Una gran polémica se desató luego del hallazgo masivo de semillas de un algodón transgénico que nunca había sido autorizado en el país. El Ministerio de Agricultura informó la puesta en marcha de un sistema de control total de ingreso de semilla de algodón en las deslintadoras, para eliminar la circulación y utilización de esas semillas prohibidas, pero dejó sin oferta de ese insumo crítico a los productores, que comenzaron a organizarse en una asociación específica de esa cadena.
Federico Pachecoy es uno de los integrantes de la flamante entidad nacida al calor de este conflicto: la Asociación Argentina de Productores Algodoneros. El productor dialogó con Bichos de Campo sobre esta problemática y sobre el trabajo que realizan desde la entidad con los productores frente a la ofensiva del Instituto Nacional de Semillas (INASE) para erradicar las semillas ilegales.
–¿Cómo respondió a toda esta polémica la asociación?
-Esta entidad nació de los productores y a partir de allí, varios integrantes de la cadena, tales como desmotadoras, deslintadoras entre otros, participamos de la conformación y el objetivo de esta asociación. Está totalmente integrada por productores algodoneros, encabezada por Héctor Linke como presidente, y delegados en cada provincia donde se realiza dicho cultivo: Chaco, Santa Fe, Santiago del Estero y Formosa. También cuenta con asesoría legal, contable y técnica de profesionales destacados en sus áreas para colaborar en este proyecto de manera acorde a las circunstancias que el momento amerita. Este conflicto aceleró el arranque de la entidad, a raíz de las medidas adoptadas por el INASE luego de la aparición de un evento transgénico no autorizado. Recordemos que dicha aparición no se dio este año, sino que el INASE ya lo había detectado años anteriores. Pero fue en esta campaña 2019 en la que decidió adoptar duras medidas al respecto.
Más allá de esto, la asociación no tiene como objetivo solucionar o abordar este problema puntual, sino también acompañar a la cadena algodonera y al productor en todo aspecto, ya que desde un principio la economía regional que mueve el algodón se ve de cierta manera, ‘huérfana’ de representantes. Por eso nuestro objetivo es el de encauzar y corregir varios factores que predominan en el sector.
-¿Cuáles serán los pasos para comenzar a encauzar los problemas de la cadena?
-Tenemos varios objetivos. Uno de ellos es el de apuntar a traer nuevas tecnologías al país a través de esta asociación, mostrando transparencia en la comercialización y dando confianza a los dueños de las tecnologías para que puedan ingresar al mercado argentino. Por otra parte, buscamos sincerar el área real de siembra, ya que siempre se habla de hectáreas ‘aproximadas’. En este punto, la asociación tiene como misión obtener datos reales de la cantidad de hectáreas y rindes promedio a través de la información de sus socios. También busca intervenir en la conformación de precios para la comercialización, integrando la Cámara Algodonera Argentina, a la cual ya hemos sido invitados a participar.
Al estar el sector acéfalo de representantes, estos datos u objetivos eran difíciles de alcanzar. La misión es la de acompañar siempre al productor algodonero, y además, apuntar a un cultivo con más rentabilidad y más tecnología, tal como lo hacen otros países.
–¿Por qué se generó conflicto en el sector algodonero en torno al hallazgo de transgénicos no autorizados?
-El conflicto se generó a partir del hallazgo de una tecnología no autorizada en el país. Sería muy imprudente de mi parte emitir un juicio acerca de cómo este problema llegó a tal nivel. Es cierto que la expansión de este evento no autorizado se diseminó en un alto porcentaje, pero no podemos establecer un porcentaje exacto. Hoy no podemos volver al pasado y buscar un responsable o varios responsables de esta situación. Hay un sinfín de hipótesis que se manejan, escapes, contaminaciones, ingresos ilegales al país, etcétera. Lo cierto es que hoy el problema existe y es grave.
La Asociación Argentina de Productores Algodoneros se puso al frente de esta situación para tratar de buscar soluciones y no culpables. En reuniones mantenidas con el INASE, siempre planteó la búsqueda de alternativas para solucionar la problemática, colaborar con los controles y brindar confiabilidad a todos los integrantes de la cadena algodonera. Desde la Asociación, la idea es muy clara, participar y fomentar el consumo de semillas legales y con tecnologías de avanzada para mejorar el cultivo, quedando a disposición de todos los organismos gubernamentales y de control para lograr el objetivo. La asociación jamás planteo la posibilidad de sembrar semillas ilegales, por el contrario, se comprometió con el INASE en colaborar para que esto no suceda, poniendo a disposición todo para educar al productor sobre el uso de materiales que todavía no están legalizados en el país.
-Pero el conflicto provocó que muchos productores denunciaran que faltaban semillas para la siembra debido a los intensos controles del INASE en las deslintadoras…
-Este punto debemos dividirlo en dos partes. Por un lado, los productores que tienen semilla casi pura de tecnologías no autorizadas, que por supuesto no deben usar. Por otro lado, aquellos que tienen semilla de variedades autorizadas pero que, por algún motivo se les contaminó en algún momento del proceso productivo. Esto puede estar entre 1 al 10%. Claramente estos últimos, a diferencia de los primeros, son productores que no quieren utilizar la tecnología ilegal, pero que no han podido mantener la pureza en el circuito del uso propio de sus semillas. Estos casos son los que la asociación trató de defender, porque considera que están actuando de buena fe y no pueden ejercer su derecho de usar semillas propias. INASE no flexibilizó estos análisis en cuanto a porcentajes y decidió tolerancia 0, dejando afuera mucha semilla de uso propio. Esto es grave para esta campaña que se inicia, pero también lo es para el futuro, porque se estima que estos mínimos porcentaje están en muchas semillas y, según opiniones de expertos en la materia, no será posible eliminar la contaminación en su totalidad y las siguientes campañas estaremos discutiendo lo mismo y obligando al productor a comprar semilla y no pudiendo ejercer el uso propio.
-¿Tienen estimaciones sobre a cuánto llega esa contaminación?
-La contaminación se estima en porcentajes mínimos, pero definitivamente es difícil que exista semilla libre de este gen, ya que muchos productores durante la campaña pasada, compraron semillas fiscalizadas e hicieron semilla de ellas, y hoy cuentan con semilla permitida para realizar uso propio. También es cierto que la existencia de semillas contaminadas hace difícil que este problema desaparezca totalmente por más controles que se hagan, ya que está presente en los campos, banquinas de caminos, camiones, cosechadoras, desmotadoras, etcétara. La existencia y contaminación de la semilla seguramente continúe, si bien es cierto que con el trabajo mancomunado, el nivel de contaminación tiende a ser cada vez menor. Es un trabajo muy difícil y desde la asociación eso lo tenemos muy claro. Para eso estamos trabajando.
–¿Y cuál sería la salida ante este panorama de contaminación?
-Queremos remarcar que esto no es un conflicto entre partes, esto es un problema de la cadena productiva y de una economía regional como lo es el algodón. Por eso, debemos trabajar todos juntos para poder conseguir mas tecnologías, para que las compañías confíen en Argentina y que introduzcan nuevos materiales en el mercado. Esa es la idea, y de esta manera se erradicarían todos los problemas como este que tenemos ahora al inicio de la campaña. Desde la Asociación Argentina de Productores Algodoneros acompañamos al productor y trabajamos para que esto suceda. Quiero aclarar que de ninguna manera la idea de esta asociación es la de trabajar con materiales no legalizados en Argentina; por el contrario queremos más y mejores semillas, con mas tecnologías y con mejores rendimientos, para que esta economía de el salto de calidad que se viene buscando desde hace tanto tiempo, y crezca tal como lo hicieron otros países.
Ver entrevista de Bichos de Campo al titular de Gensus, Pablo Vaquero.
-A todo esto hay un único semillero habilitado en el país, Gensus, que sugiere que los productores buscan en realidad seguir operando con semilla ilegal.
-No me consta que desde Gensus hayan opinado de esa manera. Lo cierto es que INASE realiza controles en todas las deslintadoras, y que estas y los productores se han adecuado al sistema de controles. El INASE flexibilizó de cierta manera estos controles, pero no de la manera que se supone, ya que la tolerancia sigue siendo 0%. Lo que sí se cambió es el hecho de darle argumentos y explicaciones a los productores acerca de por qué no está permitido este evento. Hasta el momento no había mucha información al respecto de los controles y del motivo de los rechazos a camiones contaminados. Pero luego el INASE flexibilizó la “comunicación” y de esta manera se pudo empezar a hacer entender a los productores cuáles eran los motivos y los problemas a futuro que esta situación podría traer.
Los productores nucleados en la asociación sostienen que se debe hacer lo legalmente correcto. Es decir, que se debe usar semilla fiscalizada o no contaminada, y en esto el INASE debe tener un control extremo, tanto en el control de semillas de uso propio, como cuando autoriza la clase de semilla “identificada”, la cual es mucho más riesgosa a la contaminación ya que no cumplió con la fiscalización correspondiente, y de todas formas este instituto aprueba su comercialización. A partir de esa semilla fiscalizada estrictamente controlada se puede producir semilla de uso propio.
-¿Defienden entonces el uso propio?
-La existencia de bolsa blanca o semilla ilegal es un problema grave y de ninguna manera esta asociación apoya su uso. Muy por el contrario, defiende que los productores puedan . ejercer el uso propio, ya que es la mejor forma de desalentar el mercado ilegal, ya que este mercado funciona cuando los productores, por algún motivo, no pueden usar su propia semilla. Es tan simple como eso.
¿Pachecoi no es el que vende bolsa blanca en Villa Angela? ¿Y ese Link no es el que entró de contrabando dos camiones con semilla ilegal de Brasil? ¿ y ahora se hacen los santitos? Que chantas, por Dios