Un médico se hace responsable de los tratamientos que recomienda a un paciente. Y la gente le cree. ¿Por qué no puede suceder lo mismo con los ingenieros agrónomos y los tratamientos que ellos recomiendan para sanar o cuidar de los cultivos?
Ese es el dilema que enfrentan en los últimos años los ingenieros agrónomos de todo el país, pero en especial en las zonas agrícolas extensivas. En Santa Fe, el colegio profesional que los agrupa acaba de hacer un llamamiento a la sociedad, para que recupere la confianza en ellos y su profesionalismo. “Los Ingenieros Agrónomos habilitados somos la garantía de los sistemas de producción en los periurbanos#”, enfatizaron en un comunicado.
Explicaron los integrantes del Ciasfe (Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Fe) que la incredulidad social de la que padecen nace “ante el avance creciente de la urbanización sobre la zona rural y la obligación de producir alimentos inocuos y en cantidad suficiente para atender de manera segura las necesidades de la población y reducir el impacto ambiental”.
Con este comunicado, la entidad pretende revalorizar el rol del profesional de que se hacen las cosas con cuidado, mientras en Santa Fe crecen las denuncias de organizaciones ambientalistas y muchos pueblos y ciudades aplican regulaciones cada vez más restrictivas en el uso de productos agroquímicos cerca de las zonas pobladas.
“En relación a la utilización de productos fitosanitarios o agroquímicos, el CIASFE sostiene que el cuidado de la salud humana y la protección de ambiente son premisas que deben siempre preceder cualquier planteo productivo o aplicación de tecnología. Cualquier sistema de producción que respete esos principios es avalado por nuestra Institución dado que entendemos es la forma de producir”, se enfatizó.
Pero también se aclaró que al producir con agroquímicos “es indispensable hacerlo con la presencia de un profesional experto en la materia como lo es el Ingeniero Agrónomo formado, capacitado y habilitado para garantizar que los alimentos que se producen sean inocuos y no afecten la salud humana ni el ambiente en toda la etapa de producción, respetando y haciendo cumplir la ley y los protocolos correspondientes para asegurar la inocuidad”.
El colegio profesional reconoció que “en los últimos años, el empleo de las nuevas tecnologías generó un incremento de la superficie agrícola cultivada, provocando una creciente preocupación en poblaciones urbanas rodeadas de cultivos; acerca de los efectos sobre la salud y los ecosistemas que puedan ocasionar el uso de productos fitosanitarios. Es por ello que reiteramos que bajo la mirada atenta y profesional de un Ingeniero Agrónomo, la población debe estar segura que la producción de alimentos estará cuidada y controlada por su experticia”.
“Creemos que la falta de información correcta y certera genera un efecto de repudio en la población y también en la justicia. En reiteradas oportunidades los hechos y sus consecuencias son analizados por la prensa y algún sector de la población sin tener la adecuada información científica”, se quejaron los agrónomos santafesinos. De todos modos aclararon que “no pretenden minimizar ni desestimar el riesgo y las consecuencias en las que se podría derivar si se hace un uso incompetente y en ausencia del profesional que debe intervenir para dar las garantías correspondientes”.
Para evitar ser demonizados, y en vez de aplicar mayores restricciones, este colegio profesional consideró que #”es cada vez más importante generar protocolos responsables que regulen su uso, en el marco de las Buenas Prácticas Agrícolas, con asesoramiento de Ingenieros Agrónomos, aplicando el manejo integrado de plagas, además de utilizar en forma responsable y eficaz los productos ftosanitarios y así evitar correr riesgos innecesarios”.
Para CIASFE “dichos protocolos, conjuntamente con otras técnicas que impliquen utilización racional de agroquímicos, son herramientas que han venido utilizándose desde hace décadas en el mundo con excelentes resultados. La restricción de todo tipo de aplicación/pulverización, en el rango que sea, si no se respetan esas Buenas Prácticas, resultan ineficaces como herramienta resolutiva del problema”