No parece haber arrancado bien la temporada de limones 2021, que tiene a Tucumán como su epicentro y coloca a la Argentina en el centro del escenario global. A los conflictos gremiales y protestas de los cosecheros en los últimos días, con bloqueo de empaques incluidos, se suman otros factores; se espera una cosecha baja por razones climáticas y dificultades para colocar la producción, pues si bien se reabrió el mercado europeo los empresarios creen que se reducirá el volumen a embarcar por las nuevas exigencias que impuso la Unión Europea.
Carlos Parravicini, quien integra la firma Argenti Lemon y es miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Citrícola del NOA (Acnoa), evaluó que este año la producción de esa fruta cítrica sería bien inferior a la posible y esperada.
“Venimos de una primavera y verano secos, recién llovió bien en abril. Estamos en los mismos niveles de 2020, pero con una caída muy grande respecto de 2018 cuando se cosechó 1,8 millón de toneladas. Para este año esperamos llegar a 1,35 millones de toneladas. La caída tiene que ver con la sequía”, explicó el empresario.
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La cosecha, dijo Parravicini, se puso en marcha el pasado 15 de marzo, pero por las lluvias de abril el avance fue lento. A eso se agregaron los conflictos gremiales que ralentizaron todo, aunque Parravicini cree que se están resolviendo.
“Se firmaron las paritarias con los trabajadores de cosecha y empaque. Tuvimos algunos conflictos y cortes de ruta producto de los autoconvocados que entendemos que se va solucionando”, comentó.
El empresario y productor dijo que esos conflictos afectan finalmente a los propios trabajadores, que no pueden realizar sus tareas ni percibir el pago correspondiente. Obviamente también se perjudican las empresas procesadoras, pues por la demora en la cosecha baja la calidad del producto, lo que termina repercutiendo en el precio.
Al respecto consideró: “El Estado está en todas partes menos donde debe, es decir en poner las condiciones para que se pueda trabajar y generar riqueza”.
Parravicini, por otra parte, manifestó un entusiasmo moderado con la festejada apertura del mercado europeo que se conoció la semana pasada, luego de que el Senasa ofreciera garantías de que no se volvería a enviar fruta con presencia de la enfermedad conocida como mancha Negra, como sucedió en 2020.
El directivo de Acnoa dijo que la resolución de ese conflicto ha sido positiva, ya que a ese destino se envía “históricamente el 40 o 50% de la fruta exportable”. Pero advirtió que la pandemia del Covid redujo la demanda para circuitos como el de restaurantes y hotelería.
También explicó que para garantizar la sanidad de los envíos, el Senasa acordó con la UE nuevas exigencias “sobre la trazabilidad del producto, que son tan altas que van a afectar las cantidades a exportar”, evaluó.
En tal sentido, explicó que por más que haya una carga ya en el barco libre de Mancha Negra, la enfermedad que produjo el último cierre, si se detecta el hongo en otras muestras de la misma unidad productiva “se voltea todo hacia atrás y hacia adelante”.
Así las cosas, “creemos que las exportaciones a la Unión Europea van a disminuir sensiblemente”, vaticinó el empresario.