De cara a lo que está pasando, en los últimos días muchos productores se ilusionan con que aparezcan los “cuadernos del agro” o algo por el estilo. Centeno tiene apellido de cereal, pero lamentablemente no escribió sobre la corrupción en el sector agroalimentario. Era chofer de Roberto Baratta, un funcionario que dependía de Julio De Vido y se ocupaba de otros menesteres en el gobierno. Nada que ver con el agro. Esos milagros rara vez se repiten.
La corrupción a gran escala en la política agropecuaria, de todos modos, existió. ¡Vaya que si existió! No se trata de hacer una competencia sin sentido entre sectores económicos, ni ver quién afanó más y en dónde lo hizo. Hay un cierto punto en donde la corrupción se parece al dolor, que de tan fuerte deja de doler. La corrupción en el agro fue tan grande como la corrupción en la energía o en la obra pública o en el transporte. Sobrepasó ese punto y de tan grande que fue ya no sorprende.
¿Existen los cuadernos de la corrupción en el agro? No creo que existan. Existen sí muchas notas, apuntes, pruebas. Existen expedientes que relatan con lujo de detalles como dos personajes del entorno más cercano a Néstor y Cristina Kirchner elucubraron todo tipo de situaciones que servían para recaudar mientras se simulaba “cuidar la mesa de los argentinos”. Como diría Horacio Verbitsky, servían para “robar para la corona”.
Si hubieran quedado algunos cuadernos sobre la corrupción en el agro, seguramente incluirán los nombres del ex titular de la Aduana, la ONCCA y la AFIP, Ricardo Echegaray; y del ex secretario de Comercio Interior, hombre fuerte de la economía, verdugo de muchos ministros, Guillermo Moreno.
De Moreno nos ocuparemos más adelante, aunque en este conducto delictual que vamos a describir ahora también él cortaba el bacalao. Pero en este primer capítulo nos dedicaremos a las compensaciones que distribuyó la ONCCA entre 2007 y febrero de 2011, cuando se disolvió. Fue ese el período en que el gobierno nupcial decidió subsidiar a diferentes sectores productivos -a veces con razón, pero la mayoría de veces no- con el supuesto objetivo de que eso colaborara a reducir el precio de los alimentos para los argentinos. Algo que, más tarde o más temprano, jamás sucedió.
Concentrémonos entonces en los subsidios o compensaciones que otorgó la ONCCA. La corruptela generalizada allí se instaló a partir de que en marzo de 2008, en pleno conflicto con el campo por la Resolución 125, se designó en ese organismo a Echegaray, como paso previo a su recalada en la AFIP. Luego la ONCCA quedó a cargo un hombre de su riñón, Emilio Eyras. En el medio, una comparsa de escribanos y abogados truchos de Mar del Plata coparon todos los casilleros en el organismo para ejecutar desde allí una corrupción a mansalva. Hoy la mayoría de ellos siguen cobrando suculentos sueldos en el organismo tributario.
Recurro a datos del libro “Fuera de Control”, de editorial Planeta, que reconstruyó esos hecho. La ONCCA fue disuelta por Cristina Kirchner en febrero de 2011, cuando ya no podía ni siquiera disimular de la vergüenza que sentía por los casos probados de desvíos de fondos públicos. O valijas.
Hasta ese momento, las diferentes conducciones de aquella ONCCA habían firmado 4.332 resoluciones distribuyendo 10.580 millones de pesos en subsidios entre empresas del sector agroindustrial. Al tipo de cambio de esos años fueron entre 3.500 y 4.000 millones de dólares. Hoy no serían ni 400 millones.
Con 3.771 millones de pesos, el sector más beneficiado por las compensaciones oficiales fue el de los molinos de trigo. La ONCCA los subsidiaba para que vendan barata la bolsa de pan a las panaderías, ya que así éstas podían vender a 2,50 pesos el kilo de pan, aunque todos sabían que ese precio era sencillamente “testimonial”. No existía. De los 3.771 millones de pesos distribuidos por la ONCCA entre un total de 113 empresas, el 49% fue sido destinado a apenas 10 molinos.
El grueso de esos pagos se concretaron entre 2007 y 2010, coincidiendo con el apogeo de Echegaray en la ONCCA y AFIP.
Para que se diviertan y revisen la historia, en el siguiente listado están los pagos autorizados a cada una de esas empresas. No hay problema en publicar esta lista, porque es dinero público y las resoluciones de pago fueron publicadas en el Boletín Oficial durante aquellos años.
Con 2.195 millones de pesos repartidos en 961 resoluciones de pago, el segundo sector más favorecido por la ONCCA fue el de los feed lots. Allí se detectaron los principales casos de corrupción en la gestión de Echegaray y Eyras. Y la razón es sencilla: a diferencia de los molinos o las avícolas, los corrales de engorde eran muchos y más difíciles de controlar (o más fáciles de inventar). En este rubro se dibujó de todo y en total se terminaron pagando subsidios a 1.030 de estos establecimientos, aunque los diez primeros concentraron 19% del total de ese dinero.
Hasta el matarife Alberto Samid, principal defensor de la política ganadera de los Kirchner, cobró más de 1 millón de pesos en subsidios de la ONCCA, el mismo organismo que lo había denunciado muchos años atrás por ser un evasor serial.
El grueso de estos pagos (por 1.834 millones de pesos) se concretaron en el trienio 2007/2009. ¿Quiere saber qué feed lots cobraron compensaciones? Descargue el siguiente listado:
En definitiva, en esos dos rubro ya tiene más de la mitad de los subsidios que distribuyó la ONCCA en aquellos tiempos. Los hubo además para aceiteras, para lácteas, para productores de leche o trigo, para las empresas avícolas…
¿Existirán los cuadernos de la corrupción en el agro? Si como se decía en aquellos tiempos funcionó una ONCCA paralela en la que los empresarios del agro debían ir a dejar entre 10 y 30% de los montos que luego cobrarían como compensación (según el grado de legitimidad de los expedientes a aprobar), entonces estaríamos hablando de una suma de entre 300 y 1.000 millones de dólares desviados hacia… Quizás no compita con la obra pública, pero no es moco de pavo. No desprecien a los del campo.
Por ahora no existen cuadernos de la corrupción en el agro. No hay choferes escribas en el Ministerio de Agroindustria o en la Secretaría de Comercio. No han aparecido. Y la mayoría de los expedientes que podían haber dado cuenta del desvió millonario de fondos públicos se convirtieron en cenizas, durante un extraño incendio que atacó las oficinas de la ONCCA un domingo cualquiera en horas de la tarde. ¡Vaya casualidad! Luego Cristina se ocuparía de disolver el organismo, como para que no quede ninguna piola de donde tirar.
Pero… ¿Y si cambiamos de lógica? ¿Qué sucedería si hacemos algo nosotros en vez de esperar que aparezcan -como un hecho fortuito- unos cuantos cuadernos milagrosos que hagan por si solos el trabajo que durante años esquivó hacer la justicia?
En todo caso, bien vale la pena publicar todo junto el listado de quienes cobraron las benditas compensaciones de la ONCCA para ver qué sucede… Quizás haya un efecto cuaderno. La gente que descubra anomalías puede ir a denunciarlas, y los empresarios quepagaron coimas quizás puedan llegar a arrepentirse,
Sin cuadernos milagrosos sobre la corrupción en el agro, lo que hay aquí son listados y listados. Largos y tediosos, que nadie quiso mirar en el momento oportuno. Tal vez ahora todos los que tienen un afán de justicia legítima puedan bucear dentro de estas listas. Busquen tranquilos. Y cuenten lo que encuentran.
Pero no se hagan ilusiones. Si en el documento de los feedlots acaso se le ocurre buscar “Echegaray” y “Hacienda Argentina SA” no va a obtener resultados, pues los 2 millones de pesos que el ex titular de la ONCCA asignó a un feedlot de Puntal Alta que había armado con sus propios testaferros no llegaron nunca a pagarse. La difusión pública del caso evitó que el mismísimo repartidor de subsidios llegara a cobrar los suyos.
Ese quizás haya sido el único y reparador acto de justicia en este universo repleto de mugre.
Que deprimente. La honestidad era castigada por el gobierno. Lo que dañaron el país estos delincuentes no tiene fin.
el Ricardo E, tuvo la mala idea de poner de domicilio de los feedslots su depto. Por lo tanto, hay alguna piola de donde tirar…si se quiere, obvio.