Mientras todavía continúan los debates en torno a la necesidad de una “Ley de Fomento a la Maquinaria Agrícola”, sobre la que no se llega a decisión concreta, las autoridades que conforman la Asociación de Fábricas y Distribuidores Argentinos de Tractores (AFAT), integrada por filiales argentinas de empresas internacionales, brindaron hoy una conferencia de prensa en la que se refirieron a la situación actual del sector de maquinaria agrícola autopropulsada y adelantaron algunas líneas de trabajo para el próximo año.
Fundada hace casi 50 años, AFAT reúne a siete empresas –distribuidas en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba- que representan el 77% de los patentamientos de tractores, el 94% en cosechadoras, el 100% de maquinaria forrajera y el 43% de pulverizadoras. Ellas son AGCO Argentina; Agrale Argentina; CLAAS Argentina; CNH Industrial Argentina; Industrias John Deere Argentina; Jacto Argentina y Stara Argentina.
Si bien han registrado números favorables en términos comerciales este año, en lo que respecta a lo productivo todavía hay varios tornillos a ajustar. Sobre esto hizo referencia Reynaldo Postacchini, representante de CLAAS y presidente de AFAT, quien indicó que “el problema del país es la falta de planificación”.
“A las empresas que vienen a la Argentina a invertir debemos darles previsibilidad. No es fácil discutir si cambiamos constantemente las reglas de juego. Creemos en el diálogo, sea del color político que sea, y es importante el trabajo en conjunto”, afirmó el empresario.
En este sentido, desde la asociación afirmaron la necesidad de aprovechar la capacidad instalada del país y de incrementar los mercados. Por tal motivo, anunciaron que se impulsará un “plan canje o de renovación” con el objetivo de acelerar la incorporación de tecnología y ayudar a pequeños productores y contratistas a actualizar su parque de maquinarias.
“El 73% de los tractores hay en argentina tienen más de 15 años, tres de cada cuatro. El 46% de las cosechadoras que hay hoy trabajando tiene más de 15 años. Pensemos en mecanismos de cambio bajo carga, sensores de pérdida de cosecha, control satelital y pilotos automáticos, que no existían hace 15 años. Activar la renovación de maquinaria es aportar tecnología a la producción agropecuaria”, dijo Ignacio Armendariz, representante de Agrale Argentina.
Dicho plan no es nuevo, sino que la AFAT ya había enviado un primer boceto del mismo al Ministerio de Desarrollo Productivo en 2020, el cual, según indicaron, ya se encuentra pulido y listo para ser lanzado en forma oficial.
“Un plan renovación ayudaría mecanizar provincias cuya oferta de maquinaria es totalmente obsoleta, eliminaría costos permanentes de reparaciones en maquinarias viejas y mejoraría la sustentabilidad en la producción mediante unidades que prestan servicios más seguros”, señaló el Armendariz.
Frente a este anuncio, Bichos de Campo consultó a los directivos de AFAT respecto al proyecto que en paralelo es impulsado desde la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), el sector de la industria más vinculado a la producción nacional, que pretende otorgar mayores incentivos a aquellos que enfoquen su producción en empresas locales y utilicen menos componentes importados.
“No estamos en contra de una ley de fomento de maquinaria agrícola. Bienvenido sea en un país con la importancia que tiene la agroindustria y con la capacidad técnica de nuestros productores. La tecnología que se usa en Argentina es la misma que en Estados Unidos y Australia. Hagámosla con sentido común”, sostuvo Sergio Fernández, presidente de Industrias John Deere Argentina.
Por su parte, Armendariz dijo que “no existe una grieta entre la maquinaria agrícola nacional y la de las multinacionales como se pretende instalar en la opinión pública. Nosotros somos todos fabricantes de maquinaria agrícola en Argentina. La dicotomía es errónea. Creo que se intenta plantarlo para sacar algún tipo de beneficio”.
Y a continuación agregó: que “para hacer maquinaria agrícola world class necesitás cierta calidad en los componentes y en muchos casos no podemos acceder a ellos en el mercado local porque no hay proveedores que lo desarrollen. A pesar de que los apoyamos, incentivamos, compramos de forma anticipada, a veces no llegamos a ese componente. Si hay beneficios deberían ser para todas las maquinarias, así estén integradas en el 60%, en el 40% o en el 30% (de componentes nacionales)”.
Por último, Reynaldo Postacchini, remarcó que el espíritu de todas las empresas debería ser el trabajo mancomunado. “En lugar de dividirnos, tenemos que juntarnos para crecer juntos. Esa es nuestra visión, crear fuentes de trabajo genuino a largo plazo y dar sustentabilidad a la producción”.