Ubuntu debe su nombre a una historia africana que cuenta que se correría una carrera de niños, en la que el que llegara primero ganaría un canasto de frutas. Eso no sucedió porque los chicos corrieron todos a la par y tomados de la mano, recitando un poema claramente justiciero: “Ubuntu, si no ganamos todos no somos felices o no puedo ser feliz si el otro sufre’.
La Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) utilizó esa anécdota para anunciar el lanzamiento de la primera semilla mejorada en universidades públicas que formará parte del sistema de código abierto Bioleft, que está inspirado en las licencias “creative commons” que se utilizan, por ejemplo, en el software de circulación gratuita. Es decir, que no paga regalías.
Esta Ubuntu argentina, entonces, es una leguminosa forrajera que se adapta a suelos salinos e inundables, y que estará disponible para ser mejorada por otros investigadores y para se multiplicada por organizaciones de la agricultura familiar. Es decir, una semilla de código abierto. En el caso del software el sistema “creative commons” permite copiar y redistribuir el material, así como remezclar, transformar y construir a partir del material.
Una gacetilla de la Fauba informó que el proyecto incluye a pequeños agricultores familiares agrupados en la Organización de las Naciones y Pueblos Indígenas en Argentina (ONPIA) y a la Federación de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura Familiar (FONAF). Además de la multiplicación de la semilla, estas organizaciones podrán mejorar el material en los sitios donde se siembra, interactuando con la Facultad, afirmó Gustavo Schrauf, profesor titular de la cátedra de Genética de la Fauba, quien añadió que “la idea es que el material sirva como base de nuevos mejoramientos”.
Sobre esta nueva semilla libre de regalías, el docente explicó que “Ubuntu es un cultivar de Melilotus albus, que es una leguminosa muy rústica de ambientes salinos e inundables. Es originaria del Meditarráneo. Se introdujo a la Argentina en la década de 1950 y durante muchos años no fue objeto de un mejoramiento” agregó.
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Los investigadores de la Fauba comenzaron un programa de mejoramiento en colaboración con investigadores la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral. “Avanzamos con materiales que tenían mejor calidad, un establecimiento más rápido y una mayor producción invernal”, indicó el especialista.
Mientras avanzan en el proceso de inscripción en el Registro de Cultivares, la Fauba y Bioleft hicieron un acuerdo para la multiplicación de estos materiales con productores de ONPIA y FONAF. “Estas organizaciones multiplican el material, separan una parte para uso propio y el resto regresa a la Facultad para seguir investigando”, se informó.
“Una ventaja de la producción en pequeña escala es que las semillas van a ser de alta calidad porque se cosechan de manera artesanal, entonces no van a tener malezas, por ejemplo”, opinó Schrauf , aunque adelantó que hacia el futuro también apuntan a aumentar la escala.
Bioleft es una iniciativa de un equipo interdisciplinario de investigación conformado por personas especializadas en economía, agronomía, ambiente, genética, derecho y propiedad intelectual, producción e investigación colaborativa y comunicación. El proyecto fue incubado en la Fundación CENIT junto al STEPS Centre-América Latina, en el marco del proyecto global Transformative pathways to sustainability.
“Inicialmente, nos invitaron desde Bioleft a discutir la Ley de semillas. Ese vínculo se fue acrecentando hacia la generación de una plataforma de intercambio de materiales y el acercamiento hacia productores con quienes teníamos un vínculo muy indirecto”, explicó Schrauf, e indicó que no sólo apuntan a generar materiales que tengan una transacción alternativa, sino que el mismo mejoramiento sea con la participación de productores y abierto entre distintas instituciones.
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En este sentido, si bien advirtió que actualmente Bioleft es una plataforma en construcción, consideró que ‘tiene un potencial enorme’ y señaló que Ubuntu forma parte de una red de mejoramiento de forrajeras muy extensa, y que a futuro también se estaría incluyendo la colaboración de instituciones de otros países como Nueva Zelandia y Uruguay.