Por supuesto que no todos los que estuvieron el miércoles pasado en la visita fugaz que Sergio Massa hizo al centro de la provincia de Santa Fe acuerdan con lo que se terminó anunciando, coinciden con estas medidas arrebatadas, ni creen que esto pueda ayudar a solucionar la crisis extrema de la lechería.
Mientras algunas instituciones luchan internamente con las diferencias que no hacen más que distanciarlos de los productores supuestamente representados, esta semana se irán ordenando algunas cuestiones básicas de lo que se planteó en la planta de Lácteos Tremblay al ritmo de los bombos del sindicato Atilra.
El ministro candidato lo anunció y sobre el final del encuentro con la cadena lechera lo volvió a remarcar: se bajarían las retenciones del sector por 90 días y se subiría 20% el presupuesto para la asistencia a los productores a través de los subsidios por litro, en lo que se conoce como el Programa Impulso Tambero 2, que ya está en marcha.
Lo que no dijo Massa es ahora la incógnita mayor: nadie sabe cuando arrancan estas medidas y faltan muchos detalles.
Hay quienes entienden que la baja de nueve puntos porcentuales de los derechos de exportación para la leche en polvo y del 4,5% para el resto de los lácteos incide ínfimamente en el total de la materia prima comercializada en el país, porque claramente corresponde el impuesto a una proporción aplicable al 20 a 25% de la producción, el total de la leche equivalente que es vendido al exterior.
Más allá de esto, el precio de la leche al productor podría subir algunos pesos más de lo estimable por el ajuste que se da todos los meses, sigue vigente esa suba del 5% de tope que puso el mismo Gobierno en febrero, sólo por el capricho de no impactar a una inflación irrefrenable y ya de dos dígitos.
Supongamos que por la quita de retenciones corresponde aplicar un aumento desde 111 pesos promedio a 120 pesos por litro. En ese caso, siguen muy lejos del precio que necesitaría la producción para no seguir en un rojo que está tan establecido en sus balance como la sequía en los campos.
En los próximos días el Boletín Oficial debería dar un detalle de esta decisión, temporaria y que venía pidiendo la industria hace meses para aliviar el golpe mucho antes de llegar a una primavera que será histórica para el sector.
Pero hay una condición que Sergio Massa le puso al sector que no va a poder concretarse. Según él, para beneficiarse de la quita de retenciones los industriales no deberían aumentar los precios de los lácteos en el mercado interno. Es por este temor que el titular de Economía no se anima siquiera a generar un tipo de cambio diferencial para esta producción.
Sin embargo, el hombre que hoy gobierno -dentro del triunvirato de fuerzas en el Gobierno- se olvida que está vigente el compromiso de ajuste de valores en las listas de precios del 5% para los productos lácteos que estuvieron en Precios Justos, y de algo más para los que tienen un mayor valor y que apuntan a públicos más específicos, para quienes pueden seguir eligiendo qué comer y qué comprar. No se firmó la reválida del programa, pero Matías Tombolini lo sostiene casi de palabra, con un discurso más agradable que el amenazante del cierre de exportaciones.
Bichos de Campo pudo confirmar que los lácteos seguirán teniendo estos ajustes mensuales, de 5% mensual, para productos. Lo que parece que el Gobierno no puede hacer es controlar el escape de valores en la cadena comercial, que llega a superar el 30%.
Quizá la resignación de una economía descontrolada sea el bálsamo para esos deseos del candidato que no se pueden cumplir.
En el encuentro de Pilar se le pidió a Massa desde la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe), que se arroga una cercanía especial con el Gobierno, que se considere además poner en marcha una línea de crédito para la producción primaria.
Lo cierto es que desde la saliente gestión de la Provincia de Santa Fe se emitió un documento en el que se apoya la intención de generar una suerte de línea de ayuda para los productores que quedaron afuera del Impulso Tambero, es decir para los que tienen a partir de 7.001 litros de producción mensual y cuentan los mismos problemas que los más chicos.
Habrá esta semana una reunión al respecto con referentes del Banco Nación, para analizar si se puede estructurar algo en este sentido.
El mayor enigma ahora está puesto en ese aumento presupuestario para los subsidios para los tambos de hasta 7.000 litros. Con la primera cuota del programa ya pagada de apuro, ¿será la segunda la que pase de 800 a 960 mil pesos de tope? ¿Realmente instrumentarán otros pagos hasta diciembre? El problema de tener funcionarios que anuncian cuestiones que desconocen es este, no son claros, no son concretos y complican la comprensión.
En una Secretaría de Agricultura revuelta por los sucesivos cambios de conducción y por las diferencias interpersonales, parece que los ánimos no son nada buenos. Puede que por eso este fin de semana el secretario Juan José Bahillo, que había anticipado un paso por la Rural más lechera de Rafaela, terminó cancelando la visita a ese evento. No hay nada bueno para decir y hay demasiados reclamos que escuchar y enfrentar.
Muy tarde, muy confuso, muy seco. Así está todo en la relación Gobierno y lechería. Pero sobre todo en la representación gremial de la producción falta bastante sensibilidad, orientación en las decisiones y en el logro de acuerdos mínimos internos, para superar diferencias y encontrar alternativas, al menos para poder escuchar, reinterpretar y entender de primera mano lo que pasa en una primavera que será larga y difícil, en un verano que será complicado por cuarto ciclo seguido, y en definitiva en un año histórico en todo sentido.
En serio creen que este gobierno les va a cumplir algo? No se dan cuenta que es puro humo?? Si no,pregúntenle a los que quisieron recibir urea subsidiada!!