Los costos de producción agrícolas siguen creciendo al tiempo que los precios de venta de los granos permanecen “planchados” por derechos de exportación, “retenciones cambiarias” e intervenciones directa de mercado. Una combinación peligrosa.
“La demanda por alquileres agrícolas está firme”, afirmó el operador del mercado inmobiliario rural Juan José Madero, quien además señaló que los valores en quintales de soja por hectárea se mantienen iguales a los de campaña anterior o con un aumento de un quintal por hectárea.
Los aumentos de valores suelen observarse por lo general en aquellas regiones agrícolas que lograron zafar de la sequía o bien cuando aparece un interesado en tomar un campo ya arrendado y ofrece un quintal por hectárea más de lo pactado por el actual inquilino.
“Se observa una mejora generalizada de un quintal por hectárea, lo que en realidad implica una suba mayor teniendo en cuenta el salto que tuvo el precio de la soja”, indicó Roberto Frenkel Santillán de Bullrich Campos a Bichos de Campo.
El valor de la Soja Rosario disponible del Matba Rofex, que actualmente se encuentra en 424,0 u$s/tonelada, un año atrás se ubicaba en 328,0 u$s/tonelada. Un crecimiento interanual del 29%.
En cuanto a los pagos escalonados en varios cuotas, los propietarios de campos tampoco tienen porqué preocuparse, porque los contratos de Soja Rosario del Matba Rofex muestran valores superiores a 428 u$s/tonelada para las posiciones correspondientes a junio, septiembre y noviembre próximo.
“Un campo que en el cordón maicero de la zona núcleo pampeana se alquilaba en 18 quintales por hectárea hace dos años, ahora vale 20 y más quintales también; subió en quintales y también aumentó el valor de la soja”, remarcó Frenkel Santillán.
La capacidad de pago de las empresas agrícolas es muy variable en la presente campaña, dado que, si bien en algunos casos los mayores precios de venta lograron compensar las pérdidas productivas en granos gruesos generada por la sequía, en otras situaciones “saldrán hechos” o experimentarán quebrantos.
Pero también juego el factor monetario, porque al liquidar, por ejemplo, la venta de un forward pactado meses atrás, nadie quiere quedarse con pesos devaluados en la mano y entonces urge la necesidad de volcarlos nuevamente al negocio a través de arrendamientos, insumos o hacienda.
“Hay menos rinde y encima están pegando las heladas en algunas zonas, pero lo que se produce vale más y en algunos casos se obtendrá un buen resultado y en otros no; lo que sí el común denominador es que cuando se vende grano, los pesos que se pagan se transforman en alquiler, maquinaria, insumos o ganado”, resumió Madero.