La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) decidió suspender hasta el 12 de julio próximo la obligatoriedad de emplear medios mecánicos para la carga, descarga y manipulación de productos cárnicos. Esta normativa fue dictada en enero y debía comenzar a regir a principios de abril, pero en los hechos no prosperó porque implicaría el fin del sistema comercial más arraigado en el sector de ganados y carnes: la distribución de la carne en medias reses. De hecho, la normativa laboral obliga al sector a trabajar con piezas que no superen los 25 kilogramos.
A través de la resolución 43/2020 publicada este miércoles en el Boletín Oficial, las autoridades de Trabajo asumieron esta prórroga con la excusa de la cuarentena forzosa por el Covid-19. Detrás de esta prórroga se esconde un duro debate dentro de la cadena de ganados y carnes que todavía no está saldado.
A fines de enero de este año, en una resolución impulsada por los gremios del sector, la SRT dispuso que toda manipulación, transporte, distribución, carga y descarga de productos cárnicos, cuyo peso sea superior a los 25 kilos, que realicen trabajadores y se lleven a cabo en empresas o establecimientos dedicados a la faena de ganado bovino, ovino, porcino, equino, caprino, animales de caza mayor y menor, se deberá realizar con la asistencia de medios mecánicos adecuados.
La medida debía entrar en vigencia a principios de abril pero nada sucedió en medio de la situación planteada por el coronavirus y mucho menos con la necesidad de que la industria frigorífica siga faenando bovinos para proveer a la población de carne en medio de la cuarentena. Finalmente en abril la faena fue un 8% más elevada que en el mismo mes del año pasado. Y hacia el consumo interno, la mayor parte de la carne se siguió enviando en media res, como es uso y costumbre desde hace décadas.
En las últimas semanas, la Cámara de Matarifes (Camya) envió una carta a las auroridades del Ministerio de Trabajo pidiendo, con diverso argumentos, que se habilite un compás de espera para discutir esta medida, ya que la distribución de la media res está muy arraigada en el mercado local y hay muchos operadores que no estarían en condiciones de avanzar hacia el fraccionamiento de la res en piezas de un peso inferior a los 25 kilos, como reclama la norma.
El cuarteado de la media res, o incluso la despostada y la venta de carnes en cortes envasados al vacío, es una discusión eterna en el negocio de las carnes. Muchos lo ven como sinónimo de modernización del sector. Pero en los hechos, esta medida tropieza con la resistencia de los propios consumidores, que siguen prefiriendo comprar el alimentos en comercios minoristas que trozan la media res directamente en el lugar, a veces a la vista de los propios clientes.
La discusión ahora amenaza cerrar por una imposición de las autoridades laborales, que planean prohibir directamente que las medias reses, que pueden llegar a pesar tranquilamente 100 kilos o más, sean bajadas de los camiones de reparto a los hombros de un trabajador.