Pardo es una pequeña localidad que forma parte del Partido de Las Flores, el centro de la Provincia de Buenos Aires. Allí, productores ovinos han encontrado una organización que les permite disfrutar del sueño de vender sus productos de forma conjunta, y conformar además una denominación regional común: “Cordero de Las Flores” ya es una marca, y en su perfil de Instagram se pueden comprar cortes y conocer mejor lo que hacen.
Esta marca le infla el pecho a Lisandro Paggi, que es el Delegado Municipal de Pardo, pero además productor agropecuario. El mismo produce ovinos, como hacían su padre y sus tíos.
Paggi decidió retomar esa tradición familiar que se había interrumpido hace algunos atrás, y no duda que fue una buena decisión: “Mi familia se dedicaba a la oveja. Han llegado a tener majadas de 800 ovejas. Hoy un poco está volviendo la oveja a Buenos Aires. Cuando era muchacho, la lana se guardaba como ahorro, y cuando se necesitaba se vendía a buen precio”, describe el productor aquel recorrido familiar.
Mirá la entrevista completa con Lisandro Paggi:
Ganando terreno y presencia, el Cordero de Las Flores hoy en día representa la actividad de muchos productores y productoras, que además de la comercialización de la carne, buscan alternativas con la lana. Tal es así, que Vellón de Oro, el nombre que le pusieron a esta cooperativa formalmente conformada, hoy sirve de herramienta para unificar reclamos e incluso mejorar la comercialización.
“Agruparse es muy lindo, porque que se aprende mucho. Se hacen reuniones con profesionales, con veterinarios, con agrónomos, y después el hombre del campo sabe muchísimo. Hay un intercambio de experiencias. No hay reunión que uno no aprenda algo, y eso que soy nacido y criado en el campo. Lo de comercializar juntos y tener esta puerta para ir llevando carne a Buenos Aires, es espectacular. Nosotros en nuestro caso vendemos a un acopiador”.
Sobre la comercialización de sus productos, Paggi explica que aún debe pasar por muchas manos hasta llega al consumidor final, y resalta que sería mucho más conveniente para ellos contar con faena propia, una cámara de frío, y poder mandar a los grandes centros urbanos como Capital Federal: “El acopiador lo vende a otro, de ahí al frigorífico, y recién llega al consumidor, pasa por muchas manos. Hacerlo nosotros sería una barbaridad”, explica.
La cooperativa comenzó gracias a un proyecto de Cambio Rural, fue tomando forma, y hoy se encuentra consolidada. Lisandro recuerda que uno de los empujones para apostar por la producción ovina vino de la mano de la promoción que otorga la Ley Ovina, ya que en su experiencia, él iba a las reuniones técnicas, pero no tenía ovejas. A partir de esta ayuda, pudo invertir: “Cuando empieza este grupo, era uno de los pocos que iba a las reuniones, pero no tenía ovejas. Hasta que conseguí este crédito con el que pude comprar 80 ovejas. La Ley Ovina sirve. Parecía caro al principio, pero no tenía interés y dos años de gracia. Con eso compré las ovejas, hice 10 hectáreas de pasturas y materiales para hacer 2 mil metros de alambre”.
La Ley a la que hace referencia Paggi, es la que busca fomentar la producción ovina, sancionada en abril de 2001. De acuerdo a la descripción oficial, está destinada a “lograr la adecuación y modernización de los sistemas productivos ovinos que permita la sostenibilidad a través del tiempo y consecuentemente, permita mantener las fuentes de trabajo y la radicación rural”. Esto se da a través de créditos accesibles que son administrados por las provincias.
“Al principio no lo creía, pero dijimos esto vale la pena”, recuerda Paggi sobre estos créditos. Al mismo tiempo, explica: “Yo que iba a comprar 20 o 30 ovejas, me tiré por 80, pasturas y alambrado”.
Paggi administra la comunidad de Pando y no se arrepiente de retomar la tradición familiar de tener ovejas. Está contento con la cooperativa que supieron formar. “A mí me sirve. Yo me dedico de todo un poco, siembro un poco de avena, vendo avena. Tengo un sueldo lógicamente chico, pero tengo un sueldito y tengo los corderos. Todo suma. Llegado el momento haces una venta de más o menos 40 o 50 corderos y te queda un muy buen mango. Te podés ir de vacaciones y te sobra plata. Te cambia la vida”, resume.
Buenos días me parece muy bien lo que hace don lisandro felicitaciones a él.
Yo también soy pequeño productor de ovinos vivo en el interior del Córdoba bañado de Soto.
Saludos cordiales