Pocos saben que detrás del negocio del vino está la superficie implantada con frutas más grande de la Argentina, con cerca de 200.000 hectáreas de vides que se destinan a las bodegas. Las ventas del producto final son por lo tanto vital para varios miles de productores, que lo sienten en los precios siempre que se achica el negocio. Volvió a suceder y con fuerza en 2022.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) difundió las primeras cifras correspondientes el balance del año pasado. En materia de consumo interno, que es el principal mercado para la vitivinicultura argentina, se volvió a retroceder, un leve 1,3%. Pero en materia exportadora, el traspié fue mucho mayor y confirma las dificultades de las economías regionales para colocar sus productos en el mercado internacional, donde la presencia del vino argentino retrocedió nada menos que 21% en relación a 2021.
Ya se sabía que la vendimia 2022 iba a ser de escasa oferta de uva, por el impacto de la sequía y otros factores que vienen impactando negativamente sobre los viñedos. La caída del negocio del vino no parece haber sido dramática en este contexto de menor producción. De hecho, frente a la nueva cosecha por comenzar en las provincias cuyanas, ya hay peleas por los precios entre productores y bodegueros.
En este cuadro se ven las cifras preliminares de los despachos al mercado interno en 2022, que ajustaron otro 1,3%, en una tendencia a la caída del consumo de vino que ya viene de hace décadas. Los argentinos, el año pasado, nos tomamos 827,4 millones de litros de vino, lo que supone un consumo cercano a 17,5 litros por año y por habitante. El año pasado se habían consumido 838 millones de litros.
La inmensa mayoría de ese consumo interno, el 62% del total, corresponde a vinos sin mención varietal, o comunes, donde el descenso del consumo es mucho más fuerte y llega al 6% interanual. Los vinos varietales, mientras tanto, logran escalar 7% el año pasado, pero su participación en el mercado llega a solo 32%. Lo mismo sucede con los espumosos, que crecieron casi 15% pero no llegan al 5% de participación.
De los 827 millones de litros, mientras tanto, hubo un 62,8% que se comercializaron en botellas, por 519 millones de litros, mientras que el 33% se vendió en tetra brick, el 3,5% en damajuana, el 0,2% en lata y el 0,3% en bag in box.
Mientras tanto, el negocio de exportación se llevó 265 millones de litros, un 21% menos que los 336 millones del año 2021. De ese total, casi 84% fue vino color o tinto y solo 16% fue de variedades blancas. El 74% de las ventas se realizó como vino fraccionado (usualmente en botellas) y restante 26% como vino a granel.
Como se ve, la participación de los negocios de exportación no llegó al 25% del total de las ventas del sector en volumen, que llegó a 1092 millones de litros.