A pesar de las múltiples intervenciones gubernamentales vigentes en el mercado agroindustrial y alimentario, la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, cree que no son suficientes.
Las exportaciones de cereales y carne vacuna son restringidas y cuotificadas, mientras que la de lácteos están sujetas a la venta de un volumen importante de productos en el mercado interno a precios subsidiados por las propias empresas. La mayor parte de las compañías de alimentos, en tanto, están obligadas de facto a participar del programa oficial de precios máximos (“Precios Cuidados”) con una proporción de los bienes que elaboran. Y se instrumentaron diferentes fideicomisos, que no derrochan transparencia, con el supuesto propósito de contener los precios de ciertos alimentos básicos.
“El Indec publica hoy datos sobre el descenso de la pobreza del 37,3% al 36,5% en el primer semestre del 2022. Sin embargo en el mismo período la indigencia aumentó del 8,2% al 8,8%; esto evidencia el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos”, aseguró Fernández de Kirchner esta noche en redes sociales.
“Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no por demanda (sic). Las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad”, afirmó la vicepresidenta.
“El Ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, aseveró.
El Indec publica hoy datos sobre el descenso de la pobreza del 37,3% al 36,5% en el primer semestre del 2022. Sin embargo en el mismo período la indigencia aumentó del 8,2% al 8,8%, esto evidencia el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos.
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 28, 2022
Vale tener en cuenta que el concepto de línea de indigencia procura establecer si los hogares cuentan con ingresos suficientes como para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas.
En la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires la canasta básica alimentaria por adulto en el primer semestre de 2022 fue estimada por el Indec en 13.223 pesos, es decir, con un ingreso superior a esa cifra, por ejemplo de 13.500 pesos, se considera, en términos promedio, que en la urbe más poblada del país una persona ya disponía de ingresos suficientes para dejar de ser indigente.
Un aspecto relevante, determinado por el propio Indec, es que los principales rubros que impulsaron la inflación en agosto pasado –el último dato oficial disponible– no fueron los alimentos, sino la indumentaria, los servicios personales y el equipamiento y mantenimiento del hogar.