Los alemanes, cuando quieren, golean. Lo hicieron con Brasil en el mundial de fútbol y ahora lo hacen con Francia, en la disputa dentro de la Unión Europea (UE) por prohibir o prorrogar la vida útil del controvertida herbicida glifosato. La votación para decidir si se renovaba la licencia del producto fue ganada, una vez que los alemanes se decidieron a jugar, por 18 a 9.
Como ya se informó, la licencia para el herbicida vencía el 15 de diciembre próximo. Y si no se aprobaba una prórroga, el glifosato no iba a poder seguir utilizándose en los 28 países de la Unión Europea. Francia lideraba un bloque de países (en general de gobiernos socialistas o ambientalistas) que pedía la prohibición, frente a un pequeño bloque de 6 nacionaes (entre ellas España) que estaban a favor de una extensión. Alemania mantuvo silencio, hasta que su diplomacia empezó a jugar en tiempo de descuento.
Finalmente, en la reunión decisoria de este lunes, la votación tuvo 18 países a favor, 9 en contra y una abstención. Respecto de la última votación, la mayoría de votos fue posible por el cambio de posición de Bulgaria, Alemania, Polonia y Rumania, que se habían abstenido y ahora aprobaron la propuesta de la Comisión Europea para extender la licencia hasta diciembre de 2022.
Ver: “No solo neo-nazis dividen a Europa: Francia insiste en prohibir el glifosato”
Así las cosas, los votos a favor fueron de España, Dinamarca, República Checa, Estonia, Irlanda, Letonia, Lituania, Hungría, Holanda, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Suecia, Reino Unido, Bulgaria, Alemania, Rumanía y Polonia.
En contra se pronunciaron otra vez Bélgica, Grecia, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Luxemburgo, Malta y Austria.
Portugal -donde solo tienen a un Ronaldo que en su equipo juega muy bien pero no gana mundiales con su selección- mantuvo su abstención.
La falta de acuerdo entre los países el pasado 9 de noviembre obligó a convocar esta reunión del comité de apelaciones de la CE, un escalón superior en los procedimientos de decisión al que se recurre cuando no se logra un acuerdo en el comité ordinario.
Tras conocerse el resultado, el comisario de Salud y Seguridad Alimentaria de la CE, Vytenis Andriukaitis, celebró este resultado, que expresa “responsabilidad colectiva”. Subrayó: “El voto de hoy muestra que, cuando todos queremos, somos capaces de compartir y aceptar nuestra responsabilidad colectiva en la toma de decisiones”.
La CE necesitaba una mayoría calificada para poder adoptar la propuesta, lo que implica el apoyo del 55% de los países, que representen a su vez el 65% de la población.
En Alemania está la casa matriz de la popular empresa química Bayer, que como casi todas tiene su brazo para el negocio agrícola. Esa firma está en pleno trámite para adquirir a la estadounidense Monsanto, líder en el negocio de la biotecnología agrícola y fabricante principal del cuestionado herbicida.
Los perdedores no se quedaron callados. La ministra de Medio Ambiente de Luxemburgo, Carole Dieschbourg, respaldó la iniciativa “Stop Glyphosate” (paremos el glifosato), que en una manifestación frente a las instituciones europeas pedía a la CE que frene la renovación de la licencia. “Necesitamos ya una señal clara para eliminar progresivamente el glifosato”, afirmó Dieschbourg.
Bélgica, por otra parte, criticó la posición adoptada por los Estados miembros y anunció que se pondrá en contacto con otros países que votaron en contra para buscar alternativas.
Todos esperan a ver qué iba a hacer Francia, cuyo gobierno ya había adelantado un cronograma para erradicar el glifosato a pesar de la definición de las autoridades comunitarias. El presidente francés Emmanuel Macron no se quedó quieto. Adelantó que tomará las medidas necesarias para asegurarse de que el uso del glifosato queda prohibido en Francia tan pronto como exista una alternativa viable y como muy tarde dentro de tres años.