tecnología puede ayudar en aquellos casos en donde la discusión por las aplicaciones derive hacia una prohibición total de los agroquímicos en los periurbanos, ya que el trabajo con los sensores permite hacer controles y auditorias sobre lo que se aplica en tiempo real.
De nuestro archivo: Esteban Bilbao tiene una receta para terminar con la eterna pelea sobre agroquímicos: Aplicaciones dirigidas que reducen hasta 75% el uso de glifosato
-A veces las tecnologías puede tardar en difundirse porque resultan caras para los rpoductores. ¿Cómo está este proceso?- le preguntamos al asesor.
-El costo de esta tecnología esta estanco, hace muchos años que cuesta lo mismo y las empresas están decididas a que cueste lo mismo. Probablemente cuando salgan tecnologías nuevas de marcas nuevas, sean disruptivas en la cuestión del costo. Lo que sí nos va variando es el costo de manejo de malezas. Por eso lo que antes era impagable de la tecnología, hoy se paga porque el costo creciente por malezas que estamos teniendo.