Luego de recibirse de ingenieros en la Universidad Tecnológica Nacional de Villa María, en la provincia de Córdoba, tres amigos decidieron apostar por la fabricación de equipos tecnológicos para facilitarles la vida a los tamberos. Guiados en parte por la experiencia de Diego Audano, que también es productor lechero, en 2019 fundaron Magno, una firma que hoy ya abarca a distintos eslabones del proceso productivo.
Uno de sus primeros productos fue el E-Milk, un distribuidor y pasteurizador de leche y sustituto lácteo, que permite asegurar la calidad de lo que ingieren los terneros en las primeras etapas de su desarrollo. A ese equipo se le sumaron otros como un pasteurizador y descongelador de calostro.
Pero fue en la última edición de Todo Láctea, en la localidad santafecina de Esperanza, en donde presentaron su último desarrollo. Se trata del E-Feed, un auténtico robot que permite recuperar la comida que las vacas de los tambos estabulados dejan dispersa por el lote luego de la distribución inicial realizada por el mixer, permitiendo ponerla nuevamente cerca y a disponibilidad.
“Cuando el rodeo comienza a comer, en el proceso la vaca va alejando la comida. Normalmente, por medio de un tractor y alguna goma, eso se empuja nuevamente. Ahora lo que hicimos fue automatizar ese arrimado”, explicó a Bichos de Campo Diego Audano, uno de los fundadores de Magno.
“La maquina tiene un sinfín que va empujando y remezclando, lo que también ayuda a incentivar. La vaca escucha que el equipo se acerca de nuevo y se estimula su consumo”, añadió.
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Hay fabricantes internacionales, las grandes marcas, que ya contaban con robot de este tipo. Pero un aspecto clave para los jóvenes socios de Magno es acompañar estos desarrollos tecnológicos con atención postventa especializada, para evitar cualquier inconveniente con los equipos que entorpezca el proceso productivo. Audano resaltó que esto es esencial sobre todo para los planteos cada vez más grandes e intensificados, donde el costo de frenar la producción puede ser muy alto.
“Hay cada vez menos tambos, con más cantidad de vaca. Es un fenómeno que pasa en muchos países, en la mayoría. El tambo es un negocio de márgenes acotados. Tenés insumos “commoditizados”, tu principal costo es la alimentación; y tenés un producto que no deja de ser un commodity, donde es muy difícil negociar algo. Ahí estás en un brete. Lo que hacés puertas adentro te dice se vas a ser exitoso como productor o si te va a costar más tener un negocio rentable”, analizó el ingeniero.