El arrendamiento agrícola promedio en la provincia de Córdoba para la campaña 2020/21 se estimó en 10,8 quintales de soja por hectárea, lo que significa una caída de 0,3 quintales respecto a la campaña pasada. En medio entre una y otra temporada hubo una fuerte suba de las retenciones sobre el poroto, que primero fue de 26,5% a 30% en diciembre y luego prosiguió hasta el actual 33% en marzo.
A pesar de este fuerte ajuste en el principal tributo que pesa sobre los productores de soja, en dinero los dueños de la tierra no serán los que queden mal parados. “Como consecuencia del mayor precio esperado a cosecha de la soja, el valor de los alquileres en dólares se mantendría prácticamente constante, con un aumento proyectado de 1 dólar por hectárea y estimándose el promedio provincial en 240 dólares”.
Lo afirmó un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba, que todos los años hace un esforzado trabajo mensurando el costo del alquiler en una agricultura que suele hacerse mucho sobre tierras arrendadas. Lamentáblemente este ejercicio no se repite en otras provincias agrícolas.
En principio, entonces, quienes alquilan campos para producir soja en esa provincia parten de tener dos costos fijos de suma importancia, salvo que lo hagan sobre campos propios. El dueño de la tierra se quedaría con estos 240 dólares mencionados en promedio, mientras que el Estado le retendría unos 110 dólares por tonelada de soja (eso sin contar otros impuestos). Si se repitiera el rinde promedio nacional de casi 3 toneladas por hectárea, el decuento por derechos de exportación llegaría a 330 dólares.
Es decir que el productor que arriende un campo en Córdoba debería pagar sus costos de producción, más otros costos fijos, más su propio ingreso para vivir, más el resto de los impuestos con lo que saque por arriba de estos 570 dólares por hectárea.
El informe de la Bolsa de Córdoba estableció que la modalidad de quintales fijos por hectárea alquilada es la más utilizada en las negociaciones.
Pero hay otras formas de pactar arrendamientos. Una es como porcentaje del rendimiento obtenido a cosecha, donde la participación que obtiene cada uno depende del cultivo. Por lo general en soja oscila entre 30% y 40% y en maíz entre 25% y 30%. Son pocos los que realizan este tipo de contrato que es algo más justo para el productor, ya que ocupa solo 10% de la superficie.
Hay también contratos mixtos, donde se parte de un esquema de quintales fijos, pero si el rendimiento supera un valor determinado, la diferencia se hace a porcentaje. Luego también hay siembras asociativas entre las partes, donde se particionan los costos y inquilino aporta insumos y el dueño aporta la tierra.
Finalmente, en las zonas tamberas, principalmente en el departamento San Justo, algunos arrendamientos se pactan en litros de leche. En otros departamentos se aplica la modalidad de kilogramo de novillo por hectárea aunque también en pocos casos.
Los alquileres promedio son más baratos en el norte y el suroeste de la provincia, encontrando el promedio departamental más bajo en Rio Seco, con 7,4 quintales por hectárea. En el otro extremo, los arrendamientos más caros son los de Marcos Juárez con un valor promedio de 16,4 quintales por hectárea.
Antes de sacar conclusiones apresuradas, la Bolsa de Córdoba aclaró que “si bien se está hablando del valor de arrendamientos, aún no están definidos los números finales e incluso en algunas zonas se encuentran atrasadas las renovaciones de alquileres respecto a otros años por la gran incertidumbre que está experimentando este mercado”.