Ya es un clásico que las sucesivas ediciones de la Exposición Rural de Palermo sean terreno de muchas “primeras veces”. En esta última edición, una de esas historias vino de la mano de la Universidad Católica de Córdoba, que puso un pie en ese predio junto a la raza bovina San Ignacio, diseñada por ellos luego de tres décadas de cruzamientos ininterrumpidos con otras cuatro razas.
“Hace unos 32 años, el ingeniero Oscar Eduardo Melo, decano por entonces de la facultad, estudió junto a un grupo de jóvenes profesionales las pasturas que servían para tratar zonas a las que llamamos limitantes. Y si bien encontraron algunas que se adaptaban, los animales eran los que tenían problemas en esas zonas. Por eso empezaron a estudiar razas de origen africano, con el objetivo de traerlas y lograr esa adaptación”, relató a Bichos de Campo Franco Martino, ingeniero agrónomo de esa Universidad.
Con algunos viajes de por medio, la raza que demostró tener las mayores chances de éxito fue la Tuli, de la cuál importaron material para desarrollar un núcleo genético en el país.
“Eso sirvió como sustento para el cruzamiento de San Ignacio, que se encuentra formada por Angus Colorado, Hereford, Simmental y Tuli”, detalló el profesional.
De esta forma, el trabajo de los investigadores y alumnos permitió dar un con un animal de buenas cualidades carniceras, similares a las de las razas británicas, pero muy bien adaptadas a zonas extra pampeanas como la zona norte del país.
“Se trata de zonas que tienen disponibilidad forrajera, problemas con ectoparásitos, o incluso presencia de especies nativas que impiden el cultivo del suelo de una forma sencilla. San Ignacio se adapta perfectamente a esos ambientes”, afirmó Martino.
Es así que hoy Argentina cuenta con unos 400 mil ejemplares con incidencia de esta raza, y tiene expectativas de seguir creciendo en números.
“Hoy tenemos cabañas unas 15 cabañas que lo crían de forma pura, y hay otros establecimientos que utilizan esta genética simplemente para producir terneros o producir carne, pero no de forma pura. Creemos que el objetivo actual es seguir creciendo la cantidad de cabañas, es decir, criadores que lo críen de forma pura para ampliar nuestra base genética, apuntando a mejorar la eficiencia productiva de regiones que son más limitantes”, indicó el agrónomo.
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“Los criadores que han llevado San Ignacio están más que satisfechos, se convencen una vez que lo prueban. Llevan uno o dos reproductores para probarlos, para ver cómo se adaptan, y se convencen de que es una herramienta que les sirve en esas situaciones. Sin dudas se vende sola. Un buen ejemplo de eso es que participamos este año por segunda vez del Campeonato de Novillos Block Test, y obtuvimos muy buenos resultados compitiendo a la par con razas de origen británico. Quedamos en segundo lugar, lo que demuestra esa calidad carnicera que se buscaba en su origen”, añadió a continuación.
-¿Esperan expandir la presencia de la raza en la región?– le preguntamos.
-Sí, hay un criador que ha llevado Paraguay y estos días tuvimos contacto de gente de Brasil y de Uruguay también, así que esperamos que puedan probarla allá y utilizarla como una herramienta.