“El informe de este año debería disipar cualquier duda que quede de que el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas”.
Que retrocedemos. Esa es la principal conclusión de un nuevo informe de la Organización Internacional para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que fue presentado este miércoles a escala planetaria. En este descenso, lento pero visible, ya podemos decir que 1 de cada 10 seres humanos sufren directamente de hambre, pues ingresa en la categoría de subalimentados. No “mal alimentados” sino “sub alimentados”. Les falta comida de forma cotidiana.
El informe 2021 de la FAO dice con claridad: “La prevalencia de la subalimentación se incrementó del 8% al 9,3% de 2019 a 2020 y creció a un ritmo más lento en 2021 hasta llegar al 9,8%”. Esto en porcentajes no dice nada. Suena mucho peor si sabemos que en 2021, padecían hambre entre 702 y 828 millones de personas.
Hay 150 millones de hambrientos más en el mundo desde la pandemia del Covid: 103 millones de personas se sumaron a esta categoría entre 2019 y 2020 y otras 46 millones lo hicieron el año pasado.
Otra triste conclusión del informe internacional -que también firman Unicef y la Organización Mundial de la Salud- es que “el mundo se encuentra en un lugar muy diferente al de hace seis años cuando se comprometió con el objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición para 2030. En ese momento, éramos optimistas de que con enfoques transformadores, el progreso pasado podría acelerarse, a escala, para encaminarnos hacia el logro de ese objetivo.
A continuación se reconoce que, “sin embargo, las últimas cuatro ediciones de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) revelaron una realidad humillante”. Y ya se da por descontado que en esta involución no podrán cumplirse en 2030 los objetivos ODS de desarrollo que se había fijado la comunidad internacional.
Minga de hambre cero para ese momento. “Según las previsiones, cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, es decir, el 8% de la población mundial, igual que en 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030”, reconoció el documento.
Este es el informe resumido en español:
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En América Latina y el Caribe, región que se supone tiene excedentes en la producción de alimentos, para 2021 se contabilizaron 56,5 millones de personas que sufrieron hambre en 2021, pero hay otros 268 millones que enfrentan “inseguridad alimentaria”. También acá hay una involución, pues de un año a otro el número de hambrientos en esta parte del mundo creció en 4 millones de persona.
“Este retroceso se produce después de un aumento ya desalentador de 9 millones de personas entre 2019 y 2020, con el número de personas desnutridas alcanzando un total de 56,5 millones en 2021, el 8,6% de la población regional”, acotó la regional de la FAO.
“La situación es extremadamente grave. En sólo dos años, trece millones de personas han caído en el hambre. Y cuatro de cada diez personas viven con inseguridad alimentaria, mientras que todavía tenemos que prepararnos para los impactos de la crisis alimentaria actual, incluida la guerra en Ucrania”, dijo el Representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
Pero no desconsolemos: Del total de personas con hambre en 2021 (823 millones), más de la mitad vive en Asia, más de un tercio en África, mientras que América Latina y el Caribe concentra solo 7,4 % de quienes sufren por la falta de alimentación.
“Estamos frente a una crisis compleja y de proporciones, que requiere acciones sin precedentes, no solo de los gobiernos sino de todos los actores del sistema agroalimentario regional”, dijo Berdegué.
Además del hambre preocupa la “inseguridad alimentaria”, que también ha continuado empeorando en el mundo y también en América Latina y el Caribe, impulsada en gran parte por América del Sur. En este caso no se mide el hambre, pero sí los problemas de acceso a los alimentos.
En torno a 2 300 millones de personas en el mundo padecían inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021, y el 11,7% de la población mundial se enfrentaba a directamente a niveles graves de inseguridad alimentaria.
Pero la situación es mucho peor entre los más pequeños. Se calcula que en 2020, en todo el mundo el 22% de los menores de cinco años padecía retraso del crecimiento, el 6,7%, emaciación y el 5,7%, sobrepeso. Los de las zonas rurales y los de los hogares más pobres, cuyas madres no habían recibido una educación formal, eran más vulnerables al retraso del crecimiento y la emaciación. Los de zonas urbanas, en tanto, estaban más expuestos a casos de sobrepeso.
En Latinoamérica, en 2021 el 40,6% de la población (268 millones de personas) enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, con un aumento de 1,1% desde 2020.
“La cantidad de personas en situación de inseguridad alimentaria en la región sugiere que el problema ya no se limita a grupos sociales que han vivido en la pobreza durante mucho tiempo; la inseguridad alimentaria ha llegado a las ciudades, y a decenas de miles de hogares que antes no la habían vivido”, dijo Berdegué.
Así estamos.