Una de cada dos toneladas de cebada cervecera argentina se producen en el sudeste bonaerense. Las razones no son sólo climáticas, sino también económicas: allí está instalado el circuito completo de comercialización y procesamiento a cargo de la firma más importante a nivel nacional, la Cervecería y Maltería Quilmes. Y es tal la importancia de esa zona, que se estima que el 25% de la cebada que compra la compañía a nivel global, se produce allí.
“El secreto es que tenemos buen clima, bastante frío, que es lo que necesita para macollar, y con menos agua, porque es un cultivo de secano”, explicó a Bichos de Campo José Cadenas, productor y dirigente rural de Tres Arroyos que dice hacer cebada “de toda la vida”, tal como se lo enseñaron su abuelo y su padre.
Pero, al margen de esas ventajas comparativas, lo cierto es que este ha sido un muy buen año para la campaña fina, sobre todo en esa región, que espera mostrar buenos números al final de la cosecha y recuperarse de lo que fue un 2024 “para el olvido”.

“La zona está pasando un muy buen momento”, evaluó Cadenas. Y no lo dice sólo a título personal, pues es integrante de la Sociedad Rural de esa localidad, nucleada en CRA, y conoce de cerca la situación del resto de los productores. En esas latitudes, la mitad suele tener un perfil más bien ganadero, y la otra mitad agrícola.
Como tercera generación de productores, el referente sabe que no se exagera con las buenas expectativas de cara a esta campaña cerealera, pues asegura que “este año están dadas las condiciones para que sea una gran cosecha”. Desde ya que, hasta que no ingrese la maquinaria al campo, que en su caso es a partir del 10 de diciembre, elige ser precavido.
A pocas semanas del “momento de la verdad”, y más allá de algún alerta climático de último momento, Cadenas tiene en claro que “el año viene extraordinario para esta zona, como hacía mucho tiempo no se venía”. Eso es lo que les permitirá dejar atrás la anterior campaña fina, en la que una ola de calor temprana -el llamado “soplete” de octubre- les quemó gran parte de los cultivos a quienes habían sembrado de forma temprana.
Como allí el agua corre con facilidad hacia el mar, y es una zona poco húmeda, el problema llega durante los años de sequía más que de inundación. Por eso se agarraron la cabeza en 2024 y ahora celebran, pues lo que en otras zonas de la provincia es un problema, allí es un alivio. “Hay un colchón importantísimo de humedad, estamos contentos”, señaló el productor, que es uno de los más de 1200 de la provincia que contrae compromisos anuales con la famosa cervecería argentina.
En su caso, es la Cooperativa Agraria de Tres Arroyos la que reúne a varios productores y firma un contrato en conjunto con la empresa, a través del cual cada uno de ellos compra la semilla -que la cooperativa multiplica- a cambio de que Quilmes les compre luego su cebada.
A priori, señaló Cadenas, saben que el 50% de su producción está vendida y con un precio fijado de antemano. “Eso es algo que hacemos entre octubre y noviembre, cuando la firma nos envía las cotizaciones y nosotros decidimos cuándo tomamos posición”, explicó.
Aunque, como toda relación comercial, tiene sus limitaciones y compromisos que asumir, el ruralista asegura que si es tan popular en la zona es porque “no hay mucho negocio por fuera y es difícil salir a colocar la cebada cervecera”. De hecho, sucede que alguna de las variedades -como es el caso de Montoya, desarrollada por Quilmes- no se puede enviar a exportación si no es a través de esa empresa, pues no tiene otros compradores.




