El cambio de los precios ganaderos luego de un largo período de atraso en relación a la inflación, sin dudas, benefició a los productores y sobre todo a los engordadores, que venían muy castigados por este desfasaje y por la fuerte sequía.
Si bien los valores mejoraron, todavía les falta para recortar la brecha contra la inflación acumulada en el último año. La mejora fue del 70% en el ganado contra una inflación que se desbordó 100%.
El productor comenzó, en términos solo de precios, a sacar la cabeza del agua, aunque sigue complicadísimo por la seca.
En el caso de la industria consumera (los frigoríficos que venden carne al mercado interno), los cambios en los valores generaron un problema porque no se puede todavía generar todo el traslado a los consumidores. Y en el caso de la exportación, los valores de la hacienda que nutre dicho negocio subieron más que los de la carne.
Este miércoles, en el MAG (Mercado Ganadero) de Cañuela, se operó con una entrada de 10.500 vacunos y lo que se vio fue una actitud más tranquila de la demanda que se viene evidenciando desde hace unos días.
La suba parece haber encontrado un techo, debido a que a los matarifes les cuesta el traslado del precio de la hacienda al mostrador cuando además no cuentan con ingresos por los subproductos.
El cuero no vale, el de vaca no tiene precio y el de novillo se paga poco. Si bien el gobierno anunció que se iba a dar por finalizado con el esquema comercial que beneficia desde hace décadas a las curtiembres, todavía no pasó nada y no se conoce la letra chica.
Lo que también se recompuso fue el precio de la hacienda para la exportación.
El novillo que hace un mes valía 700 pesos el kilo de carne en gancho ahora se paga 830 pesos. La suba fue de casi 20%, cuando el precio de la tonelada Hilton pasó de 14.500 a 16.000, lo que indica un incremento de 10%.
El kilo en gancho de la carne de vaca que va para China es de 600/610 pesos cuando hace un mes se pagaba 520 pesos, la suba fue del 10%. Pero los precios de la carne que paga aquel país asiático se mantuvieron estables. El garrón y brazuelo -por tomar dos cortes referentes del negocio- siguen valiendo 6.000 dólares la tonelada.
Es decir que la hacienda para exportación subió más que el ingreso que tienen los frigoríficos por la carne que despachan y eso tiene que ver con dos cuestiones.
La primera es el faltante estacional de novillos y además todavía no hay vacas cuyo descarte quizás se adelante por la seca pero todavía habrá que esperar que llegue el otoño. A esto se suman los derechos de exportación, el atraso y el desdoblamiento cambiario complican más aún a los frigoríficos.