La Argentina cuenta con una de las llanuras más fértiles del mundo. Pero como todo lo que se usa de forma intensiva y a veces no de la manera correcta, esa llanura pierde calidad y en este caso también podría verse afectada su productividad.
Esto lo alertó el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires (CIAFBA), que se creó durante la pandemia y que recientemente armó una comisión dedicada a monitorear y analizar el estado de los suelos.
“Es una enorme preocupación, por lo menos de los profesionales que tenemos que ver con la producción agropecuaria. Vamos al oeste de Buenos Aires y hay días en los que el viento vuela todo. En regiones como la de las sierras hay unas pendientes bárbaras en las que las lluvias hacen correr el suelo trabajado”, contó Horacio “Peco” Repetto, uno de los integrantes de la comisión sobre la conservación de suelos de Ciafba.
Luego agregó: “Tenemos que lograr como profesionales transmitirle a la sociedad todo el grave problema de lo que está pasando con estos recursos”.
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Repetto destacó como nota preocupante el ingreso en el norte de la provincia del cultivo del maní, que requiere de ciertos cuidados debido a los efectos que tiene sobre el suelo (que debe ser removido en el momento del “arrancado” de la planta). El área núcleo del cultivo es el sur de Córdoba, pero se viene expandiendo a otras provincias.
“El maní ingresa por una cuestión económica, pero también porque en otras provincias está regulada su siembre. Por ejemplo en La Pampa uno ve campos con franjas en las que se intercala este cultivo con el maíz. En Buenos Aires no hay nada que lo regule. No digo que haya que dejar de producirlo, pero sí que hay que hacerlo de forma que no afecte al suelo”, dijo Repetto.
El agrónomo señaló que es necesario “producir de forma sustentable para no quedarnos sin suelos”.
Otra cuestión que afecta al estado de los suelos tiene que ver con la inclusión de pautas culturales como la labranza, en lugar de la siembra directa. Esto no tiene que ver con la inclusión o desarrollo de cultivos como el maní o la papa, sino con la reacción de los agricultores al avance de las malezas, que ya presentan grandes resistencias a la utilización de diversos herbicidas.
“Hace ya unos cuantos años vienen aumentando las malezas resistentes y el productor agropecuario piensa que la solución es la labranza. Está recontra comprobado que la labranza no lo es y que puede ser contraproducente y favorecer su desarrollo”, explicó el profesional.
-¿Entonces por qué se recurre a esta herramienta?
-Los productores saben el beneficio de la siembra directa, pero a veces dicen pruebo igual a ver qué pasa. Creo que hay dos cuestiones a tener en cuenta: se cree que (la labranza) es una solución fácil y por otro lado hay una presión comercial por un montón de incrementos que realizan diferentes tipos de labranzas.
Repetto considera que la resolución de estos problemas debe quedar a cargo de profesionales, “como cuando uno va al médico y me indica qué remedio tengo que tomar”, ya que cuando uno se encuentran con estos problemas se debe recorrer bien el lote, identificarlo y buscar la solución más adecuada.
“¿Qué es lo que uno ve? Esto lo digo como profesional porque que me toca verlo: que algunos productores compran estos implementos y lo pasan de forma indiscriminada por todo el campo y no por determinados lotes. Ahí debe estar la mano del profesional para recomendar que se debe hacer”, insistió Peco.
Buenas noches. Que hipocresía. Recién se da cuenta Repetto y Cía de la alarmante degradación de los suelos bonaerenses. Donde estaban hasta ahora ?…en una burbuja ?…muchachos el árbol les tapó el bosque…
Edafología. Necios