A inicios de este mes el informe de la Cámara Argentina de Feedlot indicaba que el margen bruto -antes de impuestos- era positivo, y que cada vacuno enviado a la faena dejaba un saldo de 9.000 pesos, sin contar el costo financiero del dinero. “Eso claramente se revirtió y la perspectiva es muy incierta”, dijo Fernando Storni, presidente de la entidad que reúne a los feedloteros.
En ese sentido, Storni agregó: “Hoy el sistema necesita un margen bruto de entre 18.000 y 20.000 pesos para que la renta del ciclo sea cero, es decir, para cambiar la plata, contemplando el costo financiero del dinero. Esto significa tener en cuenta el costo de oportunidad de la inversión”.
De acuerdo a los datos vertidos por la cámara, las cuentas vuelven a dar mal para este eslabón de la cadena, que viene de varios años muy duros en los que muchos establecimientos se descapitalizaron, perdieron hacienda y se reconvirtieron mayormente en hotelerías, prestando servicios de engorde a matarifes y frigoríficos.
Durante el congreso Maizar, Bichos de Campo dialogó con Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot. Mirá la nota completa:
Este cambio de tendencia en el negocio tiene que ver con la baja en los precios de la hacienda, que expresa los efectos de la crisis en la población. Los precios del ganado para faena caen casi a diario.
En el Mercado Agroganadero de Cañuelas se manifiesta esta tendencia: Por estos días son muy pocos los lotes de novillos que superaron los 290 pesos y también contados los lotes de novillitos y vaquillonas que superaron los 330 pesos.
En el caso de los novillos hace pocas semanas se vendían con máximos de 320 pesos. Sin embargo, en pocos días esta categoría sufrió la baja de 10% contra una inflación mensual de 5%, tan solo en junio. Para novillitos y vaquillonas la caída fue de similar porcentaje.
Es por esto que el precio de la hacienda para empatar a la inflación debería aumentar a razón de 20 o 30 pesos por mes, pero está sucediendo lo contrario, gracias a la incertidumbre económica. Es claro que el poder de compra está dando señales de agotamiento.
Sumado a esto, hay un alto nivel de oferta de pollos y cerdos que muestran signos de crecimiento en su consumo, ya que entre ambas suman 68 kilos por habitante al año en promedio. Este elemento también ayuda a la presión bajista del precio de la carne vacuna primero, y de la hacienda después.
En este contexto, crece la preocupación entre los feedloteros por el resultado final del ciclo de engorde, ya que el valor de compra de la hacienda para la faena ronda los 340/350 pesos en el caso de las terneras, y 380 pesos promedio el ternero.
El escenario no es para nada alentador ya que todavía no entramos en el período de mayor oferta de ganado para la faena, que se dará a partir de fines de agosto, o inicio de septiembre y que va a durar hasta el fin de la primavera.
Los engordadores están buscando alternativas para adelantar o estirar la terminación del ganado y así evitar un pico de ofrecimientos, pero no hay estrategia productiva en este eslabón que pueda contra los misiles que les envía la macroeconomía. La inflación y la devaluación del ingreso pueden más y ponen en jaque las cuentas del sistema.