En un escenario donde se sigue poniendo en valor la calidad de los alimentos, la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA) construyó su propio Sistema Participativo de Garantías (SPG) para comenzar a certificar o acreditar las prácticas agroecólogicas de los alimentos que producen los productores asociados a las organizaciones que la integran, como las cooperativas de Fecofe, los campesinos del MNCI Somos Tierra o los hortícolas de la UTT.
.La organización logró unificar criterios para concretar dicha categorización a través de la cual los productores podrán diferencia sus alimentos directamente en los puestos de venta. Este tipo de certificación colectiva emula la que puso en marcha hace varios años la Facultad de Agronomía de la UBA, ante la ausencia de parámetros oficiales para identificar cuando un producto es “agroecológico”. La legislación argentina sí identifica desde los años 90 cómo producir un alimento “orgánico” y el Senasa tiene a cargo un sistema de certificadoras. Pero en el caso del movimiento agroecologista no existe una norma.
En este sentido, Agustín Suárez, de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), dijo a la agencia de noticias Tierra Viva que “la certificación por sí sola simplemente tiene como objetivo dar cuenta de que un proceso es orgánico, y eso lo hace una empresa que cobra por ese trabajo. El proceso del SPG tiene esos otros componentes, con lo productivo, lo técnico-tecnológico, la discusión política del modelo de producción y las condiciones de trabajo de las familias agricultoras”.
La Mesa Agroalimentaria, que intenta confrontar modelos productivos con las entidades de la Mesa de Enlace más tradicionales, informó que el sistema SPG comenzará a implementarse de forma totalmente gratuita, entre durante las temporadas de primavera y verano, y contará con respaldo del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF) del INTA.
Para el logro de sus objetivos, este sistema colectivo de certificación elaboró un manual que tuvo en consideración todo los ambientes productivos diversos de la Argentina. Pero en sentido general los técnicos y campesinos pondrán el foco en el uso de bioinsumos, el cuidado de la tierra y el ambiente, y que los alimentos sean producidos en campos donde se trabaje bajo condiciones dignas.
La Mesa, para llevar a cabo esta evaluación, armó dos comisiones, compuestas por actores locales y nacionales, que no son más que técnicos, campesinos y veedores externos. Estos apoyándose en un formulario que debe responder el productor, desarrollarán distintos procedimientos para certificar las buenas prácticas agroecológicas de los productores que así lo pretendan.
En concreto, los productores identificarán con una tarjeta verde, aquellos alimentos verdaderamente producidos de forma agroecológica. Mientras que para los productores que se encuentran en transición hacia esta practica, tendrán que colocar sobre sus productos una tarjeta amarilla.
En particular, las exigencias para estos alimentos en transición constan de un plazo determinado durante el cual se comiencen a sustituir agroquímicos por bioinsumos, al mismo tiempo que se realice un control biológico de plagas a través de la utilización de corredores biológicos o de cortinas forestales.
Este sistema de certificación, al tratarse de un proceso, que realizan los mismo productores , acompañados de técnicos y otros especialistas, debería seguir un estricto protocolo. La certificación demorará en otorgarse el tiempo que demanden las visitas al establecimiento.
Si bien esta iniciativa no es la primera experiencia de este tipo que se registra en Argentina, el agregado de valor en esta oportunidad es que “buscamos repensar el mecanismo desde los territorios, dándole el protagonismo a técnicos campesinos organizados”, precisó Suárez
La Mesa Agroalimentaria Argentina está integrada por la UTT, el MNCI Somos Tierra, la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (Fonaf) y Bases Federadas.