Héctor Toller es productor citrícola en el noreste de Entre Ríos y fue también uno de los que se puso al frente del micrófono en la asamblea que la Mesa de Enlace hizo en Gualeguaychú el pasado miércoles 13. Allí contó la necesidad que tienen en esta actividad por políticas que brinden sustentabilidad económica.
Toller contó que en esa región, que es fundamental para asegurar la oferta de naranjas y mandarinas, este año hubo una importante zona productiva que sufrió el efecto del clima. Hubo una fuerte granizada que dejó a muchos sin nada en Santa Juana, La Fraternidad y Colonia San Roque, por nombrar algunas localidades afectadas. Esto dañará también a la producción del ciclo que viene, que arranca en la primavera, ya que las plantas quedaron dañadas.
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Pero más allá de estos temas coyunturales hay otras cuestiones de fondo. Un problema eterno son los bajos precios de la fruta por la ausencia de mercados. Otro drama sin solución es la problemática laboral, en la que se trabajaba para encontrarle la vuelta y que se pueda blanquear a los empleados.
Respecto de los precios, dijo Toller que dependiendo de la variedad y la calidad están cobrando entre 8 y 10 pesos por kilo en planta de fruta, que luego se vende al público entre 120 y 130 pesos. En el medio, para los productores el costo de producción oscila entre 15 a 20 pesos.
“Estamos cobrando el 50% del costo”, resumió el productor entrerriano En esto tiene que ver que la demanda interna tiene el poder de compra recortado, pero además “hay una sobreoferta por los problemas que hay en el mercado mundial y la falta de competitividad exportadora nuestra”, indicó el entrerriano.
A todo esta situación se agrega el problema que arrastran desde hace año con los empleados. La masificación de planes sociales hace que los trabajadores no se quieran blanquear cuando son convocados a participar de las tareas de cosecha, por temor a perder justamente esos beneficios. Pero además muchas veces se los necesita por pocos días y eso complica que se los pueda dar de alta y de baja ante los organismos públicos, como es el caso de ANSES o AFIP.
Para resolver eso se está trabajando con las entidades del sector en la posibilidad de que el trabajador rural zafrero cuenta con una tarjeta magnética, con la que pueda fichar cada vez que ingresar y termina de trabajar.
“Queremos tener un sistema donde estén incluidos los aportes patronales, la jubilación, mutuales, el aporte sindical. Entonces el empleado pasa la tarjeta cuando entra y sale y el productor con eso paga los impuestos y aportes por los días que le dio trabajo. Luego esa persona se va a trabajar al campo de un vecino y hace lo mismo. Necesitamos de un sistema que sea muy práctico”, explicó Toller.
Al respecto el productor y dirigente de la Federación del Citrus, Fernando Borgo, agregó: “Se trata de empleados que trabajan en forma discontinua con tal o cual productor, pero de forma continua en el sector, ya que se los emplea por más de 10 meses al año en la citricultura y en ese sentido no se corre riesgos de que el empleado tenga precariedad laboral. Al contrario, haría que todo el tiempo que trabajan en el sector sea genuino y tengas sus aportes”.
Toller agregó que hace 45 días presentaron el proyecto a las autoridades provinciales y que esperan poder avanzar en este tema que resolvería un problema serio.
Pero al mismo tiempo desconfía: “Me quedó algo muy claro luego de tantos años en las instituciones: hasta que no llega la crisis no hay forma de hacerle entender a los dirigentes cuál es la solución. Cuando todo está por explotar recién ahí te empiezan a escuchar, pero los tiempos de la producción y los de la política tienen un diferencial abismal”.